AUNQUE NINGÚN RESTO CONSTRUCTIVO de época medieval pervive en la moderna iglesia de Cabezón, de mediados del siglo XIX -y de hecho fue por indicación de su párroco, don José Fernando Arroyo que tuvimos noticia de los vestigios que pasamos a describir-, colocada al oeste de la torre de una anterior de la que mantiene parte de la fachada meridional, en el interior de su muro occidental se empotraron, probablemente en el momento de la reforma, una serie de elementos inequívocamente procedentes de una iglesia románica que se unen así a la pila bautismal. Entre los restos dispersos empotrados en el muro y recogidos con cemento junto a la pila bautismal observamos, junto a cuatro estelas discoideas decoradas con cruces de Malta y griegas: dos tambores de fuste que por su diámetro parecen corresponder a una ventana, tres fragmentos de imposta o dovelas ornados con cinco hileras de grosero ajedrezado, un capitel de columna entrega ornado con un descabezado león de cola erguida cayendo sobre el lomo, un bello capitel entrego de 19 cm de diámetro x 31 cm de alto decorado con carnosas hojas nervadas rematadas en salientes caulículos, otros dos sin duda pareja del anterior y de idénticas dimensiones, respectivamente de cesta labrada por las cuatro caras y ornada con alargadas hojas abiertas en “Y” de puntas avolutadas y de hojas cóncavas con bolas, uno más, fracturado y también vegetal, tres piezas de cornisa con perfil de nacela decorada con bolas, una basa de degenerado perfil ático con lengüetas y dos fragmentos de canecillos ornados con sendos prótomos, uno de bóvido o cérvido y el otro, mutilado, monstruoso y sacando la lengua. Sumamos a estos restos un capitel de columna entrega de mayor porte, con la cesta troncocónica lisa y dos bolas en los ángulos. Se conserva también, encalada y en mediocre estado, una pila bautismal de traza románica, de copa semiesférica (102 cm de diámetro x 53 de altura, sobre tenante poligonal posterior de 26 cm de alto), ornada con un canalillo junto a la embocadura, frente liso y apenas insinuados gallones en la zona inferior. Tanto la pila como el resto de lo conservado manifiesta formas tardías, propias de las últimas décadas del siglo XII o incluso inicios del siguiente. Llama la atención la presencia de un grupo de cuatro capiteles de idénticas dimensiones, al menos dos de ellos labrados por las cuatro caras y otro de columna entrega, lo que hace sospechar perteneciesen bien a una estructura porticada bien a una torre de cuerpo de campanas abierto con vanos geminados.