LA IGLESIA PARROQUIAL es una edificación de cabecera cuadrada, con una sola nave en la que se ha abierto una capilla en el muro del evangelio y con espadaña a los pies. Buena parte del edificio responde a una reconstrucción posmedieval, aunque se conservan restos románicos concentrados en la cabecera, además de una serie de piezas descontextualizadas. La cabecera tiene el testero plano, con unos muros laterales coronados por sencillos canecillos de nacela o chaflán, mientras que en el interior la parte original alcanza sólo hasta la imposta achaflanada de la que partiría una bóveda de cañón, sustituida en siglos modernos por otra de arista. Los muros interiores han sido desprendidos de sus revocos y en cada uno de los laterales se aprecia una pareja de grandes arcos de medio punto, sencillos y con cimacios de nacela sobre pilastras, los más occidentales habilitados luego como arcosolios y uno de los otros horadado para facilitar el paso a la sacristía. El arco triunfal, doblado y apuntado, parte de cimacios a nacela, con la cesta meridional distribuida en dos niveles de hojas de acanto que rematan en la parte superior en volutas, coincidiendo con las aristas; las hojas inferiores vuelven ligeramente sobre sí mismas, el nervio central adquiere un destacado protagonismo y el collarino, del que arrancan, está muy desarrollado. El capitel del evangelio mantiene la decoración vegetal en la que se combinan las hojas de acanto en las aristas con otras que se abren como palmetas detrás de las de acanto, cubriendo desde allí la mitad de la cesta; el ángulo inferior que queda sin cubrir por las mismas, se rellena con hojas de menor tamaño. Los fustes se realizan mediante una sucesión de tambores de diversos tamaños que se apoyan en una basa. Al fondo de la nave, en el muro norte, se abre una puerta que ha sido objeto de múltiples alteraciones, en la que el moderno arco de medio punto rebajado apoya en jambas recorridas por un bocel en la arista, culminadas con sendos capiteles vegetales, de largas hojas nervadas, talladas a bisel y rematadas en rosetas, con cimacios de doble bocel. Sin embargo su filiación la podemos considerar ya como gótica. Volviendo al exterior del templo, cabe destacar la línea de canes de nacela y chaflán que se hallan en el extremo occidental del muro norte de la nave, en contacto con la moderna espadaña y que serían otro de los testimonios de la antigua construcción. En ese mismo muro septentrional se halla empotrado un capitel de buenas dimensiones, donde está esculpido el tema de la elevatio animae. También es románica la pila bautismal, situada en la cabecera. Presenta forma de copa, de 106 cm de diámetro por 79 cm de altura y 11 cm de embocadura, con un vaso hemisférico sobre basa circular. La decoración se ha realizado mediante una arquería que forman trece arcos de medio punto con columnas entorchadas en su parte superior, todo bajo un reborde liso.