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Ruinas.Vista general

Identificador
09146_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro Apóstol

Localidad
Robredo de Zamanzas
Municipio
Valle de Zamanzas
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LAS TRISTES RUINAS DE San Pedro de Robredo se sitúan apartadas unos 200 m al oeste del caserío, casi invadidas por la vegetación. Conserva del antiguo templo románico su pequeña cabecera, levantada en sillería y compuesta de breve tramo recto presbiterial y ábside semicircular acodillado, el primero cubierto con medio cañón y la capilla con bóveda de horno, ambas sobre imposta de listel y chaflán. Les da paso desde la moderna nave, hoy sin cubiertas, un simple arco triunfal de medio punto doblado, sobre machones escalonados cuyas impostas continúan las interiores de la cabecera. Al exterior, conserva el hemiciclo su cornisa de bisel sobre rudos canes de simple nacela y cuarto de bocel, aunque en el presbiterio la cornisa recibe ruda decoración ajedrezada simplemente incisa, sobre canes torpemente decorados con un busto humano y dos destrozados prótomos, uno en el muro meridional y otro en el norte, donde se adosó una hoy también arruinada sacristía. En ésta se conserva un sencillo ejemplar de pila bautismal de copa semiesférica, aunque su talla a trinchante revela una tardía cronología. La nave, que seguirá la traza de la románica, fue totalmente renovada probablemente en el siglo XVI, dándole acceso una sencilla portada de arco de medio punto rodeado por tornapolvos nacelado, protegida por pórtico de madera a un agua. Posterior aun parece la espadaña de sillería con dos troneras y campanil que se alza sobre el hastial occidental, casi oculta por la vegetación. El humilde carácter de lo conservado ni permite precisar ni filiaciones ni cronologías más allá de considerarlo un edificio románico, obra probablemente de la segunda mitad del siglo XII. Tal modestia es compensada por el espectacular paisaje en el que se enclava, aunque al ver deshacerse sus ruinas en él no podamos evitar un cierto rapto de melancolía.