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Representación de San Juan en el Tetramorfos del ábside

Identificador
28157_01_002n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 9' 43.78" , -3º 21' 58.8"
Idioma
Autor
Ignacio Hernández García de la Barrera
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Valdelaguna
Municipio
Valdelaguna
Provincia
Madrid
Comunidad
Madrid
País
España
Descripción
LA PARROQUIAL de Nuestra Señora de la Asunción se asienta en la falda de una loma sobre la que se yergue buena parte del caserío de la población. La precede por el Sur un pequeño atrio delimitado por un murete de mampostería caliza. Es un edificio canónicamente orientado, de planta basilical de una sola nave y cabecera semicircular en el que se han ido efectuando añadidos y reformas, siendo los más importantes los realizados en el siglo XVIII. Al Sur de la nave principal se adosa un espacio a modo de nave lateral comunicado con la central mediante dos arcos apuntados que apean en una columna rematada en tosco capitel decorado con volutas y que carece de basa. Al Norte se adosa otra estrecha estancia a la que da paso un arco apuntado. Tras la última guerra civil se incluyó en los planes de actuación de Regiones Devastadas, acometiéndose profundas obras de restauración de manos del arquitecto Javier Barroso que se extendieron por todo el templo. Los restos más antiguos del edificio se centran en la cabecera. Da paso a ella desde la nave un triunfal de medio punto realizado en 1773, según inscripción en la clave, que al interior conserva los restos del primitivo, apuntado, doblado e irregular como la bóveda a la que precede. Esta fecha también debió de ser la de la remodelación del cuerpo de la iglesia y sus bóvedas que ahora forman cuatro tramos de medio cañón con lunetos. La cabecera se organiza al modo tradicional en las románicas, con dos tramos, recto para el presbiterio, cubierto por un medio cañón apuntado, y curvo para el testero, que cierra una bóveda de horno, ambas sin imposta alguna. Al igual que el resto del edificio, la cabecera ha estado enjalbegada hasta el primer lustro del presente siglo en que en una intervención de limpieza de paramentos surgieron restos de policromía en el cuarto de esfera. Se trata de unas pinturas retardatarias y de factura popular que, siguiendo modelos románicos, representan a Cristo en mandorla bendiciendo con la diestra sangrante y acompañado por las figuras del tetramorfos sobre un fondo que simula un cielo oscuro y estrellado. Por la zona inferior corría una inscripción, hoy casi perdida, de caracteres góticos, probablemente de la segunda mitad del siglo XV, lo que hace pensar, junto a la factura de las pinturas, que se debieron de realizar ya en siglos posteriores a los tradicionalmente admitidos para el románico y no mucho después del ábside, como prueba que no exista vano alguno en él, por lo que entendemos concebida la decoración de forma casi simultanea a la traza del edificio. Completa el programa en el frente inferior una faja de casetones igualmente policromados. Este tipo de representación no es extraña en la Comunidad, es un modelo iconográfico que hizo cierta fortuna como prueba su aparición en otros templos, como las parroquiales de Torremocha, Valdilecha, originalmente en San Mamés y a falta de estudio tras el retablo de Santorcaz. Al exterior surgen, embutidos entre distintos cuerpos posteriores, los vestigios del primitivo templo. En ellos destaca la línea de canes abiselados que sustentan una cornisa de filete y bisel. No quedan restos a la vista de la fábrica, que ha de ser de mampostería reforzada con sillar en los ángulos.