Sant Bartomeu de Baiasca
LLAVORSI
Iglesia de Sant Bartomeu de Baiasca
Las ruinas de esta iglesia se hallan en las afueras de Baiasca, en lo alto de una pequeña colina, a 40 m de un pequeño riachuelo, muy cerca de la borda de Carlos. A ellas se llega tras recorrer 1 km por un sendero que arranca en la parte oriental de la población, y que discurre junto al barranco de Riamba.
No se conservan noticias de época medieval sobre esta capilla. Es citada por primera vez con motivo de la visita pastoral de 1575, en la que se mandaba reparar los desperfectos del templo bajo pena de sesenta sueldos. La última mención de la capilla aparece en el acta de la visita pastoral de 1734, donde se especificaba que “extra muros loci de Bayasca aparece dicta antigua ecclesia sub Invocation Sti Bartolomei apta up in ipsa celebratur”. Se desconoce en qué momento quedó desafectada, pero en la visita de 1758 ya no aparece ninguna referencia de la iglesia, si bien se hace constar que existía una “cofradia o hermandat de Sn. Bartholome”. En 2007 se llevaron a cabo unas obras de consolidación del conjunto que se centraron en zona de la cabecera.
Poco queda de la antigua iglesia de dedicada a san Bartolomé, tan sólo parte de la fachada noreste, del ábside noreste, los cimientos del sureste y pequeños fragmentos del muro noroeste. No obstante, los mismos permiten deducir que se trataba de un edificio que presentaba una planta compuesta por una sola nave rectangular –de 17,3 m de largo por 7,3 m de ancho–, y dos ábsides semicirculares –de 1,2 m de profundidad– orientados al Suroeste, que estaban precedidos por sendos espacios presbiterales. Como queda palpable en el único ábside conservado, éstos se cubrían con sendas bóvedas de cuarto de esfera, mientras que la nave posiblemente contaba con una techumbre de madera. En el paramento absidal exterior se aprecian los restos de algunas de las lesenas que lo dividían en entrepaños, los cuales posiblemente, estaban coronados por frisos de arquillos ciegos. Se abre en su centro una ventana de doble derrame y arco de medio punto que fue reconstruida por completo durante la última intervención. En la fachada noreste, que ha preservado buena parte de su altura original, se sitúa la puerta, formada por un arco de medio punto extradosado por una chambrana de losas que presenta un perfil ultrapasado. En el interior, el acceso se resuelve con un capialzado muy pronunciado con un arco de similares características.
Este edificio es singular tanto por sus proporciones, poco habituales en la arquitectura románica de la zona, como por su peculiar tipo de cabecera de doble ábside asociado a una sola nave, del que existen muy pocos ejemplos, como Sant Andreu de Llimiana (Pallars Jussà), Santa Maria de Espirà d’Aglí (Rosellón) y Sant Andreu de Montboló (Vallespir). Otro hecho poco frecuente es su orientación Noreste-Suroeste, que está condicionada por la orografía del terreno sobre el que se asienta, la cual, además, obligó a construir unos potentes cimientos –una plataforma a modo de torre circular– en la zona sureste de la cabecera.
En el aparejo utilizado se combinan piedras de gran tamaño con sillarejo alargado, todo ello dispuesto de forma bastante regular, aunque con mucho más cuidado y homogeneidad en el frontis noreste.
Se ha datado la construcción de este edificio a finales del siglo xi.
Texto: Azucena Povill Espinós/Juan Antonio Olañeta Molina -Fotos: Azucena Povill Espinós
Bibliografía
Cabestany i Fort, J.-F., Matas i Blanxart, M. T. y Palau i Baduell, J.M., 2008, pp. 106-110; Catalunya Romànica, 1984-1998, xv, pp. 272-273; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1987-1990, I, p. 399.