PRESIDE LA IGLESIA DESDE un altozano el empinado caserío de Hoz, junto al lugar donde antaño, a decir de Huidobro y García Sáinz de Baranda, “había una torre fuerte de mampostería y sillería, con dos puertas ojivales, una alta y otra baja, que hoy es campanario y en el invierno de 1928 se vino a tierra en gran parte”. Nada resta hoy de tal torre y campanario. Se trata de un edificio erigido en el siglo XVI sobre otro románico, del que no aprovecha sino parte del muro septentrional y una hoy cegada portada abierta en el hastial occidental, así como varios fragmentos de imposta o cornisa -con chaflán ornado con taqueado- reutilizados en los machones que soportan el perpiaño y los nervios de las bóvedas de crucería estrellada que cierran los dos tramos de la nave. La remata cabecera cuadrada con bóveda de terceletes y combados, al sur de la cual se abre una amplia capilla de la misma época, fundada por don Pedro Alonso de Valdivielso hacia el último cuarto del siglo XVI. A mediados del siglo XVIII esta capilla fue reparada con los materiales de derribo de la ermita de San Lorenzo. Al exterior, la fachada septentrional, recubierta por el cementerio, muestra el muro de sillarejo parcialmente enfoscado con una hilera de canes que marcan la línea de cornisa románica. Los modillones, muy deteriorados, presentan perfil de nacela y nacelas escalonadas con una bola, de sencilla factura. Este muro fue reaprovechado y recrecido en la construcción tardogótica, al igual que parte del hastial occidental del templo, donde se conserva una portada de arco de medio punto abocelado y chambrana con perfil de nacela, sobre impostas de listel y caveto y jambas de arista abocelada. Labrada a hacha, parece como el resto de lo primitivo obra de principios del siglo XIII. En el baptisterio, al fondo de la nave y junto al muro del evangelio, se conserva una pila bautismal de indefinida cronología, de copa troncocónica (88 cm de diámetro por 48 cm de altura) con un bisel en la embocadura sobre tenante cilíndrico de 54 cm de alto.