SITUAADO EN EL EXTREMO ORIENTAL de la localidad, en la parte más alta de la misma, el templo dedicado a Santo Tomás se abre a una amplia y aseada plaza ubicada a mediodía, desde donde se tienen buenas vistas de la localidad y del cercano embalse de El Atazar, siendo su construcción buena muestra de la economía de medios que ha caracterizado la arquitectura de gran parte de estas tierras. Iglesia de una nave y cabecera rectangular, vio con el paso del tiempo cómo se le iban añadiendo elementos (sacristía, torre, pórtico...) y se le adaptaban las formas al gusto del momento. Su fábrica es de mampostería, si bien se aprecia la presencia de sillares regulares en algunas partes, como la torre o la sacristía, y de ladrillo, en la portada meridional o los aleros. Esta portada es, junto a la pila bautismal, testimonio destacado de su pasado medieval. Abierta en el costado que da a la plaza y protegida por un pequeño pórtico, consta de un vano de medio punto con algo de peralte, formado por tres roscas de ladrillo que apean en jambas escalonadas, no sin antes intermediar entre ellas ladrillo con perfil de nacela, a modo de impostas. Este conjunto se enmarca en un alfiz rectangular y todo él se muestra desnudo del enjalbegado que ha tenido hasta época reciente. Ha llamado la atención de los estudiosos el empleo de ladrillo y la apariencia estética mudéjar de esta portada, así como de las de Manjirón o Montejo; mientras que lo primero quizá pueda explicarse por motivos económicos, lo segundo podría encontrar justificación en el dominio que ejerció el Arzobispado toledano en algunas de estas localidades, curiosamente donde se conservan estas portadas, aunque hay que recordar que las verdaderas causas se escapan y las hipótesis no dejan de ser aventuradas. En su interior, más concretamente en el cuerpo bajo de la torre, está ubicada la pila bautismal; granítica, de buen tamaño y tosco aspecto, parece seguir un conocido modelo, si bien con las limitaciones impuestas por el material. En una sola pieza se tallaron el tenante -que hoy se presenta semioculto por el solado- y la copa de llamativo perfil recto rematado en una alta embocadura (17 cm), todo ello carente de cualquier tipo de ornamentación. Cuenta con unas medidas exteriores de 110 x 47 cm. Abad Castro, que renuncia a incluir este elemento en un catálogo de construcciones mudéjares, se inclina por retrasar la construcción de esta fábrica hasta finales del siglo XIII e incluso primera mitad del siglo XIV.