ESTAMOS ANTE UN EDIFICIO de fundación románica y nave única pero que resultó muy transformado a inicios del siglo XVI, cuando se trazó una cabecera poligonal de gran empaque que supera ostensiblemente la altura de la nave, se cubre con una bóveda nervada que hacia oriente apoya sobre curiosas pechinas, hacia el exterior fue reforzada mediante gruesos contrafuertes angulares (en el exterior meridional aún se atisba un haz de columnas coronadas por cestas vegetales). En la caja de muros -sobre todo por el costado septentrional- parece haber sido reaprovechada sillería de la vieja iglesia. A los pies se alza la torre-campanario de base medieval reforzada por los mismos contrafuertes cuadrangulares que en la sacristía meridional y cuyo nivel superior resulta obra posterior, quizá del siglo XVIII. Hacia el sureste se adosó una sacristía advocada a San Miguel (en este templo estuvo instalado un pequeño retablo de ánimas de inicios del siglo XVI hasta su traslado a la ermita del centro de la localidad que hace las veces de templo parroquial para el común de los oficios) que presenta un curioso vano en forma de óculo rasgado. El cementerio queda instalado hacia el mismo lado meridional y aún conserva una estela discoidal de cronología medieval, muy similar a las del acceso hasta la parroquial de Terradillos y el interior de la ermita de Santibáñez. Se ha conservado otra estela en la empinada escalinata de acceso que arranca de las últimas casas de la localidad. La portada se alza junto a la fachada meridional, avanzada sobre el muro, presenta seis arquivoltas de medio punto ornadas con círculos entrecruzados, bocel con doble listel, bolas y perfil nacelado que apoyan sobre una imposta (con taqueado en el lado derecho y carnoso roleo de hojas tripétalas en el izquierdo) y capiteles figurados en correspondencia con semicolumnas que descansan sobre modernas basas cúbicas. En las cestas del lado derecho se tallaron un felino frente a roleos y un aspa en el interior de una suerte de motivo heráldico, el capitel aledaño presenta tres máscaras, una gastrocefálica, devorada por un aparatoso felino, y otra con luenga barba doble rizada. Las cestas del lado izquierdo se decoran con un águila de alas explayadas flanqueada por una pareja de hirsutas máscaras y una composición de palmetas entre entrelazos copiada de la imposta inmediata. Por encima de las arquivoltas sobresale una erosionada chambrana ornada con pencas y sobre el tejaroz -carente de alero- asoma un contrafuerte con restos de imposta nacelada que parece datar de la reforma del siglo XVI. A la derecha de la misma portada apreciamos un tímpano románico empotrado en cuyo arranque izquierdo destacan restos de una chambrana decorada con círculos entrelazados, muy similar al motivo que ostenta una de las arquivoltas de la portada. En su interior se talló lo que parece ser la imagen de Sansón y el león, aunque muy erosionado, el personaje bíblico agarra -sorprendentemente de forma nada hostil- las pezuñas del felino cuya cola surge enroscada bajo el lomo. Para Cana, el tímpano pudo encajar entre las arquivoltas de la superviviente portada meridional, efigiando una alegoría del león conquistador, prefigura cristológica que perdonaba a cuantos se postraban. La aparición de semejante formato escultórico, excepcional en tierras meridionales burgalesas, lo convierte en una pieza de singular rareza. El interior del templo presenta tres tramos cubiertos con crucerías góticas que sin embargo han conservado capiteles-ménsula obrados en pleno siglo XII sobre los que apoyan los correspondientes fajones. Son piezas de sumaria tosquedad y muy deterioradas, provistas de impostas lisas (una de ellas con bolas) y cestas labradas con motivos de acantos y volutas. Cuatro de las mismas presentan escenas figuradas: una máscara flanqueada por jinetes cuyas monturas parecen portar halcones a la grupa, Daniel en el pozo de los leones, un esquemático personaje flanqueado por parejas de rapaces, aves y una especie de centauro. En las ménsulas figuran personajes antropomórficos u hojas lobuladas que recuerdan las del roble. Los capiteles más occidentales, junto al coro alto, apoyan sobre semicolumnas angulares y revelan manos de canteros aún más populares (sobre el del lado del evangelio donde se atisba una máscara). En la capilla de San Miguel del lado de la epístola se conserva una pila bautismal de cronología románica, de 97 cm de diámetro por 70 cm de altura. La copa semiesférica aparece decorada con toscas figuras sacerdotales, entre las que se distinguen el portador de un libro, un obispo tocado con mitra y báculo y una cruz latina, dispuestas siempre bajo arquillos de medio punto.