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Pila bautismal

Identificador
40162_01_105
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 4' 29.87" , -3º 47' 53"
Idioma
Autor
Carlos Álvarez Marcos
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Aldealengua de Pedraza
Municipio
Aldealengua de Pedraza
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ESTE MAGNÍFICO TEMPLO, conocido como la “Catedral de la Sierra” por sus dimensiones y por su privilegiado emplazamiento, se encuentra en un paraje aislado conocido como “Las Pasturas” siendo el acceso más sencillo y menos peligroso para llegar allí seguir la carretera nacional 110 en dirección a Soria y desviarse a la altura de Gallegos, atravesar esta localidad y Martincano, barrio de Aldealengua de Pedraza. Unos 300 m más allá en dirección a Ceguilla un pequeño camino asfaltado nos desvía hacia la derecha y nos conduce, entre campos para el pasto del ganado, directamente hasta la iglesia. El alejamiento de los núcleos de población cercanos junto con la construcción de pequeñas capillas en estos barrios hicieron que progresivamente se fuese abandonando la iglesia hasta llegar a ser declarada ruinosa y cerrada al culto en 1970 como recoge Juan Manuel Santamaría. Posteriormente, la declaración como Bien de Interés Cultural en 1983 provocó un progresivo interés por la recuperación del templo que culminó con sucesivas restauraciones, la más importante en 1987, que hicieron posible la conservación en un estado aceptable del edificio hasta nuestros días. La iglesia consta de tres naves y tres ábsides, siendo el más meridional de planta recta al exterior posibilitando así la construcción de la torre sobre él, completando la estructura general del edificio un portal adosado a la iglesia por su costado meridional. Sin embargo, pensamos que este no era el aspecto de la fábrica original románica sino que el edificio primitivo era mucho más modesto, con solamente una nave, un ábside y con un pórtico adosado en los laterales sur y oeste. En un corto espacio de tiempo, todavía en estilo románico, la iglesia se amplió a tres naves con sus correspondientes ábsides, que se comunican entre si a través de grandes arcos de medio punto recogidos por columnas adosadas al pilar y se aprovechó el espació que ocupaba el pórtico como nave sur de la iglesia, trasladándose la portada original del templo hasta su ubicación actual, también en el muro de la nave sur. Posteriormente se han producido obras en el edificio de diversa consideración como el adosamiento de un nuevo portal (hacia 1678), la reconstrucción de los dos últimos pisos de la torre (en 1875), la remodelación de los muros norte y oeste de la iglesia, o la igualación de cumbreras, elevando la altura de las naves laterales para poder cubrir las tres naves con un único tejado a dos aguas. El material constructivo empleado fundamentalmente es una ruda mampostería visible sólo en algunos puntos ya que la mayor parte de los muros del edificio se ocultan bajo una capa de enfoscado. La utilización de la sillería se reserva, exteriormente, para las cornisas y canecillos de los ábsides y en la sencilla decoración de las ventanas. El ábside principal estaba animado por tres ventanas de las cuáles sólo se conservan dos, las ubicadas en la parte central y en el lateral más septentrional; ambas siguen un esquema idéntico: de tipo saetera abocinadas hacia el interior y con forma de arco de medio punto con el intradós decorado por un delgado bocel y recogido por columnitas de basas áticas, una de ellas con bolas en esquinas, fustes lisos y cestas también lisas sin ningún tipo de ornamentación. La ventana está protegida por una amplia chambrana decorada con bolas y un ancho listel, ornamentación que se repite en la ventana central del ábside de la iglesia de San Pedro en Pedraza. En el lateral sur encontramos embutidos en el muro algunos sillares pertenecientes seguramente a otra ventana románica pero a finales del siglo XVII se sustituyó por una ventana más grande de formato cuadrangular que lleva una inscripción en la que se fecha una reforma en el templo en 1698 citándose también a los alcaldes del momento Manuel Velasco y Andrés Rincón. Los canecillos que sustentan la cornisa carecen de figuración y se despachan la mayoría con molduras de perfil de nacela o doble nacela aunque también hay alguno de proa de barco. El ábside norte de menor altura sigue un esquema muy similar siendo completamente liso y únicamente adornado su muro por una pequeña ventana ubicada en la parte central de tipo saetera y adornada con un arco de medio punto con el intradós baquetonado sostenido por pequeña columnas coronadas por capiteles con decoración vegetal de pequeñas hojas puntiagudas de talla muy esquemática, en uno de los cuáles las puntas de las hojas se doblan formando pequeños cogollos. Una chambrana de perfil achaflanado protege la ventana mientras que los canecillos, al igual que ocurre en el ábside principal, no presentan motivos figurados sino perfiles de nacela o proa de barco. La descripción de la cabecera debe completarse con el tercer ábside de formato recto al exterior iluminado tan sólo por un pequeño óculo en la parte central y sobre el cuál se construye la torre campanario de la iglesia dividida en tres cuerpos, el primero de ellos todavía románico mientras que los otros dos fueron reformados en 1875 como reza una inscripción “Reedificose esta torre desde la primera imposta en el año 1875 siendo cura parroco don Antonio Pereira”. En el último cuerpo se ubican las troneras que albergan las campanas, abriéndose un vano con forma de arco de medio punto en cada lateral. La existencia de un ábside solo visible interiormente y sobre el que se construye la torre de la iglesia es una constante repetida en varias iglesias de la Tierra de Pedraza (Nuestra Señora de las Vegas en Requijada, Valleruela de Pedraza, la iglesia del barrio de El Arenal en Orejana, San Juan en Pedraza) pero también en otras iglesias de la provincia como San Justo de Sepúlveda o San Andrés de Segovia por citar sólo algunos ejemplos. La puerta de entrada a dicha torre se encuentra en el interior de la iglesia, concretamente en el ábside sur, rompiendo uno de los muros del presbiterio, situándose la escalera entre el ábside principal y la torre. Sin embargo creemos que, aunque está escalera se construyo con anterioridad a 1706 ya que en esa fecha se tienen documentados algunos arreglos en la misma, en origen la torre carecía de una entrada interna y el único modo de acceder al primer piso de la torre sería a través de una escalera portátil de madera ubicada eso sí en el mismo espacio que al actual entre el ábside central y el sur; esto mismo ocurriría por ejemplo en la iglesia de Nuestra Señora de las Vegas en Requijada pero también en El Arenal de Orejana dónde todavía se conserva un acceso parecido sustituyendo la probable escala de madera de antaño por una de metal más resistente. El obligado acceso exterior a la torre no hace sino reforzar la teoría de utilización de esta torre como elemento defensivo formando junto con el cercano Torregil de Gallegos una línea de control de la cara norte de la sierra segoviana y del puerto de Navafría. Una larga estancia rectangular se encuentra adosado a lo largo de toda la nave sur a modo de portal, obra realizada en 1678 como consta en los Libros de Fábrica del edificio. Protege la entrada principal del templo y los restos del primitivo pórtico. La entrada principal se encuentra ubicada en la parte media de la nave sur aunque creemos que fue trasladada y remontada en este lugar en el momento de la ampliación de la iglesia y que originalmente se encontraba en el muro meridional de la primitiva iglesia de una nave. Realizada enteramente en sillería y ligeramente adelantada respecto al muro de la nave, la conforman un arco, con forma de medio punto, y dos arquivoltas: la primera decorada con un grueso bocel y la más exterior con las dovelas lisas, sin decoración. El arco de ingreso y la arquivolta exterior son recogidas por jambas prismáticas, apeando la arquivolta interior en columnas sobre plintos cuadrangulares, basas áticas con un desarrollado toro inferior, fustes monolíticos lisos y capiteles en los que se tallan en la cesta de la izquierda pequeñas hojas planas dispuestas en dos filas, partidas a su vez por un grueso nervio central y con la punta enrollada en forma de espiral, mientras que la cesta de la derecha aparece una figura cobijada bajo un arco de medio punto que parece moverse adelantando y flexionando una de las piernas. Lamentablemente el grado de deterioro del capitel hace imposible distinguir nada más preciso, aunque Santamaría López apunta que puede tratarse de la lucha de un hombre contra un león. En la otra cara de la cesta, aún más desgastada que la anterior, parece tallarse dos figuras humanas enfrentadas siendo para el estudioso Santamaría López la representación una pelea entre dos hombres. Recorre toda la portada una imposta a la altura del cimacio con perfil de chaflán adornado únicamente por una fila de pequeñas puntas de clavo y una chambrana abilletada protege la entrada. A un lado y otro de esta portada encontramos los restos del primitivo pórtico, cinco vanos a la izquierda de la puerta principal y uno más a la derecha, tan sólo parcialmente descubiertos en los que todavía es posible observar algunos restos de policromía, de cronología indeterminada, de tono blanquecino y en el que se imita con color rojo el despiece de sillares. Creemos que, al igual que ocurre en la iglesias de Perorrubio o en San Juan de Orejana, es probable que el pórtico se desarrollase no sólo por el lateral más meridional del edificio primitivo sino que, formando un codo en la esquina suroccidental se extendiese también por el lado oeste del edificio. En el interior de la iglesia nos encontramos ante un amplio espacio con la nave central el doble de ancho que las laterales, con cubierta de madera para la nave, falsas bóvedas de arista en la nave norte (realizadas en 1756) y nave sur cubierta con bóvedas barrocas adornadas con yeserías, separadas entre sí por dos tramos de grandes arcos de medio punto doblados construidos con sillería y recogidos por columnas adosadas a su vez a pilares rectangulares de gran tamaño. Los capiteles que coronan las columnas se caracterizan por su decoración extremadamente sencilla sin figuración con talla de grandes hojas esquemáticas o bien cestas simplemente lisas. El acceso a la capilla mayor se realiza a través de un gran arco de medio punto doblado que apea en columnas acodilladas adosadas al muro con capiteles sin decoración, siendo el de la rosca externa de menor tamaño, y cimacios con perfil de chaflán convirtiéndose en imposta que se desarrolla por toda la cabecera. Este ábside principal está cubierto por una bóveda de cañón para el tramo presbiterial y una bóveda de horno en el ábside, parcialmente oculto por un pequeño retablo que tapa la ventana central. Al igual que ocurre en las iglesias de Tenzuela o Santo Domingo de Pirón, los muros del presbiterio llevan una doble arquería ciega conformada por arcos de medio punto con el intradós baquetonado recogidos por pequeñas columnistas de fustes lisos y monolíticos coronadas por cestas totalmente planas sin ornamentación. Los cimacios muy sencillos también con perfil de chaflán y una gruesa pieza a modo de listel, ornamentada únicamente en el caso del cimacio central por una hilera de pequeñas puntas de clavo. Los ábsides laterales, fruto como ya hemos apuntado de una ampliación de la iglesia realizada todavía en época románica, presentan un esquema muy similar; el ábside norte se comunica con su correspondiente nave a través de un arco de medio punto doblado en el que la rosca interna apea en semicolumnas con basas áticas sobre un estrecho plinto y con capiteles de grueso collarino y temática vegetal decorados con grandes hojas dentadas que envuelven pequeños cogollos en las esquinas. La rosca exterior, oculta en parte por la falsa bóveda que cubre el primer tramo de la nave, descansa sobre columnillas acodilladas de fustes más estrechos y capiteles más pequeños lisos en los que únicamente se talla un pequeño caulículo. La decoración de estos arcos se completa con gruesas piezas actuando como cimacios de perfil de doble caveto. En el interior del ábside norte, el tramo presbiterial se cubre con bóveda de cañón y el ábside con bóveda de horno, y se ilumina gracias a una pequeña ventana ubicada en la parte central del hemiciclo con forma de arco de medio punto con el intradós baquetonado y pequeñas columnitas con capiteles de igual factura a los de el arco de ingreso a la capilla. En cada uno de los muros del presbiterio se encuentra un arco de medio punto ciego que apoya en jambas prismáticas con cimacios de doble nacela; sobre el arco y recorriendo toda la portada encontramos una imposta de perfil achaflanado. Por otro lado, el ábside sur tiene un ingreso muy similar a través de un arco de medio punto también doblado y apeando en columnas adosadas a la jamba para la rosca interna y en delgadas columnitas acodilladas de menor grosor para la rosca exterior. Tan sólo varía la decoración de los capiteles siendo los del ábside sur todavía más esquemáticos teniendo tan sólo ligeramente perfiladas dos grandes hojas puntiagudas en cada cesta. El interior sigue el mismo esquema de abovedamiento (bóveda de cañón en el presbiterio y de horno en el ábside) e igualmente aparecen un gran arco ciego en cada lado del presbiterio, aunque aquí el arco situado en el lado norte ha sido roto para ubicar en él la entrada a la escalera de la torre. Al igual que el probable carácter defensivo que pudo tener la torre de la iglesia, el hecho de que este ábside originalmente no tuviese comunicación con el campanario que se encuentra sobre él, refuerza la hipótesis de la utilización de este espacio absidal como un recinto de carácter privado con cierta independencia respecto a la iglesia y que quizá pudo utilizarse como capilla funeraria de uso particular. La iglesia se completa con un pequeño coro a los pies de la nave central al cual se accede por una escalera de madera ubicada en la nave sur y un recinto habilitado como baptisterio ubicado en el ángulo noroccidental de la nave septentrional. La pila bautismal que se conserva es también de estilo románico con unas dimensiones de 124 cm de diámetro y 108 cm de altura. El pie, de unos 47 cm de alto, tiene tallado una decoración vegetal a base de pequeñas hojas trabajadas con la técnica del trépano y sobre ellas un grueso sogueado en la unión con la copa, ésta última de forma semiesférica en la que se tallan doce gallones y pequeñas cabecitas humanas intercalándose entre ellos. En las cabezas se representan rostros masculinos, tanto de frente como de perfil, la mayoría de pelo largo y muchas de ellos también con bigote y barba. La embocadura lleva en su parte externa un delgado bocel mientras que interiormente un fino sogueado recorre toda la circunferencia. La pila bautismal de Aldealengua de Pedraza tiene su paralelismo más cercano en las pilas bautismales de Requijada o Puebla de Pedraza pero también encontramos una decoración parecida en pilas de otras iglesias de la provincia segoviana como Castroserna de Arriba, Cuevas de Provanco, La Cuesta o Castroserracín e incluso en la provincia de Burgos en iglesias como Fuentelisendo, Hontangas, Moradillo de Roa o Torregalindo. Establecer una cronología precisa para este edificio se antoja complicado debido fundamentalmente a la escasez documental a este respecto aunque, como nota predominante de gran parte de la arquitectura románica rural segoviana, nos inclinamos a retrasar la erección del primitivo templo de una sola nave hasta mediados del siglo XII, produciéndose la ampliación a tres naves y definitiva distribución espacial de esta iglesia hacia principios del siglo XIII.