Identificador
24388_01_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 24' 2.10'' , -6º 37' 48.14''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Llamas de Cabrera
Municipio
Benuza
Provincia
León
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
EL EDIFICIO PRESENTA UN ASPECTO bastante pobre, construido íntegramente en mampostería de pizarra, con presencia ocasional de sillares en esquinas y vanos. En un intento de dignificar exteriormente los muros, debieron éstos revocarse y blanquearse, aunque hoy han perdido gran parte del enlucido, mostrando un aspecto muy similar al del caserío. Consta de una sola nave, con cabecera cuadrada y sendos cuerpos, también cuadrados, adosados al norte y sur respectivamente, conformando en conjunto una planta en forma de cruz latina, a la que se ha añadido, en el ángulo sureste, la sacristía. A los pies se levanta la espadaña y en el muro sur se abre la portada, precedida de un pórtico de cuatro arcos -tres paralelos a la portada y uno transversal-, que hace también la función de cementerio actual, con sencillas tumbas que dan a este espacio un ambiente auténticamente medieval. En el interior, totalmente revocado y con cubiertas de madera, tanto la capilla mayor como las laterales se separan de la nave mediante respectivos arcos de medio punto con impostas planas, más estrecho y alto el de la cabecera que los otros dos. Esta cabecera, de testero plano, en origen tuvo cubierta a dos aguas, aunque posteriormente fue recrecida -siguiendo siempre en los muros el mismo aparejo de mampostería-, colocándose un nuevo tejado a tres aguas, coincidiendo el alero actual, de simples lajas de pizarra, con la primitiva cota de cumbrera. Precisamente en el testero, donde se encontraba el antiguo ángulo de cumbre, aparece un canecillo decorado con bola, trabajado con suma tosquedad pero de filiación inequívocamente románica. Bajo él se dispone una saetera, cegada, adintelada y sin decoración alguna, hecha en mampuesto. De la caja de muros destaca la portada, revocada y cubierta por espesas capas de cal. Avanza sobre el muro meridional y en origen debió tener tejaroz, hoy totalmente perdido. Forman el arco tres arquivoltas de medio punto, de arista viva, que descansan sobre pilastras, con imposta plana dispuesta a lo largo de todo el cuerpo avanzado. Por lo espeso del revoco no sabemos si puede ocultar alguna decoración -aunque no lo parece- ni en qué material se ejecutó. La espadaña, que se levanta a los pies, tiene acceso a través de una escalera exterior situada en el norte. Completamente hecha en mampuesto, se articula en cuatro cuerpos. El inferior corresponde prácticamente a la totalidad del hastial de la nave, con una puerta de medio punto cegada. Una imposta plana le separa del segundo cuerpo y sobre ella se dispone una ventanita cuadrada, mientras que el tercero, ligeramente más estrecho, también parte de otra imposta plana y alberga dos ventanales en arco de medio punto para las campanas. A la altura de los salmeres exteriores de dichos arcos parte otra imposta del mismo tipo ya citado, que sirve para dar paso al último cuerpo, formado por agudo piñón en cuyo centro se dispone otro hueco de campanas, mucho más pequeño que los inferiores pero igualmente en arco de medio punto. No resulta fácil hacer precisiones estilísticas y cronológicas en este edificio. El tipo de material empleado, la ausencia de elementos decorativos y su marcado carácter rural pudieran arrastrarnos a la frecuente y enviciada interpretación que identifica tosquedad con cronología románica. El canecillo que se conserva en la cabecera, así como la portada son elementos que no parecen revestir dudas acerca de su filiación a aquel estilo. Es tentador pensar que la caja de muros pudiera corresponder también a ese período medieval y que hacia el siglo XVII se añadieran las capillas laterales -y ya en el XVIII o incluso en el XIX la sacristía-, pero la total ausencia de elementos claros como los canes para sostener el alero y la unidad estilística que presentan los arcos del interior, nos inducen a pensar en una gran modificación que afectó a la inmensa mayoría del edificio -tal vez en el XVII- salvándose la portada y probablemente parte de la cabecera, que sería entonces sobreelevada. El muro sur presenta además un cambio de direcciones: por un lado está la puerta, con el paño oriental contiguo y, por otro, el paño occidental, donde se aprecia claramente un giro -que parece coincidir con el resto de la nave- y una grieta de arriba abajo. Este indicio nos lleva a pensar que del antiguo edificio románico sólo sobrevivió, al menos en lo que a la caja de la nave se refiere, la portada -a la que seguramente hasta se le modificaría la imposta para unificarla con el nuevo modelo- y un sector de paramento contiguo por su derecha. En cuanto a la espadaña, su tipología pudiera ser igualmente románica pero no debemos olvidar la dilatada perduración de ese modelo, sin apenas variación a lo largo de los siglos, aunque en piezas de sillería sí pueden establecerse algunas pautas evolutivas, lo que aquí no ocurre. Recapitulando y dentro de la complejidad que presenta el edificio, creemos que de la fábrica románica sobrevive la portada y un sector del muro meridional de la nave. Con muchas posibilidades es posible que también una parte de la cabecera, donde se halla un canecillo. El resto, incluyendo la espadaña, nos inclinamos por pensar que fue levantado en el siglo XVII, finalizándose el resto -pórtico y sacristía- en tiempos posteriores. En todo caso los restos románicos se encuadran dentro de una cronología sumamente tardía, que, a partir del tipo de portada, habría que llevar ya hasta el siglo XIII, en todo caso posterior a aquella iglesia que se consagró en 1119. Por otro lado parece sugerente la idea de que en lugares tan marginales como Llamas de Cabrera se siguiera construyendo en plena época gótica según los dictados de una ya anticuada norma románica; más aún, algunas características parece que llegan a traspasar incluso el ámbito cronológico medieval, adquiriendo los edificios tal aire arcaizante que es el origen de muchos erro res de catalogación.