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Imagen de San Juan Bautista

Identificador
40550_02_076
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 25' 28.71'' , -3º 36' 21.02''
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Cedillo de la Torre
Municipio
Cedillo de la Torre
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ES LA IGLESIA de Cedillo de la Torre edificio notable y complejo, resultado de sucesivas campañas constructivas, de las cuales las dos primeras corresponden al estilo que nos ocupa. Hoy se presenta como templo de planta basilical, de nave única a la que se abrieron sendas capillas laterales barrocas, portada románica en su muro meridional y profunda cabecera de testero plano, cubierta con bóveda de cañón dividida en tres tramos por fajones que, como las pilastras en las que apean, aparecen recubiertos por yeserías del siglo XVIII. Al norte de la capilla mayor se alza la imponente torre que completó el topónimo del lugar, obra de un románico tardío cuya monumentalidad la sitúa entre las estructuras de este tipo más sobresalientes de la provincia, junto a la de San Esteban de la capital y las de Sepúlveda. Completa el conjunto una sacristía de planta cuadrada al sur de la cabecera y un atrio cerrado -con acceso por notable portada datada epigráficamente en 1736-, alineado con la capilla y la troje, recubriendo por completo la fachada meridional. En ella se encuentra, probablemente remontada, la portada románica, compuesta de arco de medio punto rodeado por dos arquivoltas, la interior moldurada con un grueso bocel y la otra con amplia nacela, sobre imposta de listel y nacela y jambas escalonadas. Desde el atrio se accede a otra estancia que se adosa al ángulo sudoccidental de la nave primitiva y recubre completamente el hastial occidental, donde observamos la combinación de mampostería con sillares labrados a hacha en los esquinales. Recientemente reformado, éste ámbito acoge un interesante museo etnográfico, en el que tienen cabida algunos vestigios arqueológicos del entorno, desde cerámicas celtibéricas y romanas hasta piezas recuperadas de la primitiva iglesia. Aunque la iglesia románica sufrió profundas transformaciones, resta de ella el fondo de la nave y su propia traza, con la portada meridional y probablemente parte del muro septentrional de la cabecera, aunque ésta parece ampliada y rehecha en época posterior, reutilizando en su mampostería algunas piezas tardorrománicas. Y de esta época final del románico, que en tierras segovianas alcanza holgadamente la segunda mitad del siglo XIII debe datar la espléndida torre de Cedillo, adosada al norte de la primitiva cabecera. Levantada íntegramente en buena sillería, consta de un piso bajo sobre el que se alzan otros cuatro, todos con parejas de arcos por frente y separados por impostas de bocel y listel. El piso inferior es sin duda el más interesante, y a él se accede desde el segundo tramo de la cabecera mediante un vano de arco de medio punto abocelado abierto en el espesor del primitivo muro norte del ábside románico, que era de unos 70 cm. A éste se adosó el extraordinariamente potente muro de la torre, que alcanza los 170 cm de grosor, a los que hay que sumar 21 cm de relleno en el encuentro de ambas estructuras, dándonos como resultado un pasadizo de más de dos metros y medio de largo. Al interior del piso bajo, el pasaje adquiere forma de arco notablemente apuntado, sin molduraciones ni impostas. En su planta aproximadamente cuadrada destaca la presencia de una capilla absidada hacia el este, que extradosa su hemiciclo y en cuyo eje se abre una saetera con derrame al interior. El muro curvo de esta capilla, de 70 cm de grosor, integra perfectamente su sillería con la del cuerpo de la torre, delatando su contemporaneidad. Si al interior se cubre con cañón y horno sin solución de continuidad, pues no hay cesura entre la parte recta y la curva, sobre imposta del mismo perfil que las que separan los pisos altos, al exterior adopta una curiosa solución cónica a base de lajas, resueltos los inconvenientes gracias a un notable trabajo de cantería. El cuerpo de la torre se cubre con bóveda de cañón, a la que al oeste se une un arco de altura algo más baja y que apoya sobre el cuerpo cúbico que acoge la escalera de caracol que da servicio al piso superior, según solución que, con variantes, vemos en la torre de San Esteban de Segovia. Posteriormente, aunque con probabilidad aún en época medieval, se dotó a la torre de un acceso desde el exterior, a través de un reformado e irregular arco abierto en el muro occidental, que hoy da paso al angosto espacio comprendido entre la estructura y la capilla de la Virgen del Rosario. Los pisos superiores contaban con forjados de madera -hoy hormigonados- y escaleras del mismo material, abriéndose en cada paño una pareja de arcos doblados de medio punto, sin impostas ni ornato alguno, habiendo sido posteriormente cegados los del piso inferior y los de las caras oeste y norte del segundo. En la barroca capilla meridional, dedicada al Cristo del Crucero, presidida por un retablo de 1734 y en el momento de redactar estas líneas (noviembre de 2005) en curso de restauración las pinturas de la cúpula con yeserías que la cubre, se conserva un hermoso ejemplar de pila bautismal, de traza románica y labrada a trinchante. Muestra copa semiesférica de 131 cm de diámetro por 53 cm de altura, ornándose con bocel en la embocadura y grandes gallones en el frente, entre los que se disponen bolas en la zona alta. Se alza sobre tenante troncocónico rematado con bocel (24 cm de altura) y basamento de dos escalones igualmente abocelados. En la mampostería de esta capilla, al exterior, se observan numerosas piezas labradas procedentes de una portada, dovelas decoradas con a modo de puntas de clavo, en realidad hojitas de ocho pétalos de forma apiramidada. También en el muro meridional del museo se reutilizó parte del alero primitivo, de cornisa abiselada sobre rudos canes de nacela, nacelas escalonadas y un prótomo de bóvido. La capilla frontera a la anterior, dedicada a la Virgen del Rosario y datada en 1693, conserva en su retablo una imagen gótica de San Juan Bautista, procedente de la arruinada ermita emplazada en las inmediaciones del pueblo. De 94 cm de altura por 27 cm de ancho y unos 21 cm de profundidad, muestra al Precursor ataviado con la piel de camello sobre la túnica y sosteniendo el cordero en su brazo izquierdo, mientras realiza un gesto de bendición con la diestra. La rigidez de la figura y simetría de los plegados, que rompen arbitrariamente sobre los pies desnudos, dan un aire arcaico a la imagen, que no debe ser anterior a mediados del siglo XIII. En el Museo instalado en la antigua troje se conservan dos capiteles románicos del antiguo edificio. Uno de ellos, realizado en caliza blanquecina de mediana calidad, está labrado por tres caras y muestra sencilla decoración vegetal de hojas lanceoladas con bolas en las puntas. Junto a él hay un fragmento de cimacio o imposta ornado con tallo entrelazado y una palmeta en el ángulo. En la escalera de acceso a la planta alta, sobre un ara romana, se dispone un rudo capitel labrado por sus cuatro caras, con hojas lanceoladas apenas esbozadas. Aunque las reformas postmedievales impiden una clara lectura, da la sensación que la imponente torre es el resultado de un añadido tardorrománico, ya del siglo XIII, a la iglesia primitiva, aunque probablemente sin que mediase un lapso de tiempo dilatado, pues por sus menguados vestigios debemos datar ésta en las postrimerías de la duodécima centuria.