Pasar al contenido principal
x

Fachada oeste de Sant Vicenç de Planoles

Identificador
17134_07_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.316083, 2.104403
Idioma
Autor
Margarida Muñoz Milán
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Vicenç de Planoles

Localidad
Planoles
Municipio
Planoles
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Vicenç de Planoles

Descripción

PLANOLES

 

Planoles, Planès y otros seis núcleos de población componen el actual municipio de Planoles (del latín Planetioles, “pequeñas planas”), el de menor extensión de todo el valle de Ribes, situada en el extremo noroeste de la comarca del Ripollès. El acceso a Planoles por carretera es sencillo: la N-152 une Planoles con la capital de la comarca, Ripoll, emplazada a unos 21 km al sur.

 

Planezolas, Planarzes o Planedoles son algunas de las variantes con las que la documentación medieval se refiere a los territorios que entonces formaban la villa de Planoles. Se trata, en términos generales, de donaciones de alodios u otros bienes realizados por particulares a diversas instituciones eclesiásticas. El primero y quizás más conocido de estos documentos, por tratarse del texto que incluye la primera mención del lugar, es el testamento que en el 938 realizó Ausesza, monja del monasterio de Sant Joan de les Abadesses, a favor del cual deja un alodio situado en Planoles. A partir de este momento, y especialmente durante el siglo xi, se suceden las donaciones y compras de alodios en Planoles, convirtiéndose en propietarios de algunos de estos los monasterios de Santa Maria de Ripoll o Santa Maria Panissars.  En el siglo xii, la pertenencia de los territorios que hoy forman el municipio quedó dividida entre los señores del castillo de Mataplana y el rey, al que correspondían las zonas más pobladas.

 

El patrimonio cultural de Planoles lo constituyen, principalmente, las iglesias románicas de Sant Vicenç de Planoles y Sant Marcel de Planès. Cabe destacar también el yacimiento arqueológico conocido como Convent dels Monjos (convento de los monjes), definido como un poblado medieval que, según los datos de la última excavación realizada en 2008, estaría fechado entre los siglos xi y xii.

 

 

Iglesia de Sant Vicenç

 

La iglesia de Sant Vicenç se encuentra en el centro del pueblo de Planoles. Aparece citada en muy escasas ocasiones en las fuentes medievales, y si bien los documentos conservados permiten trazar –no sin vacilaciones– las coordenadas básicas para contextualizar su construcción, no permiten definir con concreción la trayectoria de esta iglesia durante los siglos medievales.

 

La parroquia de Planoles no aparece mencionada en la problemática acta de consagración de la catedral de Santa Maria de la Seu d’Urgell –fechada, según el actual estado de la cuestión, a finales de siglo ix o a comienzos del xi–, en la que se enumeran los territorios que, en lo eclesiástico, restaban supeditados al obispado de Urgell. Sin embargo, en los inventarios de censos y derechos percibidos por la Seu d’Urgell a partir del siglo xi, aparece ya citada la parroquia de Planoles. Este hecho, además de situar definitivamente Sant Vicenç en la órbita de la diócesis urgelitana, permite hablar de la construcción de un templo en esta localidad en el lapso de tiempo que separa a estos dos documentos.

 

La primera referencia documental sobre la iglesia recogida por la historiografía es del año 1141, aunque en realidad, más de un siglo antes, el templo ya es mencionado en una permuta de bienes entre los condes de Barcelona Berenguer Ramon I y Sança, y el noble Guillem Sunyer. En fecha del 2 de noviembre de 1024, los condes ceden a Guillem un alodio situado en Planoles, junto con su iglesia (ipsum alodem in predictum comitatum, in locum vocitatum Planezoles, cum ecclesia qui in eodem alodem est sita vel fundata in onorem Sancti Vincentii martir Christi). No se conocen, por el momento, otras noticias relativas a esta iglesia durante la época del románico.

 

El aspecto actual del edificio difiere notablemente del que debió ser el proyecto original, concebido a partir de la construcción de una única nave rematada por un ábside de planta semicircular, y a la que se suma un atrio porticado en el costado meridional, elemento que singulariza la iglesia de Sant Vicenç.

 

En el interior, los pilares de base rectangular adosados a los muros reciben los empujes de los arcos fajones –el primero de los cuales resta adosado al muro oeste– que dividen la nave en cinco tramos, a la vez que dotan de una mayor plasticidad a los muros. La transición hacía la zona del presbiterio se realiza por medio de un estrecho arco triunfal que crea una zona de transición entre el ámbito de la nave y el del ábside, cubierto con una bóveda de cuarto de esfera.

 

Las necesidades del culto comportaron algunas reformas en el siglo xviii que alteraron sustancialmente la fisonomía del templo románico, tanto en el interior como en el exterior. Éstas consistieron, en primer lugar, en la adición de una capilla de planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón en el lado del Evangelio, junto a la cabecera; y en segundo lugar, en la integración del atrio al cuerpo del edificio a modo de nave lateral, lo que supuso la necesidad de perforar el muro meridional y de tapiar las arcadas del porche. En el último tramo de esta nueva nave se levantó, además, una sacristía, la cual sirvió de base para un nuevo campanario, una torre de base cuadrangular, esbelta pero sin apenas aberturas, a la que se accede desde una escalera exterior adosada al muro sur.

 

La nueva articulación espacial del interior tiene una clara expresión externa, donde se hace más que evidente la confrontación entre la estructura románica y los volúmenes añadidos, especialmente en la zona de la cabecera. Aquí, los muros de la sacristía invaden el costado sur del ábside, ocultando su perfil e inhabilitando una de las tres ventanas que tenía en origen. En su otro extremo, una faja vertical delimita claramente lo que en el interior es el espacio absidal del de la capilla, que al Norte convive con los tres contrafuertes que, en este lado, refuerzan el muro de la nave.

 

Los arcos de las ventanas y del atrio, así como los arquillos ciegos del ábside, –de fábrica muy tosca y realizados con una piedra porosa y dúctil–, constituyen la única decoración del templo y, por el contraste del material utilizado con respecto a los muros, los dotan de un cierto cromatismo, especialmente en el pórtico.  Por lo demás, todas las fachadas son lisas y permiten ver con claridad la disposición de los sillares de diferentes tamaños, colocados formando hiladas poco uniformes.

 

En el interior, las modificaciones referenciadas afectaron al sistema de iluminación de la iglesia, ya que, al cegar las dos ventanas laterales del ábside, la luz entra únicamente por su ventana central, de doble abocinamiento, y por otras dos alojadas a los pies del edificio: la primera creada a partir de un arco medio punto y la segunda con forma de cruz, característica que ha llevado a algunos autores a considerar que se trata de un vestigio de la primitiva iglesia de San Vicenç, de origen prerrománico. Pese a ello, hay que tener en cuenta que la ventana cruciforme también está presente en la arquitectura del siglo xi, con lo que no puede asumirse su presencia en Planoles como un elemento fiable a la hora de intentar establecer una cronología para el templo.

 

Entre los años 1975 y 1980 la Diputación de Girona promovió la consolidación y restauración del edificio, que se encontraba en un muy mal estado. La intervención se focalizó en la recuperación de las estructuras medievales y, en especial, del atrio porticado. Con este objetivo se procedió al derrumbe de los muros que ocultaban la galería del pórtico, pudiéndose recuperar las arcadas y una de las tres columnas que las sostienen.  Sin embargo, con el objetivo de no disminuir el espacio interior del templo –hoy todavía en uso– se mantuvo la estructura de dos naves que deriva de la asimilación del pórtico como parte del cuerpo interior, y se creó un cerramiento de madera y vidrio que permite su visualización. Por último, en el área presbiteral se tapió la puerta que había sido practicada en el muro absidal para acceder a la sacristía. En cambio, no se reconstruyó la ventana norte del ábside, el perfil de la cual puede intuirse perfectamente a la vista del cambio en la disposición de la piedra.

 

La iglesia conserva, en su interior, una pila bautismal fechada en el siglo xii.

 

texto y fotos: MARGARIDA MUÑÓZ MILÁN – Planos: CONCHITA RUIZ TERRADILLOS

Bibliografía

 

AA.VV., 1995, pp. 497-498; Baucells i Reig, J. et alii, 2006, II, pp. 764-766, doc. 380; Catalunya Romànica, 1984-1998, X, pp. 177-179.