Iglesia de Sant Cebrià de Lledó

Sant Cebrià de Lledó es un remoto pueblo de masías diseminadas situado en el corazón del macizo de las Gavarres, entre el Puig d’Arques y Santa Pellaia, a unos 300 m sobre el nivel del mar. Existen diversos caminos que dan acceso al lugar. El que está en mejor estado es el que sube por la GI-664, carretera que va de la Bisbal d’Empordà a Cassà de la Selva, cruzando las Gavarres. El recorrido también puede efectuarse en sentido contrario, rebasando el macizo desde la carretera que va de Girona a Llagostera (C-65). A la pequeña aldea de Sant Cebrià la rodean numerosos prados, que antiguamente servían de campos de cultivo, un lugar estratégico desde donde se visualiza la llanura del Ter y del Daró y gran parte de la costa del Alt y el Baix Empordà. Junto al Mas Aldrich se encuentra la iglesia parroquial de Sancti Cipriani de Letone, documentada por primera vez en 1062. En el año 1102 aparece como una de las posesiones alodiales del clérigo Berenguer Amat, que habían pertenecido al capiscol Ponç y que recibió la sede de Girona. También se menciona en las Rationes decimarum de los años 1279 y 1280 y en los nomenclátores del siglo xiv en adelante.

La iglesia es conocida popularmente por el nombre de Els Metges (“los médicos”), al ser venerados en ella los santos médicos Cosme y Damián. El edificio conserva una primitiva nave románica, a la que se le añadió un ábside poligonal, capillas laterales y un campanario turriforme adosado en su sector oriental, todo ello obra de los siglos xvi y xvii. La puerta, abierta en la fachada occidental, es también obra postmedieval según consta en una inscripción en el dintel (1588).

Unas intervenciones de los años 1978-1980 dejaron al descubierto las estructuras internas de la construcción románica. Se trata de una nave, abovedada con cañón sobre dos fajones en posición intermedia y otro en esquinazo de los pies, un ábside delimitado por un resalte simple respecto a los paños laterales de la nave y rematado con una torpe solución de tres arquillos en el encuentro entre el muro semicilíndrico y la cubierta. Los dos fajones de la bóveda, en particular el más oriental de ambos, carecen de las pilastras sobre las reposaban originalmente, afeitadas o desmanteladas en época moderna al perforar los muros laterales a fin de abrir en ellos habitáculos y capillas. En el lado de la Epístola se abre un gran arco adovelado y tapiado, de función desconocida. El aparejo constructivo es de mampostería ordinaria, exceptuando las tres arcadas mencionadas que disponen de un sillarejo bien escuadrado. Desde el exterior, en particular en el hastial, las líneas verticales perceptibles en el aparejo constructivo delatan las dimensiones acotadas que debía tener el templo primitivo, agrandado en sus dos costados.

Texto y fotos: ANA VICTORIA PAUL MARTÍNEZ

Bibliografía

Catalunya Romànica, 1984-1998, VIII, pp. 300-301; Marquès i Suriñach, J., 2002, pp. 18-77.