Santa María de Catllar
Iglesia de Santa Maria del Catllar
Los restos de la antigua parroquia de Santa Maria del Catllar se encuentran en la cima del Puig del Catllar, a 1112 m de altitud, compartiendo espacio con unas modernas instalaciones de telecomunicaciones. Su ubicación es próxima al centro urbano de Ripoll, desde el cual se puede divisar fácilmente el templo en su vertiente oeste. Para llegar hay que tomar un desvío a mano izquierda que se encuentra en la entrada de Ripoll accediendo desde Barcelona. A partir de ese punto hay que ascender por un camino bien señalizado, que se encuentra en buen estado debido a su uso frecuente por el mantenimiento de las antenas.
El topónimo Catllar parece derivar de la palabra castillo, y parece que refiere al llamado castillo d’Engordans, que era propiedad de los condes de Besalú y Cerdanya. Este castillo estaba situado en la misma cima en donde se alza la iglesia de Santa Maria, y aparece como parte de la dote del monasterio de Santa Maria de Ripoll en su acta de consagración del año 888. En el mismo lugar que ocupó el castillo, en el siglo xi se levantó el templo dedicado a la Virgen. La iglesia fue consagrada por el obispo y abad Oliba en enero del año 1040, según una noticia que se podía leer en el Martyrologium del monasterio de Ripoll, perdido en la actualidad pero que fue transcrito en el siglo xix por Jaime Villanueva. El templo fue probablemente objeto de reformas en el siglo xii, aunque más adelante resultó gravemente dañado por los terremotos que asolaron la zona en el año 1428, con el resultado del hundimiento de su bóveda, que tuvo que ser levantada de nuevo. Gracias a un inventario del siglo xvi, en el que se enumeran las joyas y bienes de la capilla, se puede comprobar la continuidad de su relación con el monasterio de Ripoll, en el tesoro del cual se guardaban algunos de sus más preciados bienes. Existe una noticia que menciona como, una vez desaparecida la iglesia de Sant Eudald de Ripoll, la cofradía de Sant Cristòfol (vinculada a los peraires o artesanos de la lana), que tenía un altar propio en dicha iglesia, fue trasladada al templo de Santa Maria del Catllar. Estas noticias de la iglesia en época moderna ya dejan constancia de la existencia de los altares laterales que se pueden ver en la actualidad. Debido al progresivo despoblamiento de la zona, la parroquia pasó a ser un santuario dependiente del monasterio de Ripoll, corriendo su misma suerte tras el abandono del cenobio en el año 1835.
Los restos de la iglesia presentan una planta de nave única, que iba cubierta con una bóveda de cañón, luego desaparecida, pero de la que se conserva un arco fajón. El ábside, semicircular, fue destruido en época moderna para ampliar la iglesia hacía el Este y situar allí las dependencias de la sacristía. En la fachada sur se encuentra la puerta de entrada, cubierta con grandes dovelas formando un arco de medio punto. Parte de la iluminación del templo estaba formada por una ventana de derrame simple situada a la derecha de la entrada, que fue cegada al construir una capilla lateral en el interior del templo. Todavía se puede observar el arranque de la bóveda primitiva, que fue modificada tras el terremoto de 1428, siendo descrita en épocas posteriores como apuntada. El interior de la iglesia debía estar adornado con una cornisa lisa que recorría su perímetro; en la actualidad únicamente se conserva en los restos del mencionado arco fajón.
El aparejo de los muros conservados de la iglesia románica es de gran tamaño, bien moldeado y dispuesto de forma regular, lo que indica su construcción ya en el siglo xii. No se aprecia ningún resto que pueda pertenecer a la edificación consagrada por Oliba en el siglo xi. Tanto los contrafuertes exteriores como las dependencias de la sacristía son obra moderna, con un aparejo típico de las construcciones rurales.
Texto y fotos: Martí Beltrán González
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1967-1979, V, pp. 81, 86; Catalunya Romànica, 1984-1998, X, p. 351; Junyent i Subirà, E., 1945-1952a, p. 101; Junyent i Subirà, E., 1992, p. 394; Ordeig i Mata, R., 1983, p. 438; Raguer i Fossas, T., 1925b, XXVIII, pp. 4-6; Raguer, T., 1926, XLV, pp. 4-5; Villanueva, J., 180-1852, VIII, p. 233.