Identificador
33816_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Diego Martínez Fuenteseca
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Jarceley
Municipio
Cangas del Narcea
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE JARCELEY aparece incluida en el falso testamento del rey Fruela II en el año 912. También se reseña en el registro coriense con el topónimo de “Ierzelle” (Jerzelle) dentro del apartado dedicado al territorio de Sierra, donde Onega Roderici posee una villa que dona a Corias en la era del 1180. Las trazas de la iglesia repiten el planteamiento comentado en otras iglesias del territorio de Sierra, como Tebongo o Carceda, donde aparece el esquema de una sola nave, ábside semicircular y arco triunfal entre ambos espacios, de dos roscas de medio punto (en este caso se prescinde del habitual trazado ojival de la zona, como también sucedía en el templo de Santiago de Sierra). Las cubiertas, siguiendo la pauta de las construcciones rurales de esta zona, son de madera para la nave y de bóveda de horno, precedida de un tramo recto de bóveda de cañón ligeramente apuntado, para la cabecera. El ábside se encuentra enmascarado al exterior por dos capillas del siglo XVII adosadas al norte y al sur, que promovieron los señores de los palacios de Jarceley y Pambley. La iglesia presenta mal estado de conservación, originado principalmente por las humedades provenientes del cementerio anexo. Santa María de Jarceley es una iglesia rica en imaginería, pero toda ella es posterior a la época románica. Destacan las imágenes de estilo gótico de San Miguel y de Santa Lucía, que están colocadas en el retablo de San Antonio, y el Calvario con el Crucificado y los dolientes, situado en el lado norte. También gótica por su humanización, tratamiento formal y modelo iconográfico es la talla dedicada a la Virgen, que lleva al Niño sobre una de sus rodillas, cubre la cabeza con un velo sujeto con la corona y acusa a través de sus vestiduras el interés existente por el tratamiento naturalista de los paños. Esta pieza se encuentra en un deplorable estado de conservación, al igual que casi la totalidad de las que existen en el templo. Como punto final es destacable la Virgen, de estilo barroco, custodiada en el retablo mayor, que ha sido atribuida por G. Ramallo al taller de Antonio Borja.