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Detalle de las arquivoltas de la portada meridional

Identificador
49192_01_017
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 33' 8.56" , -5º 47' 55.23" -5º 47' 55.23"
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María la Real

Localidad
La Hiniesta
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
PESE A ESTAS NOTICIAS, hay que señalar que las evidencias que transmite el edificio permiten delimitar varias fases constructivas, la más antigua de las cuales se remontaría a fechas más tempranas a las que se refieren los documentos citados. En efecto, la actual iglesia de Santa María la Real conserva como parte más antigua de su fábrica la cabecera y el muro sur de la espadaña que, por las características que luego describiremos, corresponden a una obra tardorrománica de principios del siglo XIII. Se sabe, por otra parte, que el pueblo ya existía como tal en las primeras décadas de dicha centuria por lo que es posible que el antiguo templo ya estuviera construido entonces. De hecho, el 12 de agosto de 1253 Alfonso X otorgó el fuero de Cuenca al “concejo de Yniesta, aquellos que oy son hy moradores o que seran de aqui adelant, para siempre jamas”. Es posible, por tanto, que Sancho IV al conceder el privilegio rodado a este lugar no hiciera más que seguir el camino marcado anteriormente por su padre. La iglesia primitiva constaba de una sola nave rematada en una cabecera plana, repitiendo así el modelo difundido por algunas iglesias de la capital zamorana, como el Santo Sepulcro, San Isidoro y el Espíritu Santo. La parte mejor conservada es precisamente la que corresponde a la capilla mayor, la cual ocupa un espacio cuadrado cubierto con una bóveda de cañón apuntado que arranca de una imposta moldurada. Se abre a la nave a través de un arco apuntado y doblado que descansa sobre dos pilastras. Recibía la luz exterior a través de dos aspilleras abiertas en los muros laterales -una de ellas reformada más tarde- y de una ventana oculta tras el retablo mayor y el camarín de la Virgen. El aspecto exterior es bastante sobrio, con muros de arenisca local rematados por una cornisa soportada por los típicos canecillos zamoranos de forma trocopiramidal y decoración de hojas planas. En los muros norte y sur se conservan varios canzorros destinados a soportar la techumbre de sendos pórticos, o de uno que daba la vuelta al edificio, como en las iglesias del Santo Sepulcro y del Espíritu Santo. En el muro sur de la espadaña se perciben los restos de dos canecillos, así como la línea de la primitiva cornisa de la nave, por lo que puede suponerse la existencia de una unidad de campaña con la cabecera. En torno a 1290, con el patrocinio de Sancho IV, se emprendió la renovación de su fábrica que debió afectar sobre todo a la ampliación de la nave y a su cubierta. A ello contribuyó también el obispo de Zamora, Pedro II, que en 1291 donó a la iglesia de La Hiniesta todos sus derechos en la misma. Aún así los recursos no debieron ser suficientes pues las obras realizadas en esta parte carecen de uniformidad, lo que hace pensar en la intervención de al menos dos talleres. Fernando Gutiérrez Baños supone que tras la muerte de Sancho IV se produjo un parón en las obras y que éstas fueron reanudadas poco tiempo después por un maestro con poca pericia que levantó el muro septentrional. Posteriormente, intervendría Fernando IV poniendo al frente de los trabajos a Pedro Vázquez que llevaría a cabo la portada meridional.