Identificador
09246_06_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 34' 40.10'' , - 3º 26' 31.99''
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Rojas
Municipio
Rojas
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
La iglesia parroquial de Rojas se sitúa en el centro del caserío, rodeada por un pretil que salva además el notable desnivel norte-sur del terreno, siendo complejo su análisis debido a la sucesión de fases constructivas que han determinado su actual aspecto. Levantada en buena sillería, lo que hoy vemos es fundamentalmente una iglesia tardogótica de nave única dividida en dos tramos cubiertos con bóveda de crucería -con terceletes el occidental- y amplia cabecera cuadrada de la misma anchura cerrada por bóveda estrellada. La portada gótica se abre en el muro meridional del segundo tramo de la nave, adosándose a la fachada septentrional una sacristía y, hacia los pies, una tosca e irregular estancia que hoy hace funciones de baptisterio y trastero. Pese a la sucesión de campañas góticas y posmedievales, el templo mantiene parte de su estructura románica, notablemente visible en los muros laterales de la actual cabecera y tramo inmediato de la nave, luego prolongados para voltear las bóvedas y que conservan parte de la hilera de canecillos de la primitiva cornisa. En ellos, pese a la erosión, distinguimos junto a los de simple nacela otros con nacela entre dos rollos, un deteriorado personaje en actitud frontal, un cuadrúpedo, etc. El mayor interés se concentra, no obstante, en el tramo central del muro septentrional, que alberga la portada románica, a la que en temprana época gótica se adosó una hoy modificada estructura de torre-pórtico dispuesta ante ella, sobre la que se alza la actual torre; hacia el este de la portada se dispuso un cubo que alberga una escalera de caracol con acceso exterior hoy oculto por un añadido, al estilo de la de Soto de Bureba. Consta la amplia portada de arco de medio punto baquetonado sobre jambas de idéntico perfil e impostas de listel y chaflán. Lo rodean cinco arquivoltas, que de interior a exterior se decoran, respectivamente, con puntas de diamante exornadas por banda de dientes de sierra; la segunda con bocel entre mediascañas, éstas ornadas con botones vegetales; sigue otra con banda de puntas de diamante entre mediascañas con bolas; la cuarta recibe un grueso bocel adornado con cenefa de puntas de diamante y banda de dientes de sierra y, por último, la exterior se moldura con un baquetón. Apean los arcos en jambas escalonadas de arista baquetonada coronada por dos semibezantes y tres parejas de columnas acodilladas, ambas coronadas por impostas de listel adornado con dientes de sierra y chaflán y alzadas sobre un zócalo abocinado. Las columnas, de basas áticas con grueso toro inferior con garras y sobre plinto, se coronan con sencillos capiteles vegetales de hojas lanceoladas y nervadas que acogen caulículos y cogollos en sus puntas, entre las que se disponen sonrientes caritas, bolas o botones vegetales. Los astrágalos, facetados, reciben decoración superior de ovas o semibezantes. A esta portada del último tercio del siglo XII, similar a la de otros templos burebanos como Salinillas y sobre todo Valdazo, se adosó años después una estructura porticada de planta cuadrada, abierta en sus tres lados por arcos apuntados y sobre cuyos potentes machones, reforzados exteriormente por contrafuertes prismáticos, se alza una maciza torre, hoy como el resto muy modificada. De las tres arcadas, todas de arcos doblados moldurados con boceles entre mediascañas, sólo se mantiene abierta la occidental, dando paso a la estancia adosada que acoge la pila bautismal. Tanto la norte como la oriental fueron cegadas con ruda mampostería al interior y sillería hacia fuera, albergando barrocos retablos, al transformarse el antiguo pórtico en capilla. Los tres arcos apean en impostas con perfil de junquillo y gola, descansando los exteriores, al exterior e interior, en parejas de columnas acodilladas. Los capiteles exteriores del arco occidental aparecen muy modificados y enfoscados, mientras que los interiores muestran, el izquierdo hojas lisas con bolas en sus puntas y el derecho, sobre el mismo fondo vegetal, un basilisco y un dragón afrontados. La misma estructura debía repetirse en los otros dos arcos, aunque debido a las transformaciones sólo alcanzamos a discernir la cara externa de la pareja de capiteles interiores que coronan las columnas del septentrional, apenas visibles tras el retablo que forra el muro. En el capitel más occidental vemos un centauro-sagitario que tensa su arco contra una figura hoy invisible, mientras que en el otro se afrontaban dos híbridos, de los que sólo apreciamos una bella arpía con rostro de efebo cuya cola de reptil se enrosca a la de su compañera. En el arco oriental, que se conserva igualmente cegado, el capitel norte se decora con una excepcional representación juglaresca, de excelente factura como los anteriores. Vemos en él a dos erosionadas figuras femeninas, una tocando un pandero cuadrado que alza con su mano izquierda y la otra con los brazos en jarras, en actitud de iniciar la danza; en la otra cara se dispuso un rabelista tocando su instrumento con teatral actitud y, frente a él, una figura realizando una acrobática contorsión, cabeza abajo y flexionando su cuerpo hasta apoyar sus pies sobre su cabeza, en una disposición que recuerda la de un canecillo de Monasterio de Rodilla. En el capitel del lado derecho se repiten las hojas lisas lanceoladas que acogen pesadas pomas en sus puntas vueltas. Se cubre este pórtico con una bóveda de crucería simple, de nervios baquetonados y clave central ornada con un e rosionado florón con hojas nervadas de fuertes escotaduras. Reposan estos nervios en cortas columnillas acodilladas dispuestas sobre ménsulas decoradas con bustos humanos de excelente factura. De ellos dos son masculinos, uno porta una corona y el otro una diadema que recoge su larga cabellera, y los otros femeninos, mostrando una dama que luce toca plisada con barboquejo sobre su boca, mientras la otra, que también porta toca, aparece muy erosionada. Las columnillas, por su parte, se coronan con capiteles de pomas y crochets típicamente góticos y cimacios de doble chaflán. Esta torre-pórtico, que trae al recuerdo las estructuras de Arlanzón, parece datar de fines del primer cuarto del siglo XIII, conjugando en sus formas la tradición románica aún presente de los estadios incipientes del nuevo estilo gótico. Pese a que se haya considerado como románica, la pila bautismal conservada en la estancia adosada al muro septentrional -junto a la torre- es plenamente gótica, si no posterior, y presenta copa facetada de ocho lados con decoración de cordón anudado en su embocadura. Su base, poligonal, se orna con cruces de San Andrés.