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Capitel de la nave

Identificador
09200_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 41' 37.41'' , - 2º 58' 19.20''
Idioma
Autor
Augustín Gómez Gómez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Antón (antigua iglesia de San Cipriano de La Nave)

Localidad
Miranda de Ebro
Municipio
Miranda de Ebro
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EL HOY BARRIO MIRANDÉS de La Nave, situado unos 2 km al noroeste del núcleo urbano, sobre la carre - tera de Suzana y junto a la desembocadura del Oroncillo en el Ebro, es heredero de la antigua localidad de La Nave de Albura, enclave que gozó de cierta importancia como lugar de vadeo y paso de mercancías de una orilla a otra del Ebro, aunque con el despertar medieval de Miranda quedó reducido a simple aldea. Aparece La Nave tempranamente en la documentación de San Millán de la Cogolla, pues en 943 Nanni y su hijo Munnio entre g a ron al monasterio de San Esteban de Salcedo una uinea inter alias uineas de Naue; a mediados del siglo X e l abad Severo de Mardones recibió de un tal Monio el a g ro de Iohanne, in loco uilla de Naui. El monasterio emilianense acrecentó su patrimonio en el lugar por sucesivas donaciones de la mitad de un molino in Naue de Albura (1044); collazos, viñas, medio molino, una casa, una serna y un palatium in uilla quod dicitur Naue de Albura, donadas por el conde Gonzalo Á l v a rez el 20 de marzo de 1605; unum monasteriolo in Naue de Albura nomine Sancti Martini episcopi, concedido a San Millán por el rey navarro Sancho también en 1065 con ciert o s privilegios y exenciones; I I I Io r casas et sua diuisa, et medio molino et linare et hominibus, cum here d i t a t e donadas en 1070 por doña Leguntia, etc. Y aún aparece entre las propiedades del monasterio riojano en la confirmación de 1199. El documento más revelador sobre el carácter de la población data, sin embargo, de 1012 y recoge la reclamación presentada ante el tribunal del conde castellano Sancho García, reunido en la iglesia juradera de Santa Gadea de Término -hoy Santa Gadea del Cid-, por Nuño Álvarez y Justa de Maturana, potestades (potestates) de dicha villa pernominata Nave de Albura, que está posita super ripa quendam Iberis flumen, ex altera vero parte, Orone flumen. Motivó la protesta el allanamiento de los fueros de La Nave por los merinos del conde y tenentes de los castillos de Término, Lantarón y Buradón, quienes se presentaron en la villa para exigir el pago de la caloña tras un homicidio. Los citados magnates argumentaron ante el tribunal que desde la fundación de La Nave (ex quo fui edificata), la villa non habuit fuero de omicidio, neque de fornicio, neque de saione de rege ibi intrare, aportando además de su juramento suo scripto quod habebant de suo foro [ ... ] quod habuerunt omni tempore, fueros confirmados por el conde Sancho en el mismo acto. El documento nos ilustra también sobre la importancia estratégica del lugar como paso óptimo para vadear el Ebro-...in navibus que en ipso portu ... -, origen del topónimo. Manuel Zabalza ha realizado en una obra reciente un completo comentario histórico y diplomático de este importante documento. En el hoy reducido a barrio de Miranda se conserva -convertida en ermita- la primitiva iglesia parroquial de La Nave, que en la confirmación del fuero mirandés por Fernando IV en 1298 se dice dedicada a sanctum uicencium et sanctum ciprianum et sanctum christoforum. El actual edificio parece obra de principios del siglo XIII, aunque ha debido sufrir numerosas reformas. Construido en sillarejo y sillar, consta de nave única y cabecera de testero plano -transformada en sacristía-, con portada abierta al sur. Se cubre hoy la nave con tres tramos de modernas bóvedas de arista, mientras que la capilla lo hace con rehecha bóveda de cañón apuntado que parte de una tosca imposta. Dan luz a la cabecera dos ventanas rasgadas, una abierta en el testero y la otra en el muro meridional, que al exterior manifiestan similar estructura, con arcos apuntados de arista abocelada sobre cimacios de listel y chaflán y una pareja de columnas acodilladas de basas áticas sobre plintos. Rodean ambos arcos chambranas de puntas de diamante en la ventana sur y puntas de clavo en la oriental, disponiéndose bajo los arcos sendas impostas de junquillo y bisel. Los erosionados capiteles de la ventana abierta en el testero son ambos vegetales, de simples hojitas lisas de puntas vueltas lobuladas y volutas; los de la ventana meridional muestran grandes mascarones humanos, uno femenino luciendo toca y el otro masculino, toscos remedos de la decoración del ábside de San Nicolás de Miranda de Ebro , muy extendida por la comarca. En la nave, articulada mediante un codillo con la capilla y cuyo eje aparece desviado respecto a ella, es palpable la reconstrucción del muro meridional, notablemente más delgado que el resto. Igualmente, en época moderna se tabicó la primitiva cabecera para transformarla en sacristía, re d uciendo así el espacio del templo a la nave, cuyo tramo oriental de los tres de los que consta acoge así el altar. Quizá la roza del arranque de un arco hoy visible junto al pequeño retablo se corresponda con el primitivo arco triunfal. La nave conserva aunque muy transformada su estructura, con los responsiones semicruciformes de aristas achaflanadas que delimitan los tramos, coronados los pilares centrales por capiteles cúbicos de aire gotizante ornados con toscas máscaras humanas entre hojas trifolias y pentafolias. Los cimacios con perfil de listel y chaflán que los coronan -cuya diferencia de talla nos habla de al menos dos facturas- debían continuar una imposta de idéntica molduración que recorría el interior los muros, de la que sólo son visibles vestigios en el meridional. En el tramo central del muro sur se abre la portada, de formas tardías, enmarcada por dos contrafuertes añadidos y compuesta de arco apuntado, dos arquivoltas molduradas con doble bocel y chambrana baquetonada, sobre jambas en las que se acodillan dos parejas de columnas. Sus toscos y desgastados capiteles aparecen decorados con mascarones humanos, dos en el caso de los interiores y uno en los externos, corriendo sobre ellos una imposta achaflanada. Esta decoración de máscaras humanas parece derivación de la vista en el ábside de San Nicolás de Miranda, repetida en numerosos edificios del entorno, como la ermita de las Eras de Santa Gadea del Cid. La fachada meridional de la nave aparece coronada por una hilera de canes de nacela -salvo uno con un mascarón-, evidentemente recolocados. En la cabecera los canecillos combinan los de simple nacela con otros con perfil de proa de nave y uno con un bocel, aunque en el costado septentrional ya aparece alguno con perfil de cuarto bocel, al estilo de los que coronan el rehecho muro norte de la nave y cuya cronología -como la del grueso contrafuerte que ciñe la cabecera por este mismo lado- es ya plenamente gótica. La profunda grieta visible en el hastial occidental de la nave es testigo del colapso sufrido por el muro septentrional del templo, que motivó su reconstrucción en fecha imprecisa. En resumen, la ermita de San Antón de La Nave conserva en su fábrica parte de la primitiva iglesia parroquial del lugar; sus caracteres formales inducen a pensar en una cronología tardía, probablemente dentro de las primeras décadas del siglo XIII y en conexión con los citados edificios de la comarca mirandesa.