LA IGLESIA DE SANMAMÉS, como las restantes del Territorio de Sierra, responde a unos esquemas románicos tardíos, de los que constituye buena muestra su arco triunfal apuntado, repetido ampliamente en la zona, que en este caso es dos roscas y carece de decoración. El templo es de nave única con cubierta de madera y ábside semicircular con bóveda de horno. Su fábrica se construye con mampuesto revocado, y en el lado norte cuenta con una capilla barroca dedicada a San Fernando. Las últimas actuaciones para su acondicionamiento han sacado a la luz numerosos canecillos que se encontraban ocultos a causa de una antigua obra realizada para reforzar los muros. Durante los mismos trabajos se han eliminado la sacristía, que ocupaba el lado sur, y el cementerio, que estaba emplazado al norte. Actualmente los canecillos son la única muestra de decoración medieval que queda en el templo. Por su lado norte sólo restan cuatro decorados, que se encuentran bastante erosionados. Los mejor conservados presentan una decoración a base de diversos motivos geométricos superpuestos. El lado sur presenta mayor número de canecillos tallados, que además gozan de mejor estado de conservación. Todos se sitúan bajo la cornisa de la nave y suman un total de siete piezas talladas y dos lisas. Entre los decorados, cuatro de ellos representan cuadrúpedos. De los tres restantes, uno presenta el motivo de una bola germinando del envés de una hoja; otro presenta lo que parece la forma de un martillo, y el último se muestra tan deteriorado que no es posible reconocer ningún elemento. Los demás, como los canecillos que recorren el perímetro del ábside, son lisos, pero de buena factura.