SAN CRISTÓBAL DE COLUNGA es un edificio que experimentó muy diversos avatares a lo largo de su historia. De la iglesia románica apenas quedan hoy “incrustados en la moderna parroquia de San Cristóbal fragmentos de ménsulas y capiteles y extrañas carátulas del primitivo templo, renovado desde sus cimientos en 1674”. De hecho, esa reconstrucción de 1674 fue el origen del hallazgo de dichos restos en una iglesia ya muy alterada por las sucesivas intervenciones; de todo el proceso de reedificación deja constancia una placa, colocada tras la reconstrucción decimonónica, con la siguiente inscripción: “En el año de MDCCCLI se hicieron la actual capilla mayor, parte contigua de cementerio y sacristía con los fondos desta iglesia y servicio de sus parroquianos. Las molduras que se ven en el esterior de dichos edificios con multitud de cantería, de antiquísimo servicio de arcos de muchos sepulcros y fachada de edificios sin noticia de su procedencia y antigüedad se hallaron ocultos en las paredes de la capilla demolida, reedificada y el cuerpo de la iglesia por amenazar ruina en 1674”. Sin embargo, la situación descrita era la que se daba, precisamente, en el momento de la última reforma a la que hacía alusión la inscripción (1851). El panorama actual ha cambiado: la actual iglesia parroquial de San Cristóbal de Colunga es un edificio erigido en 1881 en un solar más céntrico de la villa de Colunga, según el diseño del arquitecto diocesano Lucas María de Palacios. Por su parte, los escasos restos románicos que se conservan de San Cristóbal de Colunga se encuentran integrados en una pequeña capilla del cementerio de Colunga. Se trata de una capilla de planta cuadrada en cuyos vértices exteriores se han adosado las únicas piezas románicas conservadas: un capitel y tres ménsulas. El capitel se dispone en la esquina superior izquierda de la fachada; a pesar de la erosión, en él se aprecian con nitidez sendas parejas de aves, de largos cuellos y cuerpos estilizados. En el vértice superior derecho se dispone una de las ménsulas, decorada con la figura de un cuadrúpedo, quizá un perro. En el paramento posterior se disponen otras dos ménsulas, representando un animal fantástico y lo que parece tratarse de una estilización vegetal, aunque la situación de abandono en la que se encuentra la capilla, y la abundancia de maleza que rodea la pieza, no permiten realizar una correcta identificación.