Sant Martí de Berén
LES VALLS D’AGUILAR
Iglesia de Sant Martí de Berén
La antigua parroquia de Sant Martí está situada, en medio de la maleza, en la parte más alta de Berén, población que se encuentra en la montaña de Sant Quiri, entre las aldeas de Argestues y Miravall. Para llegar a ella desde Noves de Segre, hay que coger una carretera local que sube hacia el valle de Pallerols y, recorridos 5 km, tomar un desvío a mano izquierda y una pista forestal la cual en 2 km sube hasta el pueblo. Un pequeño recinto circunda los restos de la iglesia y el cementerio.
La mención más antigua de Berhen aparece en la falsa acta de consagración de la catedral de La Seu d’Urgell. En 1030, se donan unas tierras situadas in villa Berenne, in apendicio de Sancto Martino. A comienzos del siglo siguiente, en 1102, el obispo Ot y los archidiáconos y canónigos de Santa Maria de La Seu d’Urgell hacían donación de la iglesia de Berén a Tedball. En 1190 la roca de Berén figuraba como dependiente del castillo de Castellbò. Por el contrario, no se tienen noticias de la iglesia de Sant Martí hasta que en 1312 y 1314 fue visitada por mandato del arzobispo de Tarragona. Las antiguas iglesias de Argestues y Miravall dependían de este templo.
El edificio, que se encuentra en un lamentable estado de ruina, presenta una planta compuesta por una sola nave y un ábside semicircular precedido por un arco presbiterial apuntado, de mayor anchura, el cual facilita la transición entre ambos espacios. En el lado sureste del liso paramento exterior del ábside se abre una ventana rectangular de doble derrame. Exteriormente, el tramo presbiterial tiene una altura intermedia entre la del ábside y la de la nave, y en él se encuentra una ventana, actualmente cegada, con un arco monolítico rebajado. Del muro lateral sur de la nave, escasamente se ha conservado el tramo oriental, en el que se abre una ventana de doble derrame y arco de medio punto. En el lado occidental de este lienzo debía de situarse la puerta, pues no hay acceso alguno ni en la fachada oeste, ni en el muro norte. Estos se encuentran mejor conservados, si bien algunas grietas amenazan su integridad y les auguran un futuro nada halagüeño. En el sector oriental del muro norte se abrió una capilla lateral que se abre a la nave mediante un arco de medio punto.
La nave se cubría, probablemente, con una estructura de madera, pues no se han conservado trazas de ningún arranque de bóveda, ni de pilastras en las que pudieran apoyarse unos arcos fajones. Por su parte, el ábside, que está cubierto con una bóveda de cuarto de esfera, fue separado del resto del templo, en el curso de reformas posteriores, mediante un tabique al cual se adosó un altar, que todavía se conserva. Junto a la ventana absidal y en el lado sur del tramo presbiterial se hallan sendas credencias.
Los paramentos están realizados con un aparejo compuesto por toscos e irregulares sillarejos, de dimensiones y colores dispares, dispuestos en hiladas más o menos uniformes. En la fachada occidental, en cambio, se empleó mampostería. En el muro norte se aprecia la utilización de algunos sillares bien labrados y escuadrados. En la mitad inferior del lado sur del ábside, del presbiterio y del muro meridional, se distribuyen varios mechinales.
Se ha planteado que este edificio pudo construirse en el siglo xi, y que su cabecera pudo haber sido modificada en la centuria siguiente.
Texto: Juan Antonio Olañeta Molina/Roser Gort Riera - Fotos: Montse Jorba i Valero
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI, 2, p. 1250; Catalunya Romànica, 1984-1998, p. 250.