LA PEQUEÑA LOCALIDAD, de apenas cinco habitantes, se encuentra alejada de la ermita de San Pedro y tiene su propia iglesia bajo la advocación de San Saturnino. Como hemos citado, se han de recorrer más de tres kilómetros a pie para llegar hasta ella, pero merece la pena tal recorrido ante la impresión del paisaje y la visita al idílico lugar en que se asienta. Situada en una pequeña planicie junto al curso del río Salazar, presenta una planta perfectamente rectangular, a la que se añadió posteriormente otra edificación con la misma planta. La primitiva fábrica de la iglesia ha sufrido muchas transformaciones, reformas y restauraciones, la última en 2006, llevada a cabo por vecinos de las localidades de Usún, Domeño, Arboniés y Murillo Berroya. Aun así, pueden verse abundantes restos del antiguo aparejo prerrománico, constituido por sillarejo dispuesto en forma de espina de pez, especialmente apreciable en los paramentos interiores. Por la fecha de consagración hay quien ha relacionado este templo con el arte carolingio, pero evidentemente estamos ante una edificación muy sencilla que en nada recuerda a las grandes construcciones de la novena centuria al otro lado del Pirineo. Al interior conserva un antiguo e interesante pavimento de época moderna a base de pequeñas piedras de río que trazan dibujos circulares. Destaca la bancada de piedra alrededor de toda la estancia, aspecto que nos recuerda a otras edificaciones prerrománicas en Navarra como San Miguel de Villatuerta y San Martín de Gomacin de Puente la Reina, así como a construcciones rurales de los siglos XI a XIII de la merindad sangüesina. En el centro del testero recto vemos un sencillo retablo barroco presidido por una enorme talla de San Pedro de estilo popular. Tres toscas saeteras, en el lado de la epístola, constituyen toda la iluminación del edificio. La cubierta está construida a base de grandes vigas de madera, totalmente reforzadas en 2006, que apoyan sobre el muro. El edificio anejo presenta una sillería irregular con una puerta adintelada y, sobre ella, dos ventanitas de arco de medio punto muy recompuestas. Esta edificación está dividida en dos plantas, puesto que hasta el año 2006 la planta superior constituía el amplio coro de la ermita que hoy se ha tapiado y aislado de la misma, mientras que la planta baja -también con bancal de piedra en sus paredes-, se utiliza como pequeño almacén para las romerías. Por último, la actual portada de la iglesia es un simple vano de medio punto realizado en sillar de buena calidad. Sobre la misma, encontramos un Crismón trinitario flanqueado por cuatro cabezas humanas que coinciden con los extremos de la letra X. El anillo exterior se presenta ornamentado por pequeñas bolitas en todo su contorno. Las características de este crismón han hecho que la mayoría de autores lo vinculen con el que corona la puerta de entrada a la capilla de las Santas Nunilo y Alodia en la abadía de San Salvador de Leire. Otra coincidencia de la mayoría de los autores es dar una cronología, dentro del siglo XII a esta pieza. Sólo el diseño de las letras y las formas sumarias de las cabezas permiten concretar la datación. Sus rasgos se corresponden con los propios del románico pleno en su difusión por el entorno de Leire- Sangüesa en el segundo y tercer cuartos de dicha centuria. Lo que no queda claro es el destino original de la pieza, ya que se trata de una gran losa cuadrangular en la que no se aprecian restos de la habitual curvatura propia de los tímpanos; tampoco hay en el resto del templo otros elementos ejecutados en la misma piedra arenisca de grano fino.