Castellnou de Montsec
SANT ESTEVE DE LA SARGA
Villa amurallada de Castellnou de Montsec
Sobre una peña rocosa, y por encima de donde nace el barranco de la Clua, se asienta el pequeño pueblo de Castellnou, que preserva aún las principales características de una villa amurallada medieval. Su situación geográfica convierte a este villaje en una auténtica atalaya desde donde se pueden contemplar excelentes vistas de la parte más occidental del Pallars y de la comarca de la Alta Ribagorça. Para encontrar el lugar, se debe partir de Sant Esteve de la Sarga en dirección a Puente de Montañana y tomar el primer desvío a la derecha, pista que conduce directamente a Castellnou del Montsec.
El lugar, concebido como uno de los límites occidentales del castillo de Mur, aparece mencionado como delimitación geográfica, De occiduo in collo de Sarga, et inde transit ad terminum de Castello Novo et de Eroles (la parte occidental del collado de Sarga que llega hasta Castellnou y Eroles), en el documento de compraventa realizado entre Ramon V de Pallars y su suegro Arnau Mir de Tost en el año 1055. En 1099, el conde Pere Ramon de Pallars cede el término de Castellnou a la canónica de Mur e infeuda la fortaleza a Bertrán Ató. Constituido en baronía propia durante el siglo xvi, la villa pasó por manos de distintos nobles entre los que destacaron los Areny y, principalmente, los Portolà.
El pueblo fortificado, conserva gran parte de la muralla de unos 130 m de largo y de una altura de 4 m. El castillo medieval estaría ubicado en el extremo norte, donde se construyó la casa de los Portolà. El muro, fue utilizado como pared de fondo de las casas que se iban edificando a lo largo de la calle central del pueblo. La muralla conserva numerosas aspilleras y mantiene diversas torres rectangulares anexas, nueve en el tramo más largo y dos en la parte suroeste. En la zona central, en algunos de los salientes, se constata la existencia de una galería superior o paso de ronda que, encajado de forma vertical, seguramente formaba parte de los matacanes defensivos.
El grosor de los muros es de 130 cm. El aparejo utilizado está compuesto por sillares poco escuadrados y dispuestos de forma desigual, salvo en algunos tramos que presentan hiladas uniformes y en otros en los que aparecen claras evidencias de reformas posteriores. Por las características de la villa fortificada y su sistema defensivo, se ha fechado la muralla de Castellnou durante el siglo xii.
Texto y fotos: Daniel Altisent
Bibliografia
Bellmunt i Figueres, J, 1998-2000, I, pp.167-170; Burón i Llorens, V., 1989, pp. 196-197; Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI-II, pp. 1389-1390; Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, pp. 452-453; Fité i Llevot, F., 1986, II, pp. 863-867.