Sant Esteve de Peratallada
Iglesia de Sant Esteve de Peratallada
Extramuros de Peratallada, emplazada a unos
En el año 1202, Sancti Stephani de Petracissa aparece documentada en el homenaje que Gilabert de Cruïlles reta al obispo Pere de Girona por el diezmo y la parroquia del lugar, que es nuevamente mencionada en 1222, 1272, y en las Rationes decimarum de los años 1279 y 1280. Des de mediados de siglo xiii parece que dependió de esta iglesia la cercana Sant Esteve de Canapost, que tal vez fuera la parroquia original del término (la capilla castral de Sant Salvador, en la misma Peratallada, se documenta como sufragánea del templo de Canapost todavía en el siglo xiv), cuyas funciones se habrían trasladado al templo de la población vecina probablemente por ser ésta la capital del poderoso linaje de los Cruïlles.
Si bien conserva su aspecto arcaizante, el actual edificio de Sant Esteve de Peratallada está configurado por estructuras pertenecientes a varias etapas constructivas, que forman en conjunto una fábrica de notables dimensiones. El templo está formado, básicamente, por dos módulos yuxtapuestos con sendos ábsides semicirculares, funcionando la nave sur como principal, con su correspondiente altar mayor, mientras que la nave norte queda como lateral, y es de proporciones menores. A ambos sectores se les añadieron capillas laterales y una sacristía en el presbiterio, todo ello de factura tardía.
La fachada occidental del templo es bastante singular, derivada de las modificaciones sufridas con el tiempo. Un doble campanario de espadaña, severamente transformado, unifica todo frontis mediante cuatro arcadas divididas en dos grupos, conteniendo campanas sólo las de la derecha. Bajo ellas se abre un austero rosetón con doble registro adovelado y en gradación. Centrando perfectamente la composición, y dividiéndola a su vez, una escueta línea de imposta de nacela aparece distanciada de tres pequeñas ménsulas situadas en un registro inferior, presentando la central una faz teratógena. La particular desunión entre estos elementos podría ser consecuencia de ser los únicos componentes restantes de un antiguo pórtico. El acceso actual es una portada en arco de medio punto perfilada con amplias y lisas dovelas, rematadas en el interior por escocia invertida y bocel, y enmarcada luego por cuatro sutiles arquivoltas de medio bocel en gradación, cuyas jambas están notoriamente degradadas en su parte inferior.
A ambos lados de esta composición se abren dos ventanas de arco de medio punto abocinadas, siendo la de la derecha de factura tardía (pertenece al cuerpo de las capillas laterales abiertas a posteriori en la nave sur). De análogas características, si bien de disímiles proporciones, otros dos vanos se abren en la cabecera del edificio, uno en cada ábside. El ábside septentrional, de menor volumen, aparece cubierto por una tejada de sección cónica que descansa sobre una cornisa de bocel. El ábside principal, en cambio, va sobrealzado por una rotunda estructura semicircular que lo dobla en altura, una fortificación o esconjuradero de obra postrera, que se eleva sobre los restos de la antigua cornisa bocelada.
En el interior, el aparato constructivo del templo se muestra completamente al descubierto. La apariencia semicircular del ábside principal se ve alterada por modificaciones posteriores, que seccionaron la bóveda y los laterales de éste para agrandar el espacio y poder cubrir la nave con una bóveda de cañón apuntada –de mampostería irregular – sostenida sobre tres arcos fajones de la misma forma, que se embeben en los muros tras naceladas impostas. En los irregulares sillares alineados que constituyen el primigenio paramento del ábside principal, que se muestra de manera parcial, flanqueando la ventana abocinada de arco de medio punto dovelado, aparece, fraccionada, una línea de imposta nacelada sobre la que arranca el truncado semicírculo de la bóveda. La misma superficie aflora en el ábside de la nave lateral que, en dimensiones más reducidas, muestra la totalidad de su estructura coronada por una bóveda de horno. Tras el apuntado arco triunfal parcialmente embebido en el muro, transcurre una bóveda de cañón de similar morfología –perfil que parece suavizarse desde la mitad dorsal de la construcción–, cuyas estrías del encañizado contrastan con la regular sillería del resto del edificio. Ambas naves están comunicadas por tres grandes arcos formeros rebajados, que apoyan sobre pilares rectangulares (uno de ellos partido por la posterior construcción de un coro elevado) de factura tardía. Posiblemente sustituyeron los soportes primitivos, cuyo testimonio parece encontrarse en un pequeño arco de medio punto adovelado que emerge, tapiado, a los lados de las dos arcadas del sector oriental. En este punto, se adivinan los restos del arranque de un arco fajón que debía sustentar la cubierta lateral.
La práctica totalidad del aparato constructivo de la iglesia se basa en grandes sillares escuadrados que forman hiladas regulares. La diferencia del aparejo original con respecto al de las reformas de época barroca permite diferenciar los componentes que formaban el edificio románico. La iglesia está pavimentada por un embaldosado cerámico, que se diferencia de la factura contemporánea del enlosado del sector presbiterial, alzado tras dos escalones de piedra.
Caracterizada por su notable monumentalidad, y por la curiosa estructura de su fachada occidental, la iglesia de Peratallada debe ser considerada una construcción tardorrománica, fechable entre finales de siglo xii y comienzos del xiii. Varias de sus características, como la yuxtaposición de dos naves (que probablemente sean de factura coetánea), guardan similitudes con el homónimo y dependiente templo de Sant Esteve de Canapost, así como con la iglesia de Santa Coloma de Fitor, ambas en el mismo municipio de Forallac.
Texto y fotos: ANA VICTORIA PAUL MARTÍNEZ – Planos: NURIA PICAS CONTRERAS
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1989, VIII, pp. 354-356; Marquès i Planagumà, J. M., 1996a, pp. 35-67; Montsalvatge i Fosas, F., 1909, pp. 36-37.