Sant Bartomeu de Pincaró
Iglesia de Sant Bartomeu de Pincaró
La iglesia de Sant Bartomeu de Pincaró se halla en un paraje de gran belleza natural del valle de la Muga, en la vertiente nororiental del macizo del Bassegoda. Llegaremos al lugar desde la pista que conduce desde Albanyà a Bassegoda. Transcurridos unos cinco km, tomaremos el desvío a mano derecha en dirección al valle de la Muga y Pincaró.
El lugar aparece mencionado por vez primera en un privilegio otorgado por el rey Luís el Tartamudo al monasterio de Santa María de Arles, en el que se le conceden las tierras del norte del condado de Besalú, y entre ellas Pino Karcone (878) y Pinocarone (881). En este sentido, cabe pensar que el lugar de Pincaró fue colonizado por monjes benedictinos procedentes de Sant Esteve de Arles, que llevarían a cabo la fundación de una primera iglesia. En cualquier caso, del templo sólo conservamos referencias muy tardías. Era conocida como ecclesia de Pinquerono en los años 1279 y 1280, y tenía categoría parroquial a finales del siglo xiv: ecclesia parrochialis sancti Bartholomei de Pinquerono. En el siglo xvi fue agregada a la iglesia de Sant Pere d’Albanyà.
En la actualidad, el templo presenta buen aspecto exterior, debido en parte a la campaña de limpieza y consolidación efectuada en el año 1979 por el Centre Excursionista Empordanès. Se trata de una iglesia de una única nave rematada en su extremo oriental por un ábside semicircular. Éste presenta una ventana de doble derrame, ligeramente desviada del eje central, coronada por un arco de medio punto monolítico. También se abrieron dos vanos de idénticas dimensiones en el muro meridional, donde se ubica el acceso al templo. La portada se compone de tres arquivoltas adoveladas, carentes de decoración, que apean sobre las jambas igualmente lisas, sin otro complemento que una moldura biselada a la altura de la imposta. El tímpano no presenta decoración escultórica. Se trata de una articulación frecuente en las iglesias de las comarcas de la Garrotxa y el Empordà, y que podemos ver en conjuntos como Sant Pere de Lligordà, Sant Llorenç d’Oix o Sant Miquel del Mont. En la puerta, se conserva de forma parcial un pasador de forja, rematado por una cabeza de serpiente con la boca abierta. Todo el cuerpo del animal es marcado por pequeñas incisiones a modo de líneas onduladas.
En el muro de los pies, sobre una ventana de doble derrame idéntica a la que preside el ábside, se yergue una pequeña espadaña que alberga dos ventanales en arco de medio punto. La articulación del cuerpo de ventanas nos remite a la cercana iglesia de Sant Martí de Corsavell, con la que Sant Bartomeu de Pincaró guarda ciertas particularidades. Como en Corsavell, el interior presenta un banco corrido que sigue todo el perímetro del templo. La nave es cubierta con bóveda de cañón apuntado, mientras que el ábside, cuya superficie parietal apenas se ve interrumpida por una sencilla moldura, es cubierto con cuarto de esfera. Hay un pequeño coro a los pies del templo, sin duda posterior a la fábrica románica.
Cabe destacar también la existencia, en el muro norte, de un cuerpo rectangular que comunica con la nave a partir de una puerta abierta en el muro. Se trata de una sacristía erigida en un momento posterior a la construcción del edificio. En el interior se conserva una pica bautismal monolítica de forma esférica carente de decoración, así como una caja rectangular de piedra lisa cuyas dimensiones se aproximan a los 60 cm de alto y los 43 de ancho; es una pieza de factura muy simple, que probablemente cumplía funciones de osario, aunque falta la tapa.
El paramento constructivo se compone de sillares de distintas dimensiones, aunque bien tallados y dispuestos en hiladas horizontales. Puede apreciarse, especialmente en muro occidental, como los sillares inferiores ganan en tamaño, contribuyendo a la estabilidad de la construcción.
Las noticias documentales reseñadas no ofrecen datos determinantes para poder establecer una cronología precisa del templo. La morfología arquitectónica, el paramento constructivo así como la articulación de la portada nos llevan a situar el edificio en una fecha avanzada del siglo xii.
Texto y fotos: Carles Sánchez Márquez– Planos: Joaquim Gallart Figueras
Bibliografía
Abadal i Vinyals, R. d’, 1926-1952, I, pp. 35, 38; Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 126-127; Murlà i Giralt, J., 1983, p. 50; Sala i Canadell, R. y Puigdevall i Diumé, N., 1977, p. 16.