LA IGLESIA DE SALMERONCILLO DE ABAJO, levantada en el siglo XII, en un románico tardío al igual que todas las iglesias de esta zona, presenta una estructura actual que data de los siglos XVII-XVIII. Los únicos vestigios de este origen románico, todavía hoy apreciables, son su planta, los tres contrafuertes conservados en el muro norte del templo y los canecillos. Concretamente se trata de una veintena de ejemplares de este elemento decorativo tan característico del románico, que, conservados en el muro norte, entre los contrafuertes que acabamos de nombrar, venían a cumplir la función de sustentar los aleros del tejado original y adornar la iglesia. En muchas ocasiones eran aprovechados por los propios constructores, por los maestros canteros, para esculpir en ellos alguna talla específica que girara en torno a temas teológicos o en otras ocasiones a temas más mundanos y más cercanos al propio maestro de obra. Pero en esta ocasión no muestran ninguna decoración, aunque, por fortuna, han sido conservados y se convierten en testigos de la altura original de este pequeño templo. En el exterior destaca la portada que se abre a un pequeño atrio. Con arco de medio punto, queda rematada por dos frontones: el primero partido con hornacina en el centro, y el segundo, también partido, con bastante resalte y sillería almohadillada. Además, en su exterior destaca la espadaña, que ocupa totalmente los pies de la iglesia. De considerable altura, presenta un primer cuerpo construido en mampostería y un segundo, a base de sillar con dos pisos: en el primero se abre un doble vano de medio punto para las campanas, y en el segundo, otro más pequeño para el campanel. Remata este conjunto una moldura triangular. Ya en el interior, la nave, cubierta por una bóveda de lunetos, queda dividida en cuatro tramos por arcos formeros y fajones de medio punto sobre pilastras.