Identificador
09592_03_013
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 38' 31.39'' , - 3º 32' 44.25''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Castil de Lences
Municipio
Poza de la Sal
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LOS ÚNICOS RESTOS románicos los encontramos en la iglesia parroquial de Santa María de la que no encontramos documentación alguna y únicamente los restos arqueológicos nos informan de su existencia ya en el siglo XII. Es un templo de una sola nave rematada en capilla absidal semicircular, es decir, la habitual en muchos de los templos de esta escuela, guardando grandes relaciones formales con la iglesia de Carcedo. Sobre el muro occidental se levanta la espadaña que consta de tres cuerpos, ciego el primero y con doble vano en los restantes. En el muro norte aún se pueden apreciar los contrafuertes que recorren toda la nave, ocultos en el meridional por los añadidos posteriores. Los muros son de sillería en piedra toba. Se cubre la nave con bóveda de medio cañón articulada en tres tramos mediante dos arcos fajones doblados que apean en haces de tres columnas. Longitudinalmente se ve recorrido por arcos ciegos que animan y adelgazan el muro, de similares características de los que podemos ver en Carcedo, Quintanarruz y Valdearnedo. El ábside consta de presbiterio y capilla absidal semicircular unidos mediante un codillo, esta última compartimentada al exterior en tres paños por dos columnas entregas, cuyos capiteles se ornan con hojas lisas con cogollos en sus puntas el septentrional y dos parejas de águilas pareadas y afrontadas en los ángulos dos a dos cuyos cuerpos describen elegantes ondulaciones. Cada lienzo tiene su correspondiente vano aunque sólo el central se perfora con luz de aspillera, actualmente cegada. Las ventanas no poseen columnas ni capiteles pero sí un guardapolvo que se continúa por el muro a modo de cenefa decorativa en sentido horizontal. Un elemento interesante de estas ventanas son los tres arquillos de medio punto que decoran su tímpano y que, tal y como veremos más adelante, aparecen también en varios templos más. Muy distinta es la ventana del muro oeste, con una arquivolta apeada en columnas. La portada se abre en el tramo central del muro sur, enmarcada por dos contrafuertes, y no se puede apreciar en sus justas proporciones pues la protege un pórtico. Presenta un aspecto muy abocinado, con guardapolvo y seis arquivoltas de medio punto, aunque en las jambas alternan columnas y secciones prismáticas por lo que el número de capiteles de cada una es cuatro y no seis. Coronan los muros de la nave y cabecera, bajo cornisa de simple nacela o dos hileras de billetes, una rica serie de canecillos, donde junto a los simplemente lisos vemos otros con pencas y acantos, hojas dobladas, dos piñas a ambos lados de una flor, tallos entrelazados rematados en hojas superpuestas, un florón de abultado botón central, aves de cuellos entrelazados, dos elegantes aves similares a la del capitel de la columna exterior del tambor absidal, leones, etc. Destacamos de esta serie los tres bustos humanos que aparecen juntos en la zona meridional del hemiciclo, dos masculinos y barbados y el central femenino. La ventana abierta en el hastial occidental, bajo la moderna espadaña, decora su guardapolvo con un ajedrezado y el arco con hojitas tetrapétalas, reposando éste en sendas columnas acodilladas cuyos toscos capiteles se decoran con una pareja de aves afrontadas y una hoja de acanto dividida en cinco. La portada es uno de los elementos principales del edificio. Consta de arco baquetonado y seis arquivoltas, rodeadas por guardapolvo con puntas de diamante. De las arquivoltas, sólo la segunda, tercera y cuarta llevan decoración, recibiendo el resto boceles más o menos gruesos. En la segunda y la cuarta vemos un bocel ornado con hojas duramente labradas a bisel, de estructura más bien triangular, que se van ensamblando unas con otras, más carnosas y de tamaño algo más grande en la segunda. La tercera presenta una serie de hojas de acanto radialmente dispuestas que acaban sustentando un fruto. Los ocho capiteles que las sustentan presentan variaciones sobre la hoja de acanto, todas ellas muy estilizadas con un cuidadoso estudio de su entramado. Los capiteles del interior son en realidad triples puesto que, al ser el arco fajón doblado, descansa sobre triple columna. En el más decorado, el capitel central -con tres caras esculpidas- presenta motivos diferentes en cada cara: la frontal la ocupa un ángel de pie desplegando sus alas de gran tamaño; la cara izquierda la ocupa un águila que camina hacia el ángulo donde pica un objeto imposible de reconocer y en el ángulo derecho un busto humano en actitud solemne; en la cara izquierda vemos otro ángel similar al de la cara frontal. El capitel lateral izquierdo presenta unas sencillas hojas de acanto y su compañero del otro lado tiene la decoración prácticamente perdida. Los restantes cinco capiteles prácticamente repiten los mismos temas: hojas de acanto completamente lisas que ocupan toda la base de la cesta y se dividen en tres o más partes para acabar sustentando un fruto. La ventana del muro norte del presbiterio tapiada y probablemente ornamental como la de Abajas, muestra toscos capiteles, uno con hojas de tratamiento espinoso y otro con una sirena abriendo en dos su cola de pez sobre un fondo de volutas. Cierra el vano un tímpano exornado por una cenefa ondulante y con una roseta calada inscrita en un clípeo con banda de contario en su centro. El arco decoraba su nacela con puntas de diamante rasuradas. A pesar del elevado número de canecillos que este templo posee, la portada y los seis capiteles del interior, la ornamentación escultórica presenta muy poca variedad. Hay un predominio claro de la temática vegetal, presente en la mayoría de los capiteles, en muchos canecillos y prácticamente en toda la portada. Las formas vegetales son por lo general muy simples -únicamente en las arquivoltas de la portada las hojas se complican algo más- de superficie lisa y con sus bordes claramente definidos por una labra a bisel dura. No obstante, el escultor traza surcos limpios y seguros y sus motivos vegetales, aunque sencillos, no están carentes de plasticidad. En las hojas de los capiteles de la portada la técnica que impera es la del modelado por facetas, con transiciones suaves de unos planos a otros, sin bruscos contrastes lumínicos. A pesar del grado de deterioro de estos capiteles, está claro que están labrados por una mano diferente a los motivos vegetales del ábside y a los capiteles del interior; posiblemente los labre el director del taller que trabaja en este templo. Respecto a la temática animal, es mucho menos abundante que la vegetal, aunque hay algunas cosas interesantes. Por ejemplo, el capitel de columna entrega del ábside con aves afrontadas están realizadas con una labra dura pero muy cuidada. Atendiendo a las características de su decoración escultórica, en el templo de Castil de Lences se ven dos manos claramente diferenciadas: por un lado los canecillos y capiteles del ábside y del interior, y por otro la portada. Los primeros, junto con ciertos elementos arquitectónicos como las arcadas ciegas con las que se refuerzan internamente los distintos tramos de los muros norte y sur, relacionan este templo con otros como Escóbados de Abajo y Carcedo de Bureba. La estructura exterior del ábside y el tipo de ventanas que en él se emplean son iguales a lo que podemos ver en Abajas. Respecto a la portada, guarda una estrecha relación con la de Escalada, Madrigal del Monte y algo menos con la de Lences. Las formas constructivas de este templo presentan una notable calidad a tono con lo que es habitual en muchas de las construcciones de esta zona. Es particularmente interesante la forma de articular los muros del interior en donde se siguen unas pautas que parecen propias de un taller. Otro de los hechos notables lo vemos en el ábside, que presenta una estructura muy esbelta y una articulación en donde una vez más se ven las pautas del taller o escuela de algunas de las cuadrillas y maestros que trabajaron en esta tierra. Este ábside, el Abajas y el de Quintanarruz parecen obra de un mismo taller. Es muy probable que otros que han desaparecido como el de Tobes y Rahedo tuvieran similares características. En una capilla lateral del muro norte de la nave se conserva un curioso ejemplar de pila bautismal románica, de copa cuadrada y frentes ornados con simples arquillos dobles y otro central imitando una fuente o puerta, simplemente incisos. Pilas cuadradas las encontramos también en Castrovido y Valluércanes, siendo las dimensiones de ésta 81 cm de lado x 74 cm de altura. Nos parece un templo en el que tanto las trazas constructivas como la decoración de los capiteles del interior y ábside hablan un lenguaje de mediados del siglo XII. La portada parece obra de otro taller y fechable en la segunda mitad de la centuria.