Castillo de Sallent
Castillo de Sallent
Este castillo se encuentra al Sur de la localidad de Sallent, a la que se llega por una carretera que arranca hacia el Norte desde Sanauja, población situada en las proximidades del kilómetro 12,5 de la carretera C-1412a.
A pesar de estar situada en un punto estratégico, son escasas las noticias de época medieval referentes a Sallent y su castillo. En el acta de consagración de Santa Maria de Guissona, de 1098, Arnallus Guilaberti de Salent, a quien se ha puesto en relación con el castillo homónimo, realizaba, con su esposa, la donación de un diezmo que poseían en Grada para costear la iluminación del templo. Este Arnau Guilabert podría ser el mismo que, en 1054, aparecía sin referente toponímico en una conveniencia sobre el castillo de Solsona entre Pere Miró de Ponts y el obispo Guillem de La Seu d’Urgell. En el siglo xii se documenta un Berenguer Arnau de Sallent, sin que pueda asegurarse su vinculación con esta fortaleza, pues podría hacer referencia a la localidad homónima sita en la comarca del Bages. Ante la ausencia de referencias directas seguras, se ha recurrido al vecino templo de Sant Jaume, hoy en ruinas y sustituido por una iglesia moderna, para vincular todo el conjunto con la familia de los Anglesola-Cardona, fundamentando esta relación en la presencia en su portada de las armas de los Anglesola. Las circunstancias, más que los documentos, no desmienten esta posibilidad. Así, la coincidencia en la consagración de Guissona del mencionado Arnau Guilabert de Sallent con el obispo Folc II de Barcelona, hermano del fallecido vizconde Ramon Folc I de Cardona, podría no ser sólo un hecho casual. El segundo testamento del vizconde Guillem I de Cardona, fechado en 1225, menciona el lugar de Ssalent entre las pignoras reales que el vizconde donó a su sucesor, aunque la referencia en el documento es tan aislada y falta de contexto que, como en el resto de noticias comentadas, no puede asegurarse que se trate del castillo que nos ocupa.
El castillo de Sallent fue, en origen, un pequeño complejo castral en el que destacó, como hoy, una torre circular situada en lo alto de una elevación fortificada. Los restos visibles hoy de la antigua fortaleza se centran, sobre todo, en esta espectacular torre, de la que únicamente se ha conservado su mitad septentrional. Su perímetro supera los 5 m y su altura alcanza los 11 m. La desaparición de su mitad sur ha dejado al descubierto sus tres niveles interiores. El inferior, construido directamente sobre la base de roca, es completamente macizo y, por tanto, carente de cámara. En el siguiente nivel se aprecia una significativa reducción en el tamaño del aparejo utilizado. La puerta de acceso, como en la mayoría de torres de similares características, debió de estar situada en este nivel, en el que hace apenas unas décadas se adivinaba aún el umbral de la misma, a unos 4 m del suelo. En el último nivel, se abre en la parte norte una aspillera con un pronunciado derrame al interior.
Del resto de la fortaleza, aún son visibles hoy en día algunos fragmentos de la muralla, la cual, a juzgar por el algún aparejo conservado, fue construida simultáneamente a la torre, al menos en algunos sectores. Esta muralla completaba la defensa natural que las rocas de gran tamaño ya proporcionaban al lugar en varios puntos y que, con toda seguridad, sirvieron de cantera para la construcción del recinto. El estado del conjunto y la abundancia de construcciones posteriores hace difícil hacerse una idea de su estructura original. Diversos edificios en ruinas y de factura más tardía, aparecen diseminados alrededor de la torre, en la parte menos elevada del conjunto. No cabe descartar que algunas de estas construcciones sustituyeran a otras anteriores, quizás también románicas. Con todo, se adivina una cierta ingeniería defensiva, especialmente visible en los muros que cierran la parte baja del desnivel que se halla al Sur de la torre, donde unos muros de gran altura se extienden una quincena de metros cerrando el espacio, aunque se hace difícil hacer corresponder esta estructura con la cronología más antigua del recinto.
Torres de este tipo son comunes desde finales del siglo x, y aparecen habitualmente como elementos complementarios de recintos fortificados más complejos, vinculados con las funciones de control territorial y de vigilancia de vías de comunicación. En este caso, las características del aparejo pueden sugerir una datación algo más tardía, que las escasas referencias documentales de finales del siglo xi y principios de la centuria siguiente parecen confirmar.
La torre, que había iniciado un importante proceso de degradación por la aparición de grietas verticales que ponían en peligro su existencia, precipitó la intervención de las autoridades municipales, que solicitaron una rápida restauración en 2009. La intervención, llevada a cabo por la Diputació de Lleida y finalizada en 2010, se centró esencialmente en la consolidación del muro perimetral de la torre, y en el transcurso de la misma fue excavado un silo.
Texto: Francesc Rodríguez Beltrán/Juan Antonio Olañeta Molina - Foto: Francesc Rodríguez Beltrán- Planos: Eva García Luna
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., 1978, pp. 162-165; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 246-247; Chesé, R., 2011, pp. 608-609.