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Vista general de la Torre del Castillo de Valferosa

Identificador
25223_07_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.861696, 1.445389
Idioma
Autor
Nuria Trigueros Beltrán
Antoni Martín Monclús
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio (Relación)

Castillo de Vallferosa

Localidad
Vallferosa
Municipio
Torà
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castillo de Vallferosa

Descripción

Castillo de Vallferosa

El castillo de Vallferosa está situado en el valle homónimo, un topónimo que alude al perfil angosto de su orografía. El conjunto se sitúa en la cima más alta del valle, en la margen derecha del arroyo de Vallferosa, un afluente del río Llanera y en el camino que en el siglo x conducía a Solsona desde el Sur. Junto con los castillos vecinos de Ardèvol, Peracamps, Lloberola, Riner y Sallent del Solsonès formó parte de la línea de defensa del territorio del sector oriental del condado de Urgell, desde la que se controlaba la entrada a Solsona desde el Sur. Desde Torà, se toma la carretera LV-3005 en dirección a Hostal Nou, desde donde hay que desviarse a la derecha en dirección a Mas Clavell. El camino que parte de esta casa conduce hacia el castillo.

 

Las fuentes documentales no dan testimonio de la existencia del castillo hasta muchos años después de su construcción, que se ha situado en torno a 970. Aunque en los años 1031, 1033 y 1038 varios documentos mencionan el Valle Frausa o el Valle Fraosa, no es hasta 1052 cuando se habla del kastrum de Valle Frausa en un documento de venta de un alodio en el vecino castrum de Llanera. En 1101, otro documento registra la venta de unas tierras situadas infra terminos Kastri Valle Fravose, lo que permite deducir la existencia de algún tipo de construcción defensiva. Un año después, en 1102, el castillo vplvía a ser mencionado para indicar la situación de un alodio de Miró Bernat infra terminos Vallis Fraosa, en el que los hermanos Arnau, Rotllan y Pere (hijos de Guerau Ponç) tienen propiedades que donan a Santa Maria de Solsona.

 

Bernabé Cabañero apunta que pudo ser el mismo conde Borrell II el impulsor y primer propietario de esta obra, coincidiendo con la campaña de reconquista iniciada a partir del último tercio del siglo x. Ya en pleno siglo xi, al menos entre 1068 y 1072, el castillo debió de pertenecer a Arnau Mir de Tost, artífice, junto con el conde Ermengol III de Urgell, de la conquista de tierras leridanas. Mir de Tost, que no tuvo hijos varones, debió de transmitirlo en herencia a su yerno Guerau Ponç de Cabrera, vizconde de Girona, que aparecía en 1108 como donante de la iglesia de Sant Pere de Vallferosa, que sita est in castro Vallis Fravose, a la canónica de Santa Maria de Solsona. Por otro lado, en 1080, Bertran I de Vallferosa figuraba en la documentación como titular y propietario de este castillo. A finales del siglo xii fue vendido a los señores de Ribelles, que en 1196 lo vendieron, a su vez, a Bertran de Granyena, junto con todas las propiedades que tenían en Vallferosa, por doscientos morabatinos. Posteriormente, en el siglo xiv, pasaría a ser propiedad de la familia osonesa de los Brull. Guillem V del Brull figura como señor del castillo de Vallferosa, Llanera y Clariana del Solsonès, y después su hijo Bernat, que tras su muerte, en 1345, seria enterrado en la iglesia de Sant Pere de Vallferosa. Su sarcófago se conserva actualmente en el Museu Diocesà i Comarcal i Solsona. Finalmente, en 1375, el castillo aparece integrado al condado de Cardona.

 

Del castillo se conserva en bastante buen estado la torre, que con 32 m de altura se erige como la torre medieval más alta de Cataluña. Ésta, a la cual debía de adosarse un recinto más o menos amurallado, cumplía las funciones de vigilancia y refugio puntual en caso de ataque.

 

Según Bernabé Cabañero, en la construcción pueden diferenciarse tres etapas constructivas. En primer lugar, hacia 970 se levantó la primera torre circular, que presentaba unos 3,84 m de diámetro, 23 m de altura y una superficie en planta de unos 11,58 m². El diámetro interno de esta primera torre oscilaría entre los 2,96 m en la parte más estrecha y los 3,28 m en la más ancha. La construcción se llevó a cabo con la técnica del encofrado combinado con opus spicatum, cuya presencia aún puede apreciarse gracias a un agujero practicado en época posterior en el lado sureste. El acceso a la torre se realizaba mediante una puerta situada al Este, a unos 6 m del suelo, en el primer piso, rematada por un arco ultrapasado sobre jambas salientes, un modelo que se observa también en las torres vecinas de Ardèvol, Corner y Fals. Actualmente, el acceso a la torre se realiza por esta puerta, que se conserva en bastante buen estado, como también las marcas de la tranca y la solera. En una época imprecisa se abrió un agujero irregular en frente de esta puerta, con toda probabilidad para facilitar el acceso al castillo. A esta primera torre corresponderían los cuatro pisos del interior, de los que se conservan los retallos en el muro donde debía de descansar el suelo, probablemente de madera. El piso inferior debió de desempeñar la función de almacén. La comunicación entre los diferentes niveles debía de hacerse mediante escaleras móviles, también de madera.

 

La segunda etapa constructiva data de la última década del siglo x, coincidiendo con la campaña de incursiones protagonizadas a partir de 985 por Almanzor y su hijo Abd-Al-Malik. Como consecuencia de esta mayor inestabilidad militar, se emprendieron reformas con el objetivo de dotar a la torre de una mayor capacidad defensiva, dada su situación geográfica estratégica en relación a Solsona. Por un lado, se añadieron una serie de doce cadalsos individuales en dos filas de seis, justo por debajo de la terraza. A diferencia de otras torres coetáneas como la de Ardèvol, la de Alsamora o la de Mur, en Vallferosa, sin embargo, estas plataformas recorrían todo el perímetro de la torre y estaban dispuestas a distancias regulares e intercaladas en ambos pisos. En este caso, su estructura triangular, cegada en la parte inferior y abierta en la superior, forma un ángulo demasiado oblicuo para permitir el uso de ballestas o arcos. Además, su estructura era fija e integrada en la fábrica por lo que no podía retirarse o sustituirse en caso de necesidad. Asimismo, los vanos de acceso a los cadalsos eran demasiado alargados y estrechos para permitir un  paso fluido en caso de ataque. Del mismo modo, la disposición de estos vanos dejaba desprotegida la puerta de acceso, pues ninguno de ellos coincidía verticalmente con ésta. Según Cabañero, otros motivos aconsejaban la intervención que se produjo en esta época en la torre. Se trata de la inclinación que presentaba en el sector norte, su gran altura en relación a la base y su escaso grosor a la altura de la terraza. Estos aspectos debieron de comprometer la estabilidad de la construcción, por lo cual se practicó un rebozado en toda la superficie de la torre. Esta intervención supuso la ampliación de la misma en alzado y planta. En cuanto a la anchura, los muros incrementaron su grosor irregularmente, que llegaron hasta los 2 m en algunos sectores, y se confirió a la torre el perfil ataludado que hoy en día se aprecia. Respecto a la altura, ésta se incremento en unos 7 m, con lo que alcanzó un total de unos 30 m. Coetáneamente, se abrió una nueva puerta, al Este de la anterior y a una altura ligeramente superior, en un lugar más inaccesible, puesto que en esta vertiente la orografía es bastante más accidentada. La puerta, que presenta dintel monolítico y arco de herradura, debía de cerrarse mediante un batiente de madera bastante simple, que apoyaría en el resalte de las jambas a ambos lados del vano. La morfología de esta segunda puerta, es muy similar a la del castillo de Sant Pere de Ribes.

 

En esta segunda fase constructiva, en el espacio entre la torre primitiva y el forro posterior, se construyó una caja de escalera de la que se conserva la repisa superior. Estas escaleras, que arrancaban del primer piso y culminaban en el tercero, permitirían un acceso directo y rápido a la zona de guardia, los dos pisos superiores. La caja se iluminaba mediante ventanas de perfil rectangular y pequeño tamaño abiertas en el muro exterior. En esta época se cegó la letrina, erigida en la primera etapa constructiva, y se construyó una estancia trapezoidal cubierta con bóveda de cañón en el piso superior, en el lado norte. También se intervino en la terraza, de la que destacan sus merlones, bien conservados, excepto tres actualmente desaparecidos.

 

Hacia mediados del siglo xi se llevó a cabo una tercera y última etapa constructiva. Por un lado, se ensanchó la torre por su base, mediante un mortero hidráulico, lo que la dotó del aspecto troncocónico que se puede observar en la actualidad. Esta planta baja se cubrió con una bóveda en la que se abrió un óculo central. También en este momento, se construyeron arcos diafragma en los techos de primera, segunda y tercera planta. Se debe atribuir a esta fase la gran bóveda que cubre el piso superior y que servía para sustentar la terraza. Se trata de una construcción compleja ya que la presencia de numerosas aberturas en el perímetro del muro, practicadas para permitir el acceso a los cadalsos, convertía la base de la bóveda en un elemento sumamente frágil. Estos vanos también condicionaron el hecho de que la bóveda arrancase a una altura notable, para evitar el cegamiento de las aberturas, lo que daba como resultado un perfil muy rebajado. Aún con todo, la construcción de la bóveda debió de dificultar notablemente el acceso a los cadalsos, por lo que se construyó un piso de madera en ambas hileras de cadalsos, que comunicaba y permitía el tránsito entre unos y otros. En esta misma zona, y entre dos de los cadalsos, se construyó una estancia con una trampilla para acceder a la terraza. De este periodo también se conserva el suelo de madera del último piso, un elemento de gran interés, ya que es uno de los poquísimos conservados de esta época. Quizás pueda atribuirse a esta campaña constructiva la escalera de mampostería adosada a las paredes internas de la torre, de la cual se conserva su arranque en el primer piso, algunos vestigios en el segundo y un tramo casi completo en el cuarto.

 

La torre fue objeto de una importante intervención entre 2006 y 2009 que tuvo por objeto la consolidación de su estructura y mejora del acceso. Asimismo, se salvó el arco de descarga de la puerta de la segunda fase constructiva, se retocaron los sillares de la base en el sector noreste, y se consolidó el hueco de la zona sur. Además, se colocó la escalera exterior de madera para entrar en el interior de la torre.

 

 

Texto: Nuria Trigueros Beltrán- Fotos: Nuria Trigueros Beltrán/Antoni Martí Monclús- Planos: Antoni Martí Monclús

Bibliografía

 

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