Pont del diable
Pont del Diable o del Congost
La única arcada que queda de lo que debió ser un puente sobre el rio Segre, se encuentra en tierra firme, junto al km 193 de la carretera N-260 que une la Seu d’Urgell y Puigcerdà, en el denominado estrecho de Isòvol, en la subcomarca de la Batllia. Para acceder al lugar se debe tomar el vial a la derecha del sentido de la marcha que conduce a un camping, y seguir hasta antes de la incorporación a la carretera principal, donde se puede dejar el coche. Siguiendo un camino a pie unos 100 m., encontraremos los restos del puente, conocido como Pont del Diable (puente del diablo) o del Congost (del desfiladero).
El origen de la mayoría de los siete puentes de piedra de la Cerdanya se remonta a la etapa de la dominación romana, pues a pesar de que no hay documentación que lo confirme, sí que las estructuras básicas de los mismos son comparables a los de construcción romana que se han conservado en otros lugares del territorio hispano. Más adelante, la Strata Ceretana de los romanos, se convirtió en la Via Francisca inferior, que utilizaban los peregrinos que, desde Francia, se dirigían a la Seu d’Urgell, y éste debió ser uno de los puentes que cruzaban el Segre. Aparece mencionado en el testamento de Sicards, en 1170, entre las posesiones que éste legó a su esposa e hijos. Un dietario del notario Joan Onofre d’Ortadó, de 1524, cita los siete puentes de la Cerdanya entre los que se encuentra el Pont del Diable. La construcción del puente en un terreno de sedimentos y sin una buena base de roca, debió propiciar la destrucción de las arcadas que faltan a causa del terremoto de 1429, que también destruyó el Pont del Soler (sobre el rio Segre, cerca de Talltorta) o de las sucesivas inundaciones provocadas por las crecidas del rio, especialmente las acaecidas en el siglo xvi.
La arcada que se conserva está ubicada en tierra firme, en el margen derecho del rio. Actualmente linda con los terrenos que albergan un camping y que le restan el encanto que poseía en la etapa anterior a la instalación turística. El fragmento que se conserva tiene una anchura de 2,40 m, siendo la longitud de la arcada de 9,10 m y la distancia del punto central al suelo de 3,7 m. Construido con piedras de esquisto de la zona, las dovelas que conforman el arco son losas de gran tamaño y el resto de piedras están talladas toscamente. Los historiadores no se ponen de acuerdo en la datación, que fijan entre los siglos xii y xiii, aunque no faltan opiniones que lo sitúan en épocas posteriores.
Texto y foto: Montse Jorba i Valero
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., 1990-1991, pp. 63, 168; Catalunya Romànica, 1984-1998, VII, pp. 63, 67, 161; Novell i Bofarull, A., 1997, pp. 69, 71; Salsas, A., 1899, p. 78, 90; Vila, P., 1926, p. 141.