Pasar al contenido principal
x

Vista general de Castelló de Farfanya

Identificador
25069_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.8213179,0.7235299
Idioma
Autor
Raquel Cardona Segura
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Castillo de Castelló de Farfanya

Localidad
Castelló de Farfanya
Municipio
Castelló de Farfanya
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castelló de Farfanya

Descripción

CASTELLÓ DE FARFANYA

 

En el valle medio del río Farfanya, afluente del río Segre, y sobre el anticlinal de la Serra Llarga se sitúa Castelló de Farfanya, delimitado por los municipios de Os de Balaguer, les Avellanes y Santalinya por el Norte y Noroeste, Balaguer por levante, Menàrguens y Albesa por el Sur y Suroeste y Algerri por poniente. Comprende el pueblo homónimo, como cabeza de municipio, y la granja de Torredà. La manera más fácil de llegar, desde la capital de provincia, es salir por la carretera C-12 en dirección a Balaguer hasta una rotonda, a unos 25 km, en la cual se debe tomar la tercera salida y continuar 6 km por la carretera C-26. La historia de Castelló de Farfanya gira en torno al castillo, como su nombre indica, el primer asentamiento del cual se sitúa en época ilergete. Fueron los sarracenos quienes en el siglo ix fortificaron el lugar como soporte defensivo de Lleida y Balaguer contra los cristianos.

Castillo de Castelló de Farfanya

Sobre un cerro, al Suroeste del caserío, se erigen los restos de la fortaleza a la que se puede acceder desde varios puntos del perímetro de la base.

 

Del conjunto, en estado de ruina, se distinguen cinco torres, un edificio cubierto con bóveda, restos de murallas y la iglesia del castillo de Santa Maria, reconstruida en época gótica. Aunque se han encontrado vestigios anteriores, probablemente ilergetes, la primera fortificación se remonta al siglo ix como hisn andalusí. La primera noticia escrita sobre el recinto aparece en una dotación de 1036, en la cual Os y Castelion, todavía sobre el dominio musulmán, figuran como términos limítrofes de Santa Linya. Ningún documento constata con exactitud el momento de su conquista por parte de los cristianos, que unos autores sitúan entre 1115 y 1116, por equiparación a la de lugares próximos como Os de Balaguer, Llorenç, Algerri y Almenar, y otros en un momento más tardío, en 1130, cuando consta como propiedad del vizconde Guerau II de Cabrera.  

 

Como consecuencia del ruinoso estado del conjunto y de las adiciones posteriores que se han realizado, resulta complicado diferenciar a simple vista los diversos periodos de construcción, por lo que sería necesario llevar a cabo excavaciones arqueológicas para obtener una descripción más precisa. A partir del estudio de la técnica y del material utilizado, se considera parte del hisn andalusí el lienzo de muralla de la esquina noroeste de la colina, dos torres adosadas a ella y el edificio de planta rectangular que hay al Sureste, aunque su paramento presenta importantes alteraciones posteriores. Una de las torres, apenas perceptible, está dispuesta en el ángulo de la muralla, próximo a una tumba excavada en el muro posteriormente; la otra, mas al Oeste, es de planta semicircular, de cuerpo macizo y conserva unos 13 m de altura. La construcción musulmana está realizada mediante la técnica del encofrado con relleno de mampostería ligada con argamasa, material con el que se cree que irían cubiertas las torres.

 

Para la construcción de la fortaleza cristiana se reaprovecharon algunas estructuras del hisn andalusí, otras se hicieron de obra nueva y se reforzó la anterior muralla con un paño de 1,10 m de ancho. Se cree que la parte alta se dividiría en dos áreas, una el Noreste y otra en el Suroeste. En esta última se situaría el espacio habitado, donde todavía subsiste parte de dos edificaciones, una de ellas sin identificar, y una torre circular muy erosionada, donde actualmente se están llevando a cabo trabajos de consolidación y conservación. De dicha torre vigía se mantiene en pie una pared semicircular al Este, de unos 13 m, parte de la bóveda semiesférica que cubriría dos de los tres pisos y un acceso en cada uno, abierto con arco de medio punto. La otra construcción, conocida popularmente como la caballería, es un edificio compuesto por dos cuerpos de planta rectangular y cubiertos con bóveda de cañón apuntada. Se accede por el Norte, por el bloque más pequeño de unos 4,20 x 5,50 m, tras salvar el desnivel creado por un silo o aljibe cavado en la roca. La segunda habitación, con unas medidas de 4,80 x 14,90 m, es de mayor tamaño y está dispuesta en sentido Este-Oeste. En su muro sur hay cuatro aspilleras simples de las cuales la de levante está derruida. En el interior de la misma, en ambos muros laterales y sobre la altura de las ventanas se abren sendas líneas de orificios enfrentados, que posiblemente soportarían las vigas de una techumbre de madera.

 

Dos elementos complementaban la protección fuera del recinto, para impedir el acercamiento del enemigo y así reforzar la función de las murallas. Uno de ellos es la torre erosionada y partida por la mitad que se sitúa al Norte, próxima al fuerte, de la que queda una altura máxima de unos 9 m y que se ha adscrito a época islámica. El otro apoyo lo componen dos torres y una muralla situadas al mediodía que se consideran de factura cristiana. La torre emplazada en la parte alta está muy derruida, aunque gracias a fotografías anteriores a la década de 1980 se puede ver que ostentaba las mismas características que la del extremo sur. Fue modificada y reutilizada posteriormente, pese a ello se trata de uno de los edificios mejor conservados del antiguo recinto, formado por una planta circular de 5,50 m de diámetro y una altura de cuatro pisos repartidos en unos 14 m. Una puerta y cinco aspilleras se abren simétricamente en el primer y segundo piso, algunas cegadas por enlucidos posteriores y en el interior, pese a las alteraciones, se conserva la bóveda semiesférica del primer nivel.

 

El material de construcción de época feudal es mampostería ligada con argamasa en el relleno y sillería de tamaño mediano en la superficie, que sólo ha permanecido en algunas bases. La cronología de la fortificación cristiana se sitúa en el momento de la conquista del territorio, hacia la primera mitad del siglo xii.

 

Texto y fotos: Raquel Cardona Segura

 

 

Bibliografía

Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI, pp. 343-354 y 444; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 342-344; Vilarrúbias i Gomà, F., 1992.