LA RESTAURADA IGLESIA, dedicada a la Asunción de María es amplia, monumental y de buena construcción en consonancia con la importancia que tuvo este pueblo durante la Edad Media. Se levanta en un alto, sobre una roca algo apartada del lugar. Este promontorio rocoso se advierte en la fábrica de una de las dos naves de la que consta su planta puesto que su muro norte descansa directamente sobre la roca tallada hasta cierta altura. Esto también explica que el coro se encuentre a un nivel superior por aguantar directamente sobre ella. El resto de la construcción tanto la tardorrománica como la posmedieval se completa con aparejo de mampostería y sillarejo en los muros de las naves y de sus respectivas cabeceras rectas con los que se remató el templo, y con sillería el abovedamiento y soportes, arcos interiores, portada, torre, capilla y sacristía. La portada de acceso al interior del edificio, abierta en un tramo intermedio del muro lateral sur, tiene dos arquivoltas apuntadas de bocel que apean en jambas acodilladas. A los pies del edificio Bartolomé de la Llana construyó una esbelta torre a finales del siglo XVI. Parte del abovedamiento originario del edificio como los soportes han sufrido transformaciones a lo largo del tiempo. Así, la asidua bóveda de cañón utilizada para cubrir los espacios de las naves y de sus correspondientes ábsides ha sido reemplazada en el último tramo de la nave norte por una compleja bóveda de crucería de nervios combados del siglo XVI. También en esta parte del templo se han sustituido los soportes por otros mucho más gruesos para soportar el peso de la esbelta torre. Del mismo siglo parece la modificación operada en los arcos y soportes que permiten en parte el paso lateral de una nave a la otra. También el arco triunfal de la nave sur como sus soportes han sido reemplazados por otros posteriores. Al exterior, la intervención en las cubiertas es perceptible al contemplarse las cornisas sustentadas por canecillos, todos de nacela, por debajo de un posterior recrecido, quedando como meros elementos decorativos. Esta elevación de las bóvedas se comprueba en el interior con los rellenos de mampostería añadidos encima de los dos arcos triunfales. El de la nave norte conserva su arco doblado que apea en capiteles de decoración vegetal muy sumaria. Sus fustes a base de tambores arrancan de elevados podios. El resto del templo mantiene su bóveda de cañón ligeramente apuntada con sus respectivos arcos fajones que descansan en ménsulas sin decorar. De los numerosos vanos abiertos en el edificio sólo el vano que iluminó el ábside está enmarcado por columnas y capiteles lisos de estilo románico. Su interior queda en parte oculto al colocarse un retablo mayor barroco que hiciera en 1715 José de Astete, arquitecto vecino de Oña. En resumen podemos decir que la iglesia de Santa María de Garoña obedece a dos grandes momentos constructivos: por un lado la campaña tardorrománica, datada en torno a los primeros años del siglo XIII, cuando se alzó el grueso del edificio y por otro la fase correspondiente a la segunda mitad del siglo XVI cuando tuvieron lugar las obras de acondicionamiento y reforma de su primitiva fábrica.