Identificador
40332_02_012
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 24' 2.86" , -3º 57' 11.84"
Idioma
Autor
Raimundo Moreno Blanco
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
San Miguel de Bernuy
Municipio
San Miguel de Bernuy
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MIGUEL DE BERNUY se encuentra situada en el noroeste de la población, inmersa en la parte más antigua de su caserío y no lejana al cauce del río Duratón del que la separa un fuerte desnivel por el oeste. Se trata de un templo litúrgicamente orientado compuesto en sillería en la zona de la cabecera y mampuesto para el cuerpo de naves a excepción de la portada y encintado de vanos. Esta diferenciación de materiales responde de forma elocuente a las dos fases principales de construcción del templo: románico en la cabecera y barroco en el resto. La primitiva planta medieval en poco habría de diferir al interior del modelo repetido en otras iglesias de la provincia donde una nave rectangular se adosaba a la cabecera, compuesta a su vez por los canónicos tramo recto y hemiciclo, agrupándose al conjunto la sacristía y probablemente un pequeño pórtico. Sin embargo al exterior se nos muestra la variación sustancial que ofrece la disposición de la muy potente torre sobre el ábside convirtiendo la cabecera en un testero plano al igual que en el caso de Fuente el Olmo de Fuentidueña, y Torrecilla del Pinar, aunque en este segundo caso la torre difiera en el lugar de su ubicación. Esta estructura se vio modificada a mediados del siglo XVIII, 1751, momento en el que se muda el cuerpo de naves añadiendo al espacio interior del templo la superficie del pórtico en que desde entonces se ubica la nave sur. Por tanto, al interior, y a excepción de la pila bautismal de la que más adelante trataremos, los restos románicos se centran en la cabecera. A ella se accede por medio de un triunfal de medio punto hacia la nave que ha de corresponder a la reforma barroca del templo y hacia la cabecera por un esbelto arco apuntado y doblado que se observa al exterior y que apea en jambas y columnas adosadas de basa ática con gran desarrollo del toro inferior sobre plinto y basamento y capiteles lisos. El presbiterio se articula mediante parejas de arcos de medio punto tangentes que comparten apeo central formado por una estrecha columnilla de basa ática de oblongo toro inferior sobre un pequeño plinto con garras en los vértices, fuste monolítico y capiteles con motivos de palmetas y acantos avolutados con pequeñas incisiones de trépano de los que penden esquemáticas piñas. Todo ello sobre un banco corrido de fábrica. En ambos muros se abre el arco occidental: en el meridional para dar paso a la sacristía por medio de una moderna puerta adintelada, y en el septentrional como acceso al husillo de subida a la torre por medio de un vano ornado con un lóbulo por tranquero. En la actualidad se encuentra oculto el hemiciclo por un retablo barroco presidido por la figura de San Miguel en su lucha contra el dragón fechado en 1769. Por él parecían discurrir a diferentes alturas tres impostas de listel y nacela con una fina línea incisa a bisel. El aspecto exterior del templo es peculiar debido a la macrocefalia que origina la disposición de la torre, otrora defensiva, sobre la cabecera, aspecto que se ve acrecentado por su poca altura. Remata en machones pétreos que sostienen una cubierta a cuatro aguas que cobija el cuerpo de campanas. En su lienzo occidental se rasga el único ventanal románico con derrame hacia el interior y que hoy mantiene su función. Su esquema compositivo es similar a la del vecino Fuente el Olmo de Fuentidueña, esto es, aspillera interior trasdosada por dos roscas de medio punto y arista viva apeando la interior en columnillas y la exterior en jambas, todo acogido por una chambrana, en este caso lisa y con perfil de nacela. Los cimacios corridos son similares a los del interior del templo de nacela y listel con línea incisa. Las columnas arrancan de basas similares a las del presbiterio prolongándose en fustes monolíticos y rematando en los conocidos capiteles de trasgos que se han de relacionar con Pecharromán y Fuente el Olmo dentro de un núcleo de escultores surgidos del taller de Fuentidueña. Existe una evidente diferencia de talla entre ambos seres, apuntando Ruiz Montejo la posibilidad de que procedan de distintas manos, realizándose como modelo el de más elaborada factura. Para la misma autora habríamos de “reconocer también la presencia de los dos maestros de Pecharromán, puesto que el trasgo modelo muestra, como detalle significativo, los dos párpados bien perfilados” característica que atribuye a uno de los escultores de aquél templo. La factura poco precisa y la similar talla de las basas nos hacen relacionar la mano del autor del trasgo de menor calidad con las cestas vegetales del presbiterio. En la nave de la epístola, cercana a la cabecera, se conserva trasladada la pila bautismal. Es una pieza construida en caliza de perfil troncocónico con un diámetro de 108,5 cm por 74,5 de altura total. Está decorada con una faja lisa ceñida por un grupo de cinco esbeltas molduras troncocónicas dispuestas en vertical. Dadas las similitudes en la escultura y las características reseñadas para el resto del templo, podemos aventurar una cronología en torno a mediados del siglo XIII para los restos conservados en San Miguel.