Identificador
28111_01_006cn
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 25' 6.79" , -3º 10' 38.43"
Idioma
Autor
Ignacio Hernández García de la Barrera
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Pezuela de las Torres
Municipio
Pezuela de las Torres
Provincia
Madrid
Comunidad
Madrid
País
España
Claves
Descripción
SITUADO DENTRO DEL CASCO URBANO, cercano a la casa del Ayuntamiento y lindando con la vía de comunicación que lleva a Olmeda de las Fuentes o Nuevo Baztán, el templo de Nuestra Señora de la Asunción se levanta dentro de un amplio espacio delimitado y cerrado, sólo compartido con la casa parroquial. Se trata de una iglesia de planta basilical de tres naves, con cabecera absidal y torre adosada en el costado septentrional; es fábrica levantada en mampostería con empleo también de ladrillo. De su aspecto exterior destaca la potencia de su cabecera, visible solamente el tramo absidal; recia mampostería organizada en bandas delimitadas por verdugadas de ladrillo se suceden hasta la altura en que aparece un friso -interrumpido a mitad del tambor- de ladrillos en esquinilla, que equivale más o menos a 2/3 del desarrollo completo, siendo ese último tercio de mampostería enteramente. A mitad de su altura se abrieron tres vanos en disposición radial, que hoy se encuentran muy restaurados, siguiendo las formas que se conservan en el más septentrional, menos dañado. En éste se puede apreciar un pequeño arco de medio punto con moldura de picos y trasdosado por una chambrana con motivo de rombos, que apea en altas columnas de basas deterioradas. Las cestas de los capiteles se decoran con abstractas hojas picudas, situándose en el de la derecha una cabeza animal, quizá de bóvido. En los otros vanos se ha reproducido esta composición, marcando las piezas que pertenecen a la restauración, que son la mayoría de ellas. Protegida por un pórtico abierto y abriéndose en el costado meridional del templo se encuentra la portada, que si bien en la actualidad luce una restaurada decoración renacentista realizada en yeso, oculta un triple arco de medio punto construido en ladrillo. Se sitúa esta portada en un muro que responde al impulso primigenio y se organiza con las mismas fajas de mampostería entre verdugadas de ladrillo que se veían en el ábside y se verán en el muro del costado septentrional. El interior del templo ha sufrido cambios y transformaciones a pesar de lo cual se puede intuir la no lejana estructura original. El cuerpo de naves se presenta hoy encalado y cubierto con bóvedas de yeso, mas los testigos dejados tras la restauración son suficientemente elocuentes de su estado anterior. La misma sería la composición de tres naves, más ancha la central, si bien el espacio se presentaría menos diáfano, más compartimentado, al levantarse dos pilares más a cada lado, que darían origen a cuatro arcos donde hoy hay dos, aunque de mucha mayor luz. Pervive a los pies un tramo original que se corresponde con el coro y da la pauta para la descripción tanto suya como de los elementos desaparecidos; arcos doblados de medio punto, con la rosca interna sensiblemente más desarrollada, que apeaban en pilares compuestos de ladrillo. Tanto en las albanegas como en el paramento que se levanta sobre los arcos, la fábrica vuelve a combinar la mampostería con las verdugadas. Sobre esta estructura se situarían las cubiertas, seguramente de madera, tanto en la nave central como en las laterales. La cabecera por su parte permite observar su estructura completa, oculta al exterior. Si allí llamaba la atención la potencia del tambor, aquí lo hace el gran desarrollo del presbiterio. Un amplio arco de medio punto y ladrillo, que hoy hace las veces de triunfal, da paso a un tramo recto espacioso por su altura y profundidad, estando dividido en dos por un arco fajón de ladrillo y medio punto. En los muros laterales se sitúan arquerías ciegas sobre las que corre una imposta de nacela, que marca el arranque de la bóveda de medio cañón, también de ladrillo, quedando oculto el ábside tras el retablo, cuya cercanía a ejemplos como Santorcaz o Valdilecha invita a aventurar la posible presencia de pinturas en sus muros. Adosada a uno de los pilares del lado de la epístola se encuentra la pila aguabenditera; realizada en piedra berroqueña, presenta una decoración de gallones planos dibujados con una leve línea incisa, rematando en la embocadura con un bocel. Cuenta con unas medidas de 36 cm de anchura y 24 de altura. Contigua a la cabecera, en el costado septentrional, se encuentra la torre, dividida en dos cuerpos, estando el superior destinado a campanario además de resultar moderno. El inferior por su parte está construido en fábrica similar al templo, con mampostería y verdugadas de ladrillo, aquí con refuerzo de sillería en las esquinas. Su estructura interna se organiza siguiendo el conocido modelo de tramos de escalera embutidos en el muro que van girando en torno a un machón central. Sus muros interiores y el mencionado machón repiten el mismo aparejo, mientras que en la cubierta se van sucediendo pequeñas falsas bóvedas de ladrillo. Autores como Jiménez Esteban y Rollón Blas atribuyen mayor antigüedad a esta estructura, considerándola previa al templo, hablando de una posible torre de vigilancia. Siguiendo el sistema habitual, la construcción del templo se iniciaría por la zona del ábside, en un momento que se viene situando en torno a mediados del siglo XII; Larrén y Castro fechan las ventanas exteriores en ese mismo siglo, si bien constatan “la ausencia de restos arqueológicos de una etapa románica en el subsuelo”. El resto de la iglesia se levantaría a continuación, muy poco separado en el tiempo, y respondiendo a un mismo plan.