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Torre de Santa Eugènia de Nerellà

Identificador
25051_03_020
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.35899, 1.73558
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Eugènia de Nerellà

Localidad
Bellver de Cerdanya
Municipio
Bellver de Cerdanya
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Eugènia de Nerellà

Descripción

BELLVER DE CERDANYA

Iglesia de Santa Eugènia de Nerellà

Para acceder a Santa Eugènia de Nerellà desde Bellver de Cerdanya, se ha de tomar un camino vecinal al Oeste de la población, que, recorridos 4 km, conduce directamente a la iglesia, que está en el centro de la vecindad, presidiendo con su impactante torre campanario inclinada, que algunos han osado citar como la “torre de Pisa de la Cerdanya”.

 

El topónimo Neriniano, con el que se conocía la población ya en el siglo ix, en la etapa ha sido situado en época romana, y relacionado por Corominas con el dios Nerius. No obstante, también podría relacionarse con la ninfa Nerea. La primera referencia escrita se encuentra en el acta de consagración de Santa Maria de La Seu d’Urgell de 839.  En 1003, se cita como Sancta Eugenia qui est in Neriniano. En un documento fechado entre los siglos xi y xii, el archilevita Guillem legaba a Santa Maria de La Seu d’Urgell, una serie de propiedades, entre ellas un manso en Santa Eugènia de Nerellà. Otro documento de 1122-1123, dejaba constancia de que los hombres y mujeres  de Santa Eugènia de Nerellà, junto a sus hijos, prometían dar los diezmos y las primicias correspondientes a sus deudas, hacer testamento con su capellán, y, en caso de muerte sin descendencia, se dividirían sus bienes en cuatro partes: una para la iglesia parroquial, otra para sus clérigos, la tercera para los pobres, y la restante para el obispo. También aparece en la relación de iglesias devastadas por las huestes del vizconde Arnau de Castellbò y del conde Ramon Roger de Foix. El documento se debió de redactar entre 1241 y 1251, y se trataba de una enumeración de daños sufridos por la misma catedral de Santa Maria de La Seu d’Urgell y unas treinta iglesias del obispado. Su impulsor fue el obispo Ponç de Vilamur, y el receptor, el arzobispo de Tarragona, Pere de Albalat. Se tiene conocimiento de una remodelación en el siglo xv, y otra en el siglo xviii, que eliminó el ábside inicial para, en su lugar, ubicar la puerta de acceso. Finalmente, padeció las consecuencias de la destrucción llevada a cabo por el comité revolucionario en julio de 1936.

 

La iglesia de Santa Eugènia de Nerellà, que perteneció al pagus Tollonensis, fue edificada en el siglo xii sobre el primitivo edificio prerrománico del siglo x o principios del xi. Actualmente, sólo se conserva la torre campanario construida hacia 1035 y que sería coetáneo de los de Santa Maria de Ripoll, Sant Martí del Canigó y Sant Miquel de Cuixà. Debido a su ubicación en un terreno inestable, la torre se fue inclinando hasta alcanzar una desviación de 1,25 m, con respecto a la vertical del suelo, que precisó de una intervención especial para consolidarla en 2002, llevada a cabo por el mismo equipo que actuó en la salvación de la torre de Pisa. En esta intervención se puso de manifiesto que la mayoría de los muros perimetrales corresponden a la etapa románica, a excepción del muro norte, del que sólo se ha conservado el extremo noreste. También se localizaron los cimientos del ábside en el Este, donde se sitúa la actual puerta de acceso, que data de 1784.  Además aparecieron dos absidiolos del presbiterio, una de ellas con restos de pinturas. La nave actual está dividida en tres tramos con un presbiterio cuadrado y tres capillas laterales.

 

La torre campanario es de planta cuadrada, de 3,4 m de lado, con un grosor de los muros de 1,2 m en la base, siendo la altura de 18,5 m. El aparejo está constituido por sillarejo de piedra granítica de tamaño pequeño y mediano, de buena factura. Está estructurada en cuatro cuerpos de altura decreciente. El de la base es liso, con una pequeña aspillera, el segundo presenta tres arcos ciegos característicos del primer románico, y en él sobresalen  las esquineras a modo de pilastras. El tercer cuerpo está formado con un gran arco ciego, en cuyo centro se abre una ventana ciega, geminada, y, debajo, otra de aspillera, continuando las esquineras igual que en el segundo nivel. Como colofón, el último cuerpo presenta en cada cara un ventanal de arco de medio punto de 1,50 x 1,90 m y cubierta a dos aguas.

 

 

Texto y fotos: Montse Jorba i Valero

 

Bibliografía

 

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