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Sección transversal

Identificador
09310_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
María Carmen Barrero Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Miguel

Localidad
Villovela de Esgueva
Municipio
Tórtoles de Esgueva
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN MIGUEL de Villovela, alzada hacia el costado septentrional del pueblo, cuenta con dos naves, románica la septentrional; tardogótica, la meridional. Conserva casi en su integridad el viejo edificio románico, al que se abraza el campo santo por el norte, con un ábside semicircular perforado con tres ventanas rasgadas de medio punto, el cuerpo de la nave y una torre moderna de planta cuadrangular alzada a los pies. El acceso se realiza desde la portada meridional, dando paso a una amplia nave tardogótica, es de traza apuntada, porta moldura conopial y alfiz ornados con bolas, así como jambillas en correspondencia con las arquivoltas, dentro de una estética familiar al gótico flamígero. El exterior del ábside desvela un vano central de medio punto flanqueado por semicolumnillas y una cesta vegetal (está destrozada la izquierda) cuyas impostas abilletadas se prolongan por el tambor para perfilar dos niveles. Queda reforzado por contrafuertes prismáticos rematados en talud. En el interior del ábside, cubierto con bóveda de horno y extradosado, se aprecian amplias arquerías ciegas de medio punto que apoyan sobre una imposta abilletada y sirven de enmarque a los vanos (la arquería ciega se prolonga también a lo largo del muro septentrional). En el punto de arranque de la bóveda de horno encontramos otra imposta de bolas (que en el tramo presbiterial toma forma de billetes). El tramo presbiterial se cubre con bóveda de cañón, enlazando con el arco triunfal de medio punto. Tanto la tipología de arquería ciega como los capiteles del interior coinciden con otros edificios del grupo románico del Esgueva (Pinillos, Terradillos, Cabañes, Santibáñez, Bahabón u Oquillas), datables hacia el último tercio del siglo XII, mientras que las semicolumnas entregas absidales podrían emparentarse con obras románicas tardías del entorno cerratense y grupo vallisoletano del Esgueva, muy cercanas a Villovela. Los capiteles románicos, de notable tosquedad, presentan hojas de acantos (algunos rizados), pencas, hojas tripétalas inscritas en el interior de palmetas (como en la portada de Cabañes), águilas explayadas, leones e ingenuos cérvidos afrontados que devoran manojillos de tallos. Especialmente fracturados en el hemiciclo absidal, quizá por la instalación forzada de obligados retablos, y en el exterior, donde la degradable caliza de paramera ha sufrido el crudo efecto de la erosión. En el lado del evangelio de la nave románica -a la altura del actual pavimento- apreciamos una credencia de medio punto. El segundo tramo de la nave se cubre hoy con bóveda de crucería datable a inicios del siglo XVI. La que antaño fuera capilla bautismal, a los pies de la nave románica, se cubre con bóveda de medio cañón. Hacia occidente apoya sobre capiteles muy maltrechos, coronando semicolumnas adosadas a contrafuertes prismáticos. Hoy en día hace las veces de recoleta capilla capaz de acoger los oficios. La nave meridional, con aparatosa cabecera poligonal, plementería arriñonada y sólidas pechinas angulares (de traza más humilde que San Martín de Tours de Cabañes), da paso al tramo presbiterial y otro más occidental, cubiertos con crucerías estrelladas cuyas claves caladas se decoran con monogramáticos “IHS”. Las impostas de bolas y los pilares fasciculares nos hablan de una edificación alzada hacia el primer tercio del siglo XVI que, sin embargo, respetó la modesta nave románica septentrional, a la que se abre respetuosa mediante un gran arco apuntado. A pesar de la necesidad de una ampliación moderna, nuestros antepasados no consideraron oportuno derribar la fábrica más antigua, quizá por respeto a la memoria de sus mayores. Singular resulta la pila bautismal, semiesférica y dispuesta sobre peana bulbosa, queda alojada en la vieja cabecera románica. Es pieza en excelente estado de conservación y singular refinamiento obrada hacia mediados del siglo XVI que presenta las armas parlantes de don Juan de Acosta, obispo de linaje luso a la sazón prelado de Osma.