Identificador
09559_06_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Pedro Jesús Sánchez López
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Panizares de Valdivielso
Municipio
Merindad de Valdivielso
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN ANDRÉS se sitúa en el extremo septentrional del caserío. Conserva buena parte de su estructura románica, aunque ésta fue radicalmente transformada por la reforma del siglo XVI que configuró el actual cuerpo del templo, con dos amplios tramos cubiertos por bóvedas de crucería con terceletes, sólo reutilizando parte del muro norte y hastial occidental de la primitiva, así como la cabecera original, transformada entonces en sacristía. La portada románica fue trasladada y remontada en el muro sur de la iglesia tardogótica, aunque fue cegada y parcialmente solapada. Pese a tales reformas, que conservan los restos del edificio románico por criterios meramente utilitarios, podemos alcanzar a reconstruir la estructura primitiva del mismo como templo de nave única -probablemente con cubierta de madera- y cabecera compuesta de breve tramo recto presbiterial y ábside semicircular articulado mediante un codillo, todo levantado en buena sillería y hoy amenazado por una profunda grieta que rasga el eje del tambor absidal y su bóveda. La cabecera románica se alza sobre un zócalo moldurado con bocel. El paramento externo del hemiciclo se articula en tres paños mediante dos contrafuertes prismáticos que casi a la altura de la cornisa dejan paso a columnillas de mínimo fuste, cuyos capiteles de cestas lisas con apenas esbozadas bolas en los ángulos se integran en la línea de canecillos. En el centro de cada paño se abren ventanas de vano rasgado y doble derrame, rodeados por arcos doblados de medio punto, el exterior sobre columnas acodilladas de fino fuste y apenas esbozados capiteles vegetales. Bajo el cuerpo de ventanas corre una imposta abocelada que invade los contrafuertes y divide los muros de la cabecera en dos pisos. Esta articulación muraria con columnas sobre pilares parece un remedo torpe y tardío de la que vemos en los ábsides de San Pedro de Tejada, Tabliega de Losa o Villacomparada de Rueda. Escultóricamente, el mayor interés se concentra en la hilera de canecillos que soportan la achaflanada cornisa, decorados con un busto humano de ojos almendrados, otro de labios con comisuras caídas en actitud de taparse las orejas con las manos, gesto que repite a su lado un demonio cornudo y exhibicionista de gesto sonriente, tres personajillos sobre una hoja picuda, un prótomo de cáprido, una máscara humana de abultado mostacho y quizá tonsurada, un prótomo de lobo, simple nacela y dos con nacelas escalonadas y un prótomo de jabalí. Al interior, la primitiva cabecera funciona como sacristía, accediéndose a través de una puerta abierta en el testero tardogótico en la que se reutilizó un cimacio o imposta ornado con grueso abilletado. El breve presbiterio se cubre con bóveda de cañón, mientras que el ábside lo hace con bóveda de horno, ambas sobre impostas de listel y nacela. Bajo las ventanas corre otra imposta de similar perfil, articulándose el piso bajo con una curiosa arquería ciega de arcos escarzanos y rebajados que apean en grandes columnas adosadas al muro, alzadas sobre basas de amplio toro inferior aplastado sobre plintos y coronadas por capiteles recubiertos por gruesa capa de enfoscado, algunas decoradas con hojas lisas y otras aparentemente sin labrar. Aunque las arquerías ciegas en los paramentos interiores de la cabecera son frecuentes en las iglesias de estos valles septentrionales de Burgos, Cantabria y Palencia (Crespos, San Miguel de Cornezuelo, San Pedro de Tejada, Manzanedo, etc.), resulta excepcional la traza de los arcos que rematan esta de Panizares. La reforma del siglo XVI aprovechó, realzándolo, el muro septentrional de la nave románica, cuya altura primitiva queda marcada por los dos canes lisos y la cornisa con abilletado aún visibles desde el cementerio que rodea al templo por el norte. Remata los muros tardogóticos una cornisa sustentada por simples canes de cuarto bocel junto a otros románicos, de nacela, reutilizados. En el hastial occidental es bien visible el recrecimiento del muro románico y su ampliación hacia el sur, manteniendo la ventanita primitiva, de arco de medio punto con un bocel en la arista rodeado por chambrana ajedrezada y sobre dos columnas acodilladas bajo impostas de igual decoración y basas áticas con garras y plintos. De los capiteles que las rematan el septentrional muestra la recurrente decoración a base de una amplia hoja triangular nervada de punta doblada y remate superior con volutas y triángulos curvos que hemos visto en la mayoría de los edificios de Valdivielso (Valdenoceda, El Almiñé, Condado, Tartalés de los Montes, etc.). El capitel del lado derecho del espectador recibe decoración de entrelazo de cestería. En el muro meridional de la cabecera tardogótica se trasladó y remontó la primitiva portada románica, cuya roza es visible al interior. Hoy cegada, exteriormente sólo podemos apreciar la mitad de este acceso, al estar solapada por la estructura que alberga la escalera de caracol que da servicio a la torre alzada sobre el pórtico meridional, tras el que se dispone la actual portada. Consta la primitiva de arco de medio punto de arista ornada con un bocel sogueado -elemento que vemos en San Pedro de Tejada y las iglesias antes citadas- y tres arquivoltas. La interior se moldura con una mediacaña en la que se disponen un rectángulo liso y otro sogueado, una roseta en un clípeo, dos bolas y, en el centro, una pareja de personajillos de ruda talla. La arquivolta central muestra un bocel ornado con tres máscaras monstruosas y humanas y cenefa de círculos concéntricos, y la exterior se moldura con una mediacaña entre dos boceles, rodeándose el conjunto con chambrana de triple hilera de ajedrezado, misma decoración que muestran las impostas. Apean los arcos en jambas escalonadas en las que se acodillan dos parejas de columnas, sólo visibles las del lado derecho del espectador. El fuste de la columna interior muestra fina decoración de entrelazo de cestería, habiéndose perdido el relieve del capitel que la corona. El capitel externo, sobre fuste liso, presenta el motivo de las dos aves afrontadas -especie de gallináceas-, de cuellos vueltos y pobladas colas, que vimos en otras iglesias del valle (San Pedro de Condado, El Almiñé), completándose aquí la cesta con rosetas inscritas en clípeos, círculos y triángulos incisos. Pese a que Huidobro y García Sáinz de Baranda consideraban esta iglesia de Panizares como “antiquísima” y obra del siglo XI, más parece que fuese una de las últimas en erigirse del grupo de Valdivielso, probablemente en los años finales del siglo XII o primeras décadas del XIII.