Sant Pol de Cabanabona
CABANABONA
Capilla de Sant Pol de Cabanabona
Desde Cabanabona, por una pista asfaltada muy estrecha y sinuosa, se llega, a unos 2 km, a un cruce en el que se debe girar a la izquierda hacia un camino de tierra que serpentea dificultosamente hasta la cima de un elevado cerro en el que se ubica la antigua capilla de Sant Pol. Desde este pequeño edificio, que se asoma al valle del Llobregós, se contempla parte de la cordillera pirenáica.
La capilla, originariamente bajo la advocación de san Pablo, está actualmente también dedicada a san Sebastián, advocación añadida con motivo de la construcción de un nuevo edificio en el siglo xviii. Sant Pol se convirtió en ermita dependiente de la iglesia parroquial de Cabanabona cuando ésta se construyó en época moderna con el fin de facilitar a los vecinos su asistencia a los oficios. Son escasas las referencias documentales que existen sobre Sant Pol. Se sabe que en las inmediaciones donde se emplaza existió un asentamiento medieval, el de Vilaior, del que prácticamente nada queda. La mayoría de especialistas coinciden en afirmar que la primera vez que apareció su nombre es en 1140, en el testamento sacramental de un tal Pere, que donó parte de sus bienes a la iglesia de Santa Maria de la Seu d’Urgell, entre ellos un cuarto de unas viñas en Sanct Pauli. La ruina en la que se encontraba la capilla de Sant Pol llevó a los vecinos del área de Cabanabona, allá por las postrimerías del siglo xviii, a iniciar la edificación de un nuevo templo allí mismo, que se elevó adosado y paralelo al anterior. Éste se construyó, según las noticias documentales conservadas y las inscripciones de su misma fachada, siguiendo teóricamente el mismo diseño y la misma estructura del edificio románico preexistente en un intento por realizar una copia exacta de la iglesia originaria. Aún así, si se comparan ambos edificios, lo que queda del románico y el más reciente de época moderna, es bastante difícil pensar que hubiera habido similitudes entre ambos.
Sant Pol fue una pequeña iglesia rural muy sencilla, organizada a partir de un minúsculo ábside orientado a levante y una sola nave longitudinal cubierta con bóveda de cañón. Debió estar techada a dos aguas y el acceso, como sucedía en edificios pequeños de una sola nave, debió situarse, muy posiblemente, en el lado sur, donde se conservaron una puerta y una pequeña ventana. La apariencia de la capilla hoy en día es bien distinta, ya que lo poco que se mantenía en pie de la estructura románica original fue absorbido por la nueva construcción, a la que se integró como capilla anexa que lleva bastante tiempo inutilizada y cerrada debido a las reformas que se están llevando a cabo. Desde el exterior, únicamente puede verse parcialmente el ábside, lo que queda de su muro occidental, que está muy reformado en épocas posteriores, y la parte alta del muro norte, el cual se encuentra oculto prácticamente en su totalidad tras una construcción, medio derruida y semienterrada que fue elevada durante el siglo xix o xx para cobijar a los pastores de la zona. El ábside es probablemente el único elemento románico destacable que se puede apreciar desde el exterior. Posee una planta semicircular y parte de su estructura ha quedado oculta, incrustada en los muros del edificio moderno. Se eleva unos 3 m desde la base hasta su techumbre y posee una pequeña ventana cuadrada en el mismo centro, muy básica y sencilla, formada por cuatro grandes sillares bien tallados. Su factura, cuidada y delicada, y la utilización de un aparejo bastante regular, dispuesto ordenadamente de manera horizontal y en algunos casos inclinados a modo de espina de pez, demuestra una clara voluntad decorativa y rítmica y puede dar pistas sobre su posible datación, aunque da la sensación de que todo el muro ha sido restaurado. El lado de poniente se rehizo casi por completo con posterioridad. Tenía una puerta moderna de medio punto que fue tapiada a raíz de la construcción del nuevo templo. En su vano se abrió una sencilla ventana, y encima de la cual se conservó un pequeño óculo que quedó prácticamente al nivel de una de las aguas de la cubierta del nuevo templo.
A la capilla de Sant Pol se entra por una puerta rectangular que conecta el presbiterio tardobarroco con los pies del edificio primigenio. El interior, que no alcanza los 3 m de anchura, es un espacio unitario y desprovisto de cualquier elemento ornamental. Está compuesto por una sola nave longitudinal cubierta por una sencilla bóveda de cañón de perfil semicircular que ha sido recubierta de un revoco. A pesar de su aparente robustez, la bóveda y algunas partes de los muros laterales están preocupantemente deformadas. El aparejo utilizado en los paramentos es irregular y está poco labrado, aunque aparece dispuesto en hiladas que tratan de seguir cierta horizontalidad. Actualmente están reforzados y recubiertos con un cemento moderno que oculta sus juntas de argamasa. Igualmente el suelo medieval se perdió y ha sido sustituido por unas grandes losas modernas. El interior del ábside, también de reducidas dimensiones, está cubierto por una bóveda de cuarto de esfera. Acoge un sencillo altar moderno situado sobre una plataforma ligeramente elevada, se abre a la nave mediante un arco presbiterial y en él se abre una ventana, de perfil cuadrangular. Existe otra pequeña ventana de medio punto en el muro sur, la cual originariamente dejaba entrar la luz del mediodía pero la construcción más reciente la privó de su funcionalidad y simplemente conecta ambos edificios. Se ha situado la construcción de esta capilla a finales del siglo xi.
Texto y fotos: Juan Antonio Campos
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, p. 307-308.