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Revisar Título

Identificador
34228_01_014n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 30' 59.99'' , -4º 31' 54.39''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Cristóbal

Localidad
Arenillas de Nuño Pérez
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA PARROQUIAL DE SAN CRISTÓBAL es un edificio de muy simple traza, construido hacia el siglo XVII fundamentalmente en ladrillo. Aunque fue levantado de nueva planta en época moderna, se reaprovechó una mínima parte de la caja muraria de un templo anterior, en concreto un paño del muro del evangelio (entre el contrafuerte y la esquina), edificado con sillares de caliza bien escuadrada y rematado con una cornisa de sección recta sustentada por canecillos lisos, que quizá habría que adscribir al siglo XIII. El interés principal del edificio se concentra, sin embargo, en su pila bautismal, situada bajo el coro del último tramo de la nave. Está labrada en un bloque monolítico de dorada caliza y ha llegado hasta nuestros días en un buen estado de conservación. Esta pila fue erróneamente catalogada por el Inventario Artístico de Palencia y su provincia como del siglo XV, aunque es evidente que se trata de una obra bastante anterior, datable en los años finales del siglo XII o inicios del XIII. Está asentada sobre un podio circular de 17 cm de altura, cuya arista biselada se encuentra salpicada con doce cabezas de clavo. La copa es troncocónica invertida de 70 cm de altura por 130 cm de diámetro y su borde superior está decorado con un bocel torpemente sogueado ocupando la arista. La diferente tonalidad de la piedra es fruto de la exudación y señala el nivel de agua contenida durante años. La copa presenta decorado sólo parcialmente su exterior, signo quizá de la intención de colocarla en un ángulo del templo. La decoración se distribuye en dos escenas enmarcadas por un espacio rehundido y coronado por cuatro arquillos de medio punto. Vemos bajo ellos dos de las escenas de lucha recurrentes en la iconografía románica: el combate del caballero y el dragón y el enfrentamiento entre animales. En la primera escena observamos a un infante, armado con casco esférico, escudo oblongo blocado, de umbo almendrado, y espada corta que hunde en el cuello de un tosco dragón de cuerpo serpentiforme y escamoso, cabeza y garras leoninas y cola de reptil enroscada. El híbrido, por su parte, se revuelve y muerde el escudo del guerrero, el cual parece cabalgar a la bestia en una especie de remedo de la disposición de la figura de Sansón desquijarando al león, aunque probablemente se trate sólo de una incorrección compositiva fruto de la impericia del escultor. Estilísticamente, el rostro del infante recuerda, en el tratamiento a base de incisiones paralelas de la larga cabellera y de la barba de mostachos sobresalientes, los ojos almendrados y saltones, boca en pico e hierática expresión, el estilo del maestro de los capiteles de Moarves y obras a él ligadas, sobre todo la figura del Sansón de Collazos de Boedo y los personajes de la pareja de capiteles de procedencia palentina conservados en el Metropolitan Museum of Medieval Art de Nueva York. En la otra escena asistimos al enfrentamiento de una pareja de leones rampantes y de rugientes fauces que se afrontan simétricamente. Ambos presentan idéntica morfología, con cuerpos estilizados, largas y abundantes melenas de mechones lanceolados, hocicos arriñonados, ojos circulares y saltones y colas enroscadas de puntas divididas en tres mechones que reposan sobre sus cuartos traseros. La iconografía de lucha es relativamente frecuente en la decoración de las pilas bautismales (así en los ejemplos palentinos de Cantoral de la Peña, Valcobero, etc.), tanto en su expresión infante-bestia como en el combate entre fieras. Genéricamente podríamos asociarlas, dentro de la iconografía de las pilas bautismales, a la antítesis Bien-Mal y el triunfo del primero, al que se accede a través del sacramento del bautismo.