Identificador
37185_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 59' 57.9 -5º 41' 48.37''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Villamayor
Municipio
Villamayor
Provincia
Salamanca
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
DENTRO DEL R EMODELADO Y EMERGENTE núcleo urbano de Villamayor encontramos la iglesia de San Miguel Arcángel. Del primitivo edificio románico conserva el templo parte de la caja de muros de la nave, con su portada abierta al norte, aunque enmascaradas por las numerosas reformas postmedievales, principalmente de los siglos XVI y XVIII. Consta, hacia 1594, el trabajo en la iglesia de Mateo Lozano, carpintero, que había realizado, unos años antes, la capilla mayor de la iglesia de Parada de Arriba. El tramo oriental de la nave y la cabecera original fueron sustituidos en el último tercio del siglo XVIII por las actuales, obra de Nicolás Rodríguez bajo la dirección de Jerónimo García de Quiñones, con tres tramos de bóveda vaídas con lunetos. Una inscripción en el testero recuerda la finalización de las obras: “Hizose esta obra siendo beneficiado de esta iglesia D. Fernando de Pinosa Álvarez. Año de 1776”. Las piedras de espera de los muros norte y sur de la fábrica dieciochesca indican la intención, afortunadamente no consumada, de continuar hasta la total reforma de la nave. Enmascarado por construcciones anejas el muro meridional, hoy podemos contemplar el cierre norte de la primitiva nave, levantado en aparejo de sillería con la excelente arenisca local. La portada, protegida por un pórtico moderno a un agua, se abre en el espesor del muro, componiéndose de arco de medio punto liso al que dobla una arquivolta con el chaflán decorado por una hilera de puntas de diamante y botones, exornado por una banda de hojitas de nervio central, a modo de ovas. Arco y arquivolta apean en jambas lisas coronadas por impostas decoradas con un friso de hojas lisas y carnosas de acusado nervio central y puntas enrolladas, en la izquierda, y acantos recortados con puntos de trépano en la derecha. La colocación de las dovelas y sillares de la portada parece sugerir un remonte del vano, y lo mismo sucede con la imposta que la corona, que debía rematar el antecuerpo o estructura original. Se decora ésta con un friso de máscaras grotescas de aspecto entre lo felino y lo antropomorfo, de puntiagudas orejas y fauces rugientes que vomitan tallos de los que brotan cogollos y hojarasca. La talla es mediocre, acudiendo al uso del trépano para dotar a las figuras de volumen. El origen de los motivos, tanto vegetales como figurados, está en el foco de la capital. Un friso de máscaras vomitando hojarasca recuerda al de Santibáñez del Río, encontrando diseños similares en la Catedral Vieja de Salamanca (capiteles de la cabecera, canes de la portada del claustro, etc.). Corona este muro norte de la nave románica una muy alterada cornisa sustentada por una hilera de canecillos, algunos de simple nacela y otros decorados con un bocel, al estilo de los zamoranos y salmantinos. Junto a la portada se conservan algunos vestigios decorativos de la primitiva construcción, como una imposta o cimacio con tres filas de billetes, un canecillo ornado con una hoja lobulada de aire gotizante y el sarcófago de un infante. Finalmente, en la sacristía se custodia un fragmento de relieve, sumamente dañado, figurado con un personaje masculino, desnudo, que alza su brazo derecho y parece levantar o sostener algo con su diestra. Tallado en reserva, la filiación de la pieza es muy dudosa. La cronología de esta iglesia, en función de sus referentes en la capital, debe rondar los años finales del siglo XII o inicios del XIII.