Esta pequeña localidad de la merindad de Valdivielso, que recibe su nombre de las numerosas rocas calizas de este tipo que se forman en la parte alta de la población, conserva en su iglesia parroquial de San Esteban algún que otro vestigio románico tardío. Es un templo de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón apuntado y articulada en tres tramos por medio de dos arcos fajones. La cabecera primitiva fue sustituida por la actual a finales del siglo XV o comienzos del XVI. De la vieja fábrica tardorrománica se conservan también la portada meridional y varios canecillos lisos reutilizados en una dependencia moderna. La portada obedece a un esquema muy simple, con un arco de medio punto y un guardapolvo con puntas de diamante.