Sant Miguel de la Infermeria
Capilla de Sant Miquel de la Infermeria
La pequeña capilla de Sant Miquel se encontraba dentro del recinto del monasterio de Sant Joan de les Abadesses, cuyas dependencias se ampliaron tras su conversión en canónica con la residencia abacial y la propia infermería, dependencia necesaria para el debido cumplimiento de la regla agustiniana. El edificio donde se acogía a las personas enfermas, así como a ancianos o desvalidos, necesitaba una capilla donde los canónigos responsables de su cuidado pudiesen celebrar el oficio diario. Los restos de dicha capilla, que fue consagrada a san Miguel, son visibles hoy en la parte trasera del palacio abacial.
El abad Ponç de Monells fue el responsable de la construcción del pequeño templo, del que se conserva el acta de consagración, fechada en 1164. En ella se puede ver como dicho acto contó con la presencia de los obispos de Vic y de Girona, además del abad Ponç, quienes dotaron la iglesia con dos masías en los lugares de Prats y Matalatosca. Durante los siglos xiv y xv se ejecutaron una serie de reformas en la capilla, en parte debidas a la necesidad de reparar los desperfectos originados por el terremoto del año 1428. Entre las reformas más importantes destaca la reconstrucción de la fachada occidental para sostener un campanario de espadaña, que todavía se puede ver en algunas fotografías de archivo. Una vez suprimida la canónica, en 1498 se tapió la puerta que comunicaba el templo con la enfermería, abriendo una entrada en el muro meridional para facilitar el acceso de los fieles. La capilla fue destruida durante Guerra Civil, quedando únicamente los restos de la planta y algunos de sus muros.
Como se puede deducir de estos escasos restos, la capilla de Sant Miquel era una pequeña edificación de nave única, cubierta de bóveda de cañón y rematada con un ábside semicircular. Tenía una puerta de entrada en el muro septentriona, que la comunicaba con las dependencias de la enfermería. Todavía se puede observar parte del aparejo de la construcción de sus muros, que consta en su parte más baja de cantos rodados colocados de forma regular. En los marcos de las puertas y ventanas, así como en el inició del ábside se puede apreciar el uso de sillares de refuerzo de gran tamaño y perfectamente alineados. También se conserva una ventana de medio punto en la cara norte, de la misma manera que se puede intuir una ventana similar situada en el ábside de la iglesia.
Procedente del altar de esta iglesia, en el Museu del Monestir de Sant Joan de les Abadesses se conserva un fragmento de tejido con número de inventario 355. Se trata de una pieza de origen hispanoárabe confeccionada durante el siglo xiii y utilizada para recubrir reliquias.
Texto y fotos: Martí Beltrán González
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, X, pp. 407-408; Junyent i Subirà, E., 1976b, pp. 92-95; Montsalvatje i Fossas, F., 1908, pp. 373-374; Ordeig i Mata, R., 1991, p. 358.