Identificador
49300_01_009
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 3' 16.62" , -6º 38' 2.75"
Idioma
Autor
Mercedes Pereda Ruiz
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Puebla de Sanabria
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
ENCLAVADA EN LA ZONA más elevada del caserío, en las inmediaciones del castillo erigido por el conde de Benavente, Rodrigo Alonso Pimentel, en el siglo XV, la iglesia de Santa María del Azogue es el resultado de una amalgama de estilos fruto de las transformaciones sufridas por el primitivo templo románico durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Actualmente aparece como un edificio de planta de cruz latina con cabecera poligonal, torre esquinada a los pies y cuerpo oriental recubierto por una sacristía, camarín y otras estancias. Subsiste de la iglesia románica la caja de muros de su nave única, levantada en sillares de granito algo irregulares, con sus dos portadas, una abierta en el muro meridional y protegida por un pórtico barroco y la otra en el hastial. La primera referida presenta arco de medio punto moldurado con boceles, chaflán y mediacaña, y doble arquivolta, la interior ornada con un bocel al que se superponen rombos, al modo de algunas portadas gallegas, y la segunda con hojitas tetrafolias. Apean estos arcos en jambas lisas coronadas por una imposta con perfil de filete, nacela y bocelillo. Junto a la portada y hacia los pies se abría un hoy cegado arcosolio de arco de medio punto con chaflán y tornapolvos con listel, nacela y bocel, de apariencia contemporánea a la construcción de la iglesia. Sin duda, el máximo interés del edificio románico se concentra en su hastial occidental, en cuyo ángulo meridional se adosó una esbelta torre barroca con doble acceso, exterior e interior. En el centro del muro, y en su espesor, se abrió una portada de arco netamente apuntado moldurado con tres cuartos de bocel en esquina retraído sobre jambas que abocelan su arista. Rodean el arco dos arquivoltas de idéntico perfil y chambrana de nacela con bolas, sobre la cual se incrustó una tosca cabeza barbada de rictus sonriente. Apean los arcos en jambas escalonadas que matan su arista con bocel y en las que se acodillaban tres parejas de columnas, de las que las exteriores han perdido sus fustes, bajo una imposta de dos boceles. Los capiteles, de ruda talla, reciben -de izquierda a derecha- decoración de entrelazo, hojitas lanceoladas, cadenetas y dos niveles de hojas, una cabeza felina de puntiagudas orejas mordiendo un objeto irreconocible y dos figurillas, una bárbara representación del Pecado Original y un capitel de helechos de puntas vueltas, todos con astrágalos sogueados. Las dos parejas de estatuas-columna conservadas constituyen el elemento más llamativo de la portada, pese a la rudeza de su ejecución, las notables desproporciones y su avanzado deterioro. En las del lado izquierdo, casi irreconocibles, se dispuso un personaje barbado ataviado con túnica y capa con fiador, que sostiene un libro con ambas manos y, en la columna inmediata, otro de similar indumentaria que sostiene un libro sobre su pecho y se lleva la diestra al mentón, gesto reflexivo propio de la figura del evangelista Juan. Las estatuas del lado derecho de la portada representan a dos personajes, uno masculino portando una especie de cetro o pomo -de cuyo cinturón pende una bolsa o faltriquera-, y una figura femenina, velada, que lleva su diestra sobre el pecho, ambos coronados y ricamente ataviados. Sobre la portada, y bajo el remate a piñón barroco que corona el hastial, se abre un óculo moldurado con toro entre mediascañas y bocel exornado por una serie de arquitos de medio punto, todo rodeado por tornapolvos de finos billetes, de aire plenamente galaico. Ya en el interior, escasos son los recuerdos románicos, al estar la caja de muros de la nave cubierta por una armadura sobre tres arcos diafragma que reposan en ménsulas de molduración barroca. En el momento de acometer esta cubrición, posiblemente a principios del siglo XVIII, se prolongaron los muros de la nave con mampostería. En el ángulo formado por el brazo norte del transepto y el muro de la nave se dispuso una capilla, realizada por Antonio Xuárez y datada en 1628, cubierta con bóveda de cañón. En su interior se conserva una curiosa pila bautismal gótica, cuya copa troncocónica de 1,04 m de diámetro y 0,58 m de altura, realizada en granito, aparece decorada con bárbaras representaciones parcialmente labradas en reserva, en las que reconocemos dos cruces griegas de brazos flordelisados, un ángel, un personaje orante, otro con un libro en su regazo y una tosquísima figura de obispo. Su cronología y estilo sobrepasan los márgenes de este estudio. Los vestigios románicos de Santa María del Azogue parecen así obra tardía fruto de un taller local, sin duda lejanamente deudor de los modelos compostelanos y orensanos que unas décadas antes habían inspirado a los artistas de las iglesias de Benavente, sobre todo en la portada sur de San Juan del Mercado. Es probable que su cronología sobrepase la segunda década del siglo XIII, pues en su arcaizante estilo hay pruebas de un cierto goticismo.