Identificador
49000_0120
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 30' 5.21'' , -5º 44' 54.30''
Idioma
Autor
Juan Ildefonso González García
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Zamora
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
PARA SALVAR EL ANCHO CAUCE del río Duero, desde tiempos bien tempranos la ciudad se dotó de un puente que unía el arrabal de San Frontis y el cogollo urbano conformado por el Primer Recinto de la muralla y, bajo él, el arrabal de Olivares, una ruta que en realidad formaba parte de la vieja calzada romana de la Plata. Desconocemos el momento en que construyó tal paso, situado en la zona más vadeable del río, pero lo cierto es que también muy pronto, en plena época románica, se elevó un nuevo puente a poca distancia, aguas arriba. El 28 de febre ro de 1157 el rey Alfonso VII y su esposa Rica, con sus hijos Sancho, Fernando, Constanza y Sancha, hacen una serie de donaciones a la catedral de San Salvador y al obispo Esteban, entre las que aparece la zuda de Olivares, situada sub veteri ponte. La cita es interesante pues pone de manifiesto que ya entonces este puente era considerado de notable antigüedad. Gómez-Moreno considera sin embargo que el apelativo de “viejo” lo habría tomado en recuerdo de una construcción más antigua, ya que los restos que de él se conservan, según ese autor, serían más o menos contemporáneos del Puente Nuevo, conocido hoy, desde que se construyó otro de estructura metálica, como el Puente de Piedra. El mal estado de aquel antiguo puente hizo que se reforzara hacia el año 1200 pero su debilidad, y seguramente el desuso que iría sufriendo en favor del otro , provocaron su ruina hacia el año 1310. Desde entonces aparece representado como tal en cualquier imagen de la ciudad tomada desde el río, como en el conocido plano de Van den Wyngaerde, aunque gradualmente sus restos vayan desapareciendo. Hoy aún se conservan algunos muñones junto a la orilla meridional del río, testimonio de lo que en tiempos debió ser, a pesar de todo, una obra sólida, compuesta por una estructura de cal y canto, con paramentos de sillería, de los que sólo llegamos a apreciar los tajamares triangulares. El Puente Nuevo es mencionado por primera vez el 28 de abril de 1167, cuando el obispo Esteban otorga facultad a Pedro Díaz y a otros comerciantes zamoranos, para fundar la iglesia de San Julián del Mercado, iusta pontem novum. Y es que la apertura de esta nueva ruta hacia la zona más dinámica de la ciudad en ese momento -la Puebla del Valle y El Burgo- seguramente fue una necesidad que repercutiría favorablemente en la evolución del sector más oriental del núcleo urbano. Numerosas reformas ha sufrido este puente desde aquellos tiempos, de modo que su estructura original está muy modificada, siendo quizá los restos que hoy vemos ya de finales de la Edad Media, aunque Gómez- Moreno supone que puedan llegar hasta el siglo XIII. Hecho en sillería, consta, según su forma actual, de dieciséis arcos ligeramente apuntados, con tajamares triangulares y aliviaderos ovalados, éstos sin duda resultado de las más recientes modificaciones. Son constantes las noticias de reformas que se han sucedido también desde el siglo XVI y que afectaron tanto a la estructura del propio puente como a las dos torres con que contaba, situadas en ambos extremos. Un periódico local recogía en septiembre de 1905 la noticia de que “el próximo día 18, lunes, darán comienzo los trabajos previos para llevar a cabo la reparación de tan importante obra en el río Duero de esta capital ... Las obras del puente comenzaron por el desmonte de ambas torres y por los pretiles, más la parte de tímpanos que amenazan ruina”. Algunos días después se llevó al ayuntamiento la veleta conocida como La Gobierna, que remataba la torre sur y el 8 de noviembre se dice que las obras avanzan con suma rapidez y que “la demolición de los dos torreones puede estimarse terminada”. También este Puente Nuevo ha sido muchas veces retratado en imágenes de la ciudad e incluso aparece aún con sus torres en algunas fotografías. Es asimismo el puente que aparece en el escudo de armas del concejo, aunque muchas veces se haya considerado que este emblema representa al puente de Mérida. Así, en uno de los escudos que decoraban la torre de La Gobierna, depositado hoy en el Museo de Zamora, se ve una imagen -aunque sea simplificada- de su estado en el siglo XVI, con sus dos torres y con el pretil recorrido por merlones con remate triangular. Pero sin duda la representación más interesante es la que se puede ver en un famoso sello de cera del concejo zamorano, fechado en 1273 y en el que aparece una vista de toda la ciudad, con el Puente Viejo aún en pie y el Puente Nuevo sin torres, ya que las dos almenadas que se ven sobre el mismo pertenecen en realidad al recinto de la ciudad.