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Planta

Identificador
34486_03_011
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 46' 4.59'' , -4º 26' 31.85''
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Esteban

Localidad
Montoto de Ojeda
Municipio
Olmos de Ojeda
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA SENCILLA PLANTA DE SAN ESTEBAN se compone de una nave dividida en dos tramos y cabecera simple con tramo presbiterial y semicírculo absidal, ambos perfectamente diferenciados. Adosada al muro sur de la nave y desplazada hacia el sur respecto al eje axial del templo se encuentra la espadaña, con un cuerpo de acceso -a modo de torre- de planta cuadrangular. En el muro sur de la nave se abre la portada, ligeramente resaltada, que actualmente se encuentra cubierta por un pórtico adosado con un nivel superior o granero, el nivel inferior abierto por dos arcos de medio punto sobre pilares. También aparece adosada, al lado norte del presbiterio y parte del tambor absidal, una pequeña sacristía de planta cuadrangular con contrafuertes prismáticos reforzando sus ángulos y un pequeño ventanal en su lado este. Presenta, por tanto, un aspecto externo muy similar al de otros edificios románicos de la zona, como Pisón de Ojeda o Cubillo de Perazancas. La mampostería y sillería arenisca y caliza son los materiales predominantes: la primera es utilizada en la construcción de la sacristía, pórtico, parte inferior de la espadaña y lateral norte de la nave, mientras que la sillería -de tamaño regular y bien tallada- predomina en la cabecera, nave y parte superior de la espadaña. La nave se divide por medio de un arco fajón ligeramente apuntado en dos tramos -el segundo de mayor altura y longitud- cubiertos con bóvedas de crucería cuyos gruesos nervios descansan sobre ménsulas decoradas. Este arco fajón descansa sobre sendos pilares adosados, con perfiles acentuados, cuya fuerza interna se contrarresta exteriormente mediante el uso de contrafuertes prismáticos que en algún caso son angulares o ligeramente escalonados y aparecen además en el hastial, muro norte de la nave y costado oeste de la espadaña, este último muy voluminoso y diseñado para disminuir el empuje que ejerce sobre la misma su propio cuerpo de acceso. El segundo tramo de la nave, a los pies, se encuentra ocupado por un coro alto de madera con escalera de acceso, añadido modernamente. En época tardogótica se abrió un nicho bajo arco escarzano, decorado con estrechas molduras de bolas en el muro sur. Otro vano muy similar, en el muro norte del tramo de los pies, cobija una sencillísima pila bautismal. El tránsito de la nave a la cabecera aparece remarcado por la presencia de un arco triunfal apuntado y doblado sobre semicolumnas adosadas con capiteles esculpidos y basas con bolas angulares sobre podium. El tramo presbiterial, ligeramente más ancho que el absidal, se cubre con bóveda de cañón apuntado que arranca de una línea de imposta decorada con nido de abeja; presenta un pequeño vano abocinado abierto en su lado sur, mientras que en el lado norte se abre la puerta que comunica con la sacristía. El ábside semicircular situado en un plano más elevado, se cubre con la típica bóveda de cuarto de esfera en la que todavía son visibles restos de policromía. El tambor absidal presenta un ventanal de medio punto abocinado sobre columnas con capiteles esculpidos y una escasa decoración que se reduce a la presencia de dos molduras que recorren su perímetro interior, una de ellas prolongándose por el tramo presbiterial. La espadaña, dividida en dos cuerpos, está en perfecta armonía con la sencillez del conjunto; el cuerpo inferior aparece horadado por dos sencillas troneras de medio punto sin decoración, mientras que en el superior - rematado a piñón- aparece un solo vano idéntico a los anteriores. De la primera campaña constructiva del edificio, en los años finales del siglo XII, conservamos únicamente la cabecera del templo y la espadaña; quizá la parte inferior de los muros de la nave pertenezcan también a esta primera fase, sin embargo el enlucido interior dificulta cualquier análisis en este sentido. En un segundo momento se sustituyó la cubierta primitiva de la nave -probablemente de cañón apuntado- por la actual de crucería. Dicha reforma tardogótica (siglo XVI), obligó no sólo a alterar parte de los muros de la nave, sino a colocar una serie de contrafuertes que contrarrestasen el empuje creado por este nuevo tipo de cubierta. El resto -pórtico, cuerpo de acceso a la espadaña, sacristía, pavimento de la nave y cementerio- es resultado de obras muy tardías, plenamente posmedievales (del siglo XVII en adelante). Sin lugar a dudas la obra de más trascendencia fue la construcción de la sacristía, ya que se transformó el aspecto original del lienzo norte del presbiterio en el que se abrió un ventanal muy similar al que se conserva en el lado sur. Hoy en día en ese espacio se abre la puerta que comunica presbiterio y sacristía. La decoración escultórica de la iglesia aparece localizada en los espacios románicos todavía conservados. La portada, catalogada “como de románico cisterciense del primer cuarto del siglo XIII” por los autores del Inventario Artístico de Palencia y su provincia, aparece ligeramente adelantada sobre el muro sur de la nave. De arco levemente apuntado y abocinada, se compone de tres arquivoltas lisas y chambrana decorada con puntas de diamante. Las arquivoltas descansan sobre tres pares de columnas acodilladas con sus correspondientes capiteles vegetales (hojas de acanto rematadas en crochet) y cimacio corrido totalmente liso. Las basas poseen collarino y toro sin esculpir y apoyan sobre un pequeño pedestal. La talla recuerda muy directamente a la apreciable en la portada septentrional de Cubillo de Perazancas. Ya indicábamos al hablar de los soportes internos que tanto los capiteles del arco triunfal como las ménsulas de la bóveda del primer tramo de la nave aparecían esculpidos. Los primeros presentan una talla de cierto interés y rica iconografía que Ángel Sancho relacionó certeramente con el maestro de Lebanza. El capitel del lado del evangelio reproduce la escena de la Epifanía, con una gran riqueza figurativa que abarca la totalidad de la cesta: en el centro de la composición aparece la Virgen, sedente, con el Niño en su regazo, mientras que a su izquierda aparece la figura de San José sujetando un equino y a su derecha los tres Reyes Magos que portan en sus manos los presentes. El cimacio, decorado con entrelazos vegetales, se prolongará a modo de imposta por el tramo presbiterial (en este caso con decoración de nido de abeja) y semicírculo absidal. El capitel del lado de la epístola, representa la escena de Daniel en el foso de los leones. Este mismo tema, y decorando un capitel del arco triunfal, lo localizamos abundantemente en otros edificios palentinos: La Asunción de Villabermudo, Villanueva de la Torre, Resoba o Gama. Su respectivo cimacio también presenta decoración de entrelazo vegetal, mientras que las basas aparecen ornamentadas con bolas angulares. En estos dos capiteles del arco triunfal aparecerán una serie de detalles -tanto estilísticos como anatómicos- que hacen posible su conexión escultórica, según Hernando Garrido, con otros edificios palentinos, especialmente con el ya citado de Lebanza y con el círculo de los escultores del friso de Moarves. Los ventanales abiertos en la cabecera, tanto en el presbiterio como en el tambor absidal, acaparan la mayor parte de la escultura. La del tramo del presbiterio presenta exteriormente la chambrana sin decorar, compuesta por una simple moldura; no ocurrirá así con los ábacos de ambos lados, con una rica ornamentación de entrelazos vegetales. Los capiteles siguen el mismo esquema compositivo y figurativo, con figuras zoomórficas afrontadas (leones alados en el de la izquierda y grifos tocándose con el pico, con una sencilla ornamentación de filigrana vegetal en la parte inferior, en el de la derecha). Su estilo recuerda claramente al taller activo en la portada meridional de Santa Eulalia de Brañosera. Por lo que respecta a la ventana del semicírculo absidal, también presenta una chambrana sencilla sin esculpir, en tanto que los ábacos correspondientes aparecen decorados con un motivo de cenefa vegetal en el que se repite -en sentido vertical e invertido- la forma de una hoja o palma. Los dos capiteles poseen fina decoración vegetal con hojas de acanto trepanadas a dos niveles que recuerda a piezas del monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo. Las columnas de ambas ventanas poseen basas con collarino y toro sobre pedestal, todo ello sin esculpir. Indicar por último que tanto el muro sur del presbiterio como gran parte del semicírculo absidal conservan en su exterior bajo la cornisa gran cantidad de canecillos esculpidos junto a otros de simple proa de nave. De los localizados en el presbiterio podríamos destacar el que representa a un lector sedente que nos recuerda al existente en el ábside de Gama y otro con un león en la misma línea que otro de Santa Eulalia de Brañosera. Los restantes, tanto del coro como del tambor, representan distintos personajes (músicos, contorsionistas, etc.) que destacan por la riqueza y elegancia del tratamiento dado a sus vestiduras. Todavía se ven los dos primeros canes de la nave propiamente dicha (uno en el lado norte y otro en el sur) decorados con excelentes vegetales entrelazados que recuerdan a otras piezas de Zorita del Páramo.