LA ERMITA SE ENCUENTRA algo alejada de la población, aproximadamente a unos 500 m, y en el mismo lugar donde se localiza el actual cementerio de la localidad, extendido ante la fachada sur del templo y rodeado por un pequeño muro. Se trata de un edificio de nave única rectangular y cabecera plana. La nave se divide interiormente en tres tramos de igual longitud mediante arcos fajones, el de los pies ocupado por un coro alto. El tránsito a la zona de la cabecera se realiza mediante un arco triunfal doblado que apoya sobre semicolumnas adosadas a pilares. Exteriormente sus irregulares paramentos de mampostería y sillarejo, tanto de la nave como de la cabecera, se ven reforzados -especialmente en el muro norte- por una serie de pequeños y gruesos contrafuertes que vienen a atenuar los empujes ejercidos por los arcos fajones. Sillares bien escuadrados refuerzan los ángulos y esquinas del edificio, tanto en la zona de la cabecera como a los pies del edificio. En diversos lugares las cornisas se encuentran ligeramente desplazadas de su ubicación original como resultado de probables remodelaciones posteriores. Aparte de los sencillos canecillos de nacela que aparecen bajo la cornisa, la restante decoración esculpida del edificio se reduce a la existente en la portada que se abre en el segundo tramo de la nave, ligeramente adelantada respecto a la línea muraria y realizada en sillería muy deteriorada. Generada a partir de un arco netamente apuntado, posee dos arquivoltas que apoyan sobre un par de columnas rematadas en toscos capiteles lisos en los que se insinúan ciertas formas esféricas en las esquinas superiores. La cronología del conjunto nos lleva sin duda a un momento muy avanzado del siglo XIII en el que a pesar del evidente goticismo del conjunto, son perceptibles todavía ciertas reminiscencias románicas.