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Pila bautismal

Identificador
16122_01_011n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 9' 58.44'' , -2º 8' 42.31''
Idioma
Autor
Iván Amor Carretero Gallarte
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Mariana
Municipio
Mariana
Provincia
Cuenca
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
NADA MÁS ACCEDER AL PUEBLO, destaca la alta torre de su ayuntamiento que sobresale por encima de todas las edificaciones. Sin embargo, la iglesia, a la que se accede por la calle que lleva su nombre, ocupa el lugar más privilegiado dentro del entramado urbano. Situado en una pequeña plaza, el templo ha sabido mantener los elementos característicos de las construcciones románicas de la zona. Aunque Madoz la defina como una iglesia “de poco mérito”, hay que indicar que ésta es una construcción del siglo XIII de muy buena factura, con ampliaciones en los siglos XVII y XX. La iglesia es de nave única acompañada por ábside semicircular, presbiterio recto –con resaltes entre ambos elementos así como en la nave–, espadaña a los pies y dos portadas de ingreso, enfrentadas, en los respectivos muros norte y sur. Las citadas ampliaciones no han impedido que conserve su estructura original, ya que simplemente se realizaron para cambiar el artesonado del interior de la nave (desgraciadamente no se conserva ni el original ni el sustitutivo por un incendio ocurrido en el año 1940). Como es habitual, la obra se realiza en mampostería con remates de sillar en las esquinas. El edificio se cubre a dos aguas con teja cerámica curva, y el vuelo de los aleros es recogido mediante teja vuelta en doble rosca. El ábside, además de la sobreelevación citada, tiene una pequeña ventana abocinada que se fabricó en sillar y con remate de medio punto. Muy similares son las otras dos, en ambos muros del presbiterio, pero carecen del remate superior. En el muro sur encontramos, entre dos contrafuertes de sillar, la primera de las portadas de entrada al templo. Situada bajo una línea de canecillos, alguno de los cuales presenta decoración vegetal, la portada se resuelve mediante dos arquivoltas apuntadas con dovelas y recercado sin decoración que apoya en pequeñas cabezas, desgraciadamente muy deterioradas. Según Nieto Taberné: “Este esquema compositivo tiene un claro parillo en las ventanas altas de la nave principal de la catedral de Cuenca donde también se inscriben entre dos breves contrafuertes, apoyando su vierteaguas en preciosas cabecitas”. En cuanto a la otra portada, se abre en el muro norte, y su composición es mucho más sencilla. Consta de dos arquivoltas lisas adoveladas de medio punto, con recercado sin decoración, que apoyan en jambas lisas y con arista achaflanada a través de cornisa simple. Como bien indica Miguel Ángel Monedero, en estas portadas “se advierte claramente la indecisión de su autor ante las dos tendencias coexistentes en España durante el siglo XIII”, pues la del Norte “es un claro ejemplo del románico”, mientras que la del Sur indica la influencia del gótico que estaba llegando. La espadaña, elevada al tiempo que el resto del edificio, se estructura en dos cuerpos que se apoyan sobre el zócalo, existiendo entre ellos un pequeño estrechamiento. La parte superior, ejecutada en sillar, cuenta con dos vanos para sendas campanas y corona en frontón triangular, de época posterior. Conviene recordar que la espadaña cuenta con una inscripción de 1690, fecha que indica el primer recrecido del muro. En cuanto a su interior, la nave y la cabecera se cubren con un falso techo de ladrillo enlucido en bóveda de cañón, mientras que el coro, a los pies, lo hace mediante techo plano. Entre la nave y el presbiterio se encuentra un arco de medio punto que apoya en el muro, arco idéntico al existente entre ábside y el presbiterio. Éstos, y un tercer arco formero en el espacio del presbiterio, se encuentran enyesados. La iluminación de la nave se realiza mediante tres ventanas abocinadas (dos en los muros del presbiterio y una más en el tambor del ábside), más diversas ventanas modernas abiertas a lo largo de la nave. Por último, a los pies se encuentra un coro alto que apoya sobre ménsulas de madera. Sobre las ventanas abocinadas cabe destacar la crónica de su “redescubrimiento” realizada por Raúl del Pozo en los años sesenta del pasado siglo XX: “Sabíamos, por un archivo inconcebiblemente ileso, que mi pueblo no es de ahora, porque poseemos partidas y fechas que datan del alto imperio. (…) En las obras que se están realizando en la iglesia, el pico erudito del párroco ha destapado tres purísimos arcos románicos, de la mejor marca, en el presbiterio, colocados simétricamente en el centro y las alas. La luz ha vuelto a su cauce y se asegura una fantástica iluminación en el altar”. La pila bautismal –una pieza muy interesante– se encuentra emplazada a los pies de la iglesia, justamente debajo del coro. De 121 cm de diámetro y 84 cm de altura, la pila de Mariana es uno de los ejemplares más extraños de toda la provincia por las peculiaridades de su decoración. El vaso presenta tres bandas: bajo una pequeña cenefa lisa se encuentran las dos primeras, formadas por arcos de medio punto secantes que se anudan formando lazos, más ancha la superior, junto al cordón liso. A continuación, vienen arcos de medio punto, adosados entre sí, que apoyan en fustes acanalados. El pedestal presenta una decoración en forma de tréboles de tres hojas, similar a la que se encuentra en los arcos de la banda inferior del vaso. La pila de Mariana, de fábrica cercana al siglo XIII según Nieto Taberné, tiene similitudes con la de Valdecolmenas de Abajo. Ambas presentan arcos entrelazados, aunque la de Valdecolmenas carece de las dos bandas superiores. También hay semejanzas entre ambas pilas y la que se halla en La Melgosa. Sin embargo, en esta última, los arcos inferiores tienden a convertirse en gajos.
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