Santa Coloma de Ger
GER
El municipio de Ger se sitúa en la parte central de la comarca de la Cerdanya. Además del pueblo homónimo, que es cabeza de municipio, quedan en su término la aldea de Gréixer, el caserío de Saga, el barrio de San Pedro y varias urbanizaciones modernas, además de los despoblados de Altejó o Tejó, Montmalús y también Niula, que ha sido urbanizado de nuevo. La población principal se sitúa junto al km 187 de la carretera N-260, entre el río Segre y los montes del Puigpedrós.
El topónimo tiene origen ibérico, que se reencuentra en la zona del Noguera Pallaresa o en el País Basco. La zona fue asentamiento durante la ocupación romana (Hyeron). Cerca del pueblo, al noroeste, está el barrio de Sant Pere, donde se encuentran las ruinas de la antigua capilla de Sant Pere de Ger. Está documentado (965) que, en esta capilla, junto a la antigua Strata Francisca, había una pequeña comunidad de clérigos. El año 978 el conde Borrell II la cedió, junto con un manso de la villa de Ger, a Sant Serni de Tavèrnoles, monasterio al que todavía pertenecía el 1268, aunque por esas fechas, ya no había en ella ninguna comunidad. Luego fue posesión del monasterio de Sant Miquel de Cuixà. Sin embargo, los restos que se conservan del edificio parecen de época moderna.
La documentación sobre la villa es abundante. En 1090 se firma un contrato entre el abad Pere Bernat y los monjes de Tavèrnoles, y por otra parte Pere de Ger, al que le ceden un manso en Ger para que lo trabaje. En 1260, Bernarda y su marido Pere Galí, venden a Ermengol una viña en el término de Sant Pere de Ger, por 150 sueldos barceloneses. El término aparece citado en varios testamentos de caballeros antes de emprender viaje de peregrinaje al Santo Sepulcro entre 1041 y 1076. También aparece en el Memorial de greuges (1241-1251) que expone la relación de daños sufridos por la población, los eclesiásticos y los bienes de la iglesia, causados por los hombres del vizconde de Castellbó y del conde de Foix. En 1263, Jaime I refrendó a favor de Bernat, prior de Santa Maria de Cornellà, toda heredad, posesión, derecho y renta, proveniente de sus antecesores, de todas las posesiones del monasterio, entre las que se encontraban varios alodios en Ger.
Iglesia de Santa Coloma
El templo de Santa Coloma de Ger, que la parroquia del municipio, se encuentra en el centro del pueblo; se llega, desde la carretera, subiendo por la calle del Roser y luego por la calle Mayor, en uno de cuyos recovecos está plantada la iglesia.
Esta aparece citada en la lista de parroquias del acta de consagración de Santa Maria de la Seu d’Urgell, una falsificación redactada seguramente a comienzos del siglo xi, que va fechada, sin embargo, en el 819. A finales del siglo x, en 978, consta ya una donación de conde Borrell II a Sant Pere de Ger. Más adelante, en 1026, el arcediano urgelitano Ponç le legó una hacienda, un granero y tierras, y en 1060, un tal Pere donó tres sueldos a Santa Coloma. El 13 de noviembre de 1079 se firmó un concordato entre Guillem Ramon, conde de Cerdanya y el abad Ramon de Tavèrnoles, por el que el conde renunciaba a sus derechos sobre las iglesias de Sant Pere de Ger y Sant Esteve de Riufred o d’Umfred, además de dos mansos en Sanavastre y uno en Das, a cambio de lo cual, recibiría dos libras de plata. Fue visitada por los delegados del arzobispo de Tarragona entre 1312 y 1314. Fue posesión de los monasterios de Sant Miquel de Cuixá y Sant Serni de Tavèrnoles.
El edificio actual sólo conserva, de época románica, los herrajes de ornamentación de la puerta de acceso, pues la fábrica fue completamente reedificada en el siglo xviii. Se trata de una puerta de dos hojas, divididas en tres plafones, a los que se le adaptaron herrajes reutilizados, de pobre factura. Combinan barras y volutas formando una rudimentaria armadura, poco ortodoxa. Se componen de barras simples, horizontales, de cuatro volutas con pares de volutas unidas por el dorso, con los tallos separados. En todos los plafones se sigue la misma composición, variando, solo, la calidad de los elementos que las integran. En los plafones superiores, las barras están dispuestas en diagonal.
La iglesia fue reconstruida después de resultar seriamente dañada durante la guerra civil de 1936. Se conservó la portada adovelada de poniente, realizada en 1740 con mármol de Isòvol y con representaciones esculpidas de un cazador con sus perros. Esta portada es similar a la que cerraba el recinto del santuario de Santa Maria de Quadres, que actualmente se encuentra montada en una propiedad privada de Ventajola.
Virgen de Ger
La pieza más relevante que procede de Santa Coloma de Ger es una magnífica talla de la Virgen con el Niño, que se conserva en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (núm. inv. 65503). La Mare de Déu de Ger (53,5 x 20,5 x 14,5 cm) fue retirada de la iglesia tras una visita pastoral en 1925, cuando se decidió su traslado al Palacio Episcopal de la Seu d’Urgell. Allí permaneció hasta que fue adquirida por el coleccionista Santiago Espona. El 15 de octubre de 1926, Antonio Badrinas realizó un peritaje de la imagen, que tasó entre 1500 y 1750 pesetas, seguramente antes de que fuese adquirida por Espona. Antes de morir, en 1958, éste legó toda su extensa colección a diferentes museos, y en concreto las esculturas románicas ingresaron en el Museu d’Art de Catalunya, actual MNAC.
Cabe subrayar la importancia de las imágenes como elemento importante del interior del templo románico, en el que ocupaban un lugar privilegiado. Los tipos más frecuentes eran el Crucifijo y la Virgen con el Niño, teniendo en cuenta que, en el ámbito catalán, cabe añadir los grupos del Descendimiento de la Cruz. Por lo que concierne a las imágenes de la Virgen, aunque en Catalunya existen varios modelos iconográficos distintos, el más destacado es el de la Sedes Sapientae, que representa la figura de la Virgen con el Niño, entronizada y vestida con casulla, manto y, en general, con corona, el Niño sentado en su regazo, mirando ambos de frente. Según T. Heilbrohner, la casulla representa a María como símbolo de la Iglesia jerarquizada o institucionalizada, y también alude al concepto de María como sacerdote o ministerio sacerdotal, idea que se irá extendiendo a partir del siglo xii. Este modelo iconográfico, ya lo encontramos en Catalunya anteriormente, en la pintura mural románica de los valles pirenaicos del noroeste (Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Tredós, Santa Maria d’Àneu, Sant Pere de Sorpe).
La Virgen de Ger es un buen ejemplo para ilustrar el significado y la función de este grupo de imágenes, en las que se relaciona el lenguaje de las formas con su contenido simbólico, no solo de los personajes representados, sino también de su función y emplazamiento. Se la relaciona con las vírgenes de la colección de Eric de Kolb (Nueva York), de Ix, Bastanist, Targasona y Talló (a pesar de que el tipo de trono de esta última no coincide con las demás). Este modelo se desarrolla en los Pirineos, especialmente en la Cerdanya, y se difunde por el obispado de Urgell.
La Virgen de Ger, en concreto, es una talla románica en madera de álamo, policromada al temple y con relieves de estuco, remarcable por su pureza de líneas. Es una representación típicamente románica, datada en el último tercio del siglo xii, que destaca por la frontalidad compositiva. La Virgen aparece como Trono de Sabiduría, es decir, como Sedes Sapientiae, con el Niño sentado en su regazo. Descansa sobre un cojín policromado, colocado sobre un sencillo escabel, cuyos montantes están adornados con motivos vegetales en bajo relieve de estuco. La parte posterior del trono, acaba en un pequeño respaldo curvado, y así mismo está decorada con una cuadrícula pintada, que inscribe aspas o cruces desordenadamente. Viste túnica roja hasta los pies, que asoman dejando el calzado puntiagudo y decorado, a la vista. Se cubre con un manto verdoso, a modo de casulla sacerdotal, en clara alusión al valor simbólico como metáfora de la Iglesia, y un velo, a modo de manto, de color rojo con flores, desciende desde la cabeza por su espalda, hasta el dorso del trono.
El Niño viste túnica, con fondo crudo, adornada con florecillas rojas, y se cubre con manto rojo estrellado, cruzado, a modo de toga romana. Ambas piezas van ribeteadas por una banda amarillenta que, en el caso de la túnica, va adornado con puntos en estuco. Está sentado ligeramente desplazado sobre la rodilla izquierda de la Madre, en actitud de bendecir con la mano derecha, y sosteniendo el Libro de las Escrituras abierto (símbolo de sabiduría), en el que se puede leer: ego svm... pero no el resto de la inscripción.
La composición del grupo se caracteriza por su frontalidad, y porque tiende a la simetría. Los rasgos faciales de ambos están suavizados, destacando los ojos almendrados. Al observarla detenidamente se puede comprobar que las dos figuras llevaban corona, cosa que respondería a la idea de realeza. Se sabe que las coronas originales fueron substituidas por otras metálicas, que se han perdido.
En una fotografía tomada durante su estancia en el Archivo Diocesano de la Seu d’Urgell se observa que los brazos de la Madre están en una posición elevada, distinta de la original, y que el Niño no descansa en su regazo, sino en el brazo izquierdo de la Virgen. A este respecto hay que añadir la descripción de J. Martí Sanjaume, que es quién menciona el traslado, a la vez que describe la imagen según la visión actual, por lo que se deduce que la modificación se produjo durante su estancia en la Seu d’Urgell. En 1986, la imagen fue objeto de una restauración, en la que se restituyeron zonas perdidas de los pies, a pesar de que siguen faltando parte de los dedos de las manos de la Madre y del pie izquierdo del Niño.
Texto: Montse Jorba Valero – Fotos: Montse Jorba Valero
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