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Fachada oeste de Santa Maria de l’Om

Identificador
17100_01_010
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.351694, 2.980764
Idioma
Autor
Carmen Ropero Mochales
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Maria de l’Om

Localidad
Masarac
Municipio
Masarac
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Maria de l’Om

Descripción

Santa Maria de l’Om

 

El priorato de Santa Maria de l’Om se encuentra en el lugar conocido como el Priorat,  pequeño núcleo urbano construido alrededor del asentamiento religioso. Se sitúa aproximadamente a unos 2 km del núcleo de Masarac. Se accede por la comarcal GIV-6026 que parte de la N-II después de Pont de Molins y nos conduce al lugar pasando por Masarac.

 

El antiguo priorato agustiniano se encuentra en un lugar habitado ya en época romana. Santa Maria de l’Om aparece en la relación de iglesias que en el 1093 pasaron a depender de la abadía de Vilabertran por donación del obispo de Girona, Berenguer Guifré. La fundación, en ella, de un priorato agustiniano parece ser que se produjo hacia el 1139 y conocemos priores de l’Om desde 1142 hasta mediados del siglo xv, cuando se extinguió la comunidad. Fue confirmada, junto Sant Martí de Masarac y Sant Cebrià de Mollet, como posesión de Vilabertran en 1176 por una bula del papa Alejandro III. Más tarde, la iglesia aparece citada en las Rationes Decimarum de 1279-1280 como contribuyente al sostenimiento de las Cruzadas. Consta que en 1314 únicamente residían en l’Om cuatro clérigos regulares, con su prior Jaume de Llers. Del mismo modo aparece en la relación de casas monásticas de la diócesis de Girona del siglo xiv.  

 

El priorato fue suprimido definitivamente el 1592 por el papa Clemente VIII, al producirse la secularización de Vilabertran. Fue en este momento que pasó a ser la parroquia del municipio de Masarac en substitución de Sant Martí de Masarac, convertida en su su sufragánea. Actualmente ésta ha recuperado el culto parroquial, pero los oficios solemnes se celebran en Santa Maria de l’Om.

 

El edificio actual es un templo de dos naves con sendos ábsides semicirculares, que ha sido objeto de diversas modificaciones desde la etapa inicial románica del siglo xi, cuando constaba de una nave con ábside semicircular y cubierta probablemente de madera. Parece que dos siglos más tarde se le añadieron sendas naves laterales dotándolo de planta basilical. Las naves se cerraban con dos ábsides semicirculares y se comunicaban a través de dos hileras de tres arcos formeros de medio punto por lado. Observando la parte superior de los arcos que separan la actual nave central de la del lado sur, se pueden ver las dos ventanas de doble derrame, decoradas con un friso de dientes de sierra, que iluminaban el templo original, cegadas en el momento de construirse las naves laterales. Dichas ventanas, al igual que el aparejo primitivo, guardan cierta similitud con elementos de la abadía de Vilabertran, a la que pertenecía el priorato de l’Om.

 

Del conjunto basilical se perdió por completo la nave lateral norte en un momento no determinado, posiblemente a causa de un derrumbe que debió provocar la caída de la bóveda hacia el último cuarto del siglo xviii, si nos basamos en la fecha de 1783 que figura en la decoración del interior y que se supone se llevó a cabo tras la restauración del edificio. El muro norte y la mitad oriental del ábside central corresponden, por tanto,  a la etapa barroca y destaca su aparejo de piedras irregulares trabadas con abundante mortero. Dejamos constancia de que en la zona central del muro quedan unas hiladas posiblemente de la etapa románica y que en otro tramo se reaprovecharon sillares procedentes del derrumbe pero colocados de forma arbitraria.

 

De la inspección visual del edificio se desprende que del templo románico primitivo sólo queda en pie la parte meridional, en concreto la mitad del ábside central que permite imaginar la decoración a base de arcos ciegos, apenas visible, y parte de una ventana adovelada de medio punto; la composición del ábside recuerda la de la canónica de Santa Maria de Talló (Baixa Cerdanya), datada en el siglo xii. De la segunda etapa románica se puede apreciar la nave lateral sur, con una ventana de doble derrame y arco de medio punto monolítico, coronada con un campanario de doble óculo, y toda la fachada de poniente. El aparejo del frontis es a base de sillares de piedra caliza de buena factura, dispuestos en hiladas regulares que en algunas zonas conservan el arrebozado y algún resto de los esgrafiados de la etapa barroca.  

 

El elemento más destacable del edificio es, sin duda, la portada, que podemos datar hacia finales del siglo xii. Preside la fachada occidental y está formada por seis arquivoltas en gradación, adoveladas, y por dintel y tímpano lisos. Dos de las arquivoltas, la tercera y la quinta, están decoradas en el caveto con bolas y cordón trenzado respectivamente, y se sostenían por dos pares de columnas con capiteles esculturados a ambos lados y ábacos en caveto, y por pilastras. Del conjunto sólo queda una columna de fuste cilíndrico liso, y un capitel de piedra arenisca muy deteriorado, que apenas permite adivinar la forma de animales fantásticos. Los cimacios se prolongan a ambos lados de la puerta en toda la fachada. Sobre la puerta se abre una ventana de doble derrame que en su parte exterior está formada por tres arcos de medio punto en gradación que arrancan de impostas lisas en caveto.

 

La composición de esta fachada recuerda otras similares como la cercana de Sant Pere de Navata, o las menos próximas de Sant Esteve de Llanars, Sant Cristòfol de Beget (ambas en el Ripollès) o Santa Maria de Tolouges (Rosellón). De todo ello se desprende que esta portada formaría parte del grupo realizado por los denominados talleres roselloneses que, según Puig i Cadafalch i Durliat, ejercieron de difusores del arte románico a ambos lados del Pirineu.

 

La parte alta de la fachada se sobrealzó en el siglo xviii, a la par que se construía la espadaña de la nave lateral. Ésta está adosada al patio de la masía vecina y desde el interior se pueden ver una puerta y una ventana que conservan los arcos de medio punto. Se supone que por esta puerta se comunicaba con las dependencias del antiguo priorato y que el claustro ocupaba lo que hoy es el patio de la masía. Cabe esperar que en un futuro se pueda realizar una intervención arqueológica que seguramente haría visibles dichas estructuras.

 

Texto Montse Jorba i Valero – Fotos: Carmen Ropero Mochales-Montse Jorba i Valero– Planos: Núria Dolors Vila Costa

 

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 265-270; Barral i Altet, X., 1981, p. 204; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 568-570; Durliat, M., 1948-1950, IV, p. 10; Gifré i Ribas,  P., 2000, p.  310; Monsalvatge i Fossas, F., 1908, p. 102; Pladevall i Font, A., 1968, p. 58; Pons i Guri, J. M., 1964-1965, pp. 25, 54, 74; Villanueva, J., 1803-1852, p. 22.