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Fachada oeste de Sant Esteve de Maranyà

Identificador
17195_03_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.091944, 3.046389
Idioma
Autor
Consuelo Vila Martí
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Esteve de Maranyà

Localidad
La Tallada d'Empordà
Municipio
La Tallada d'Empordà
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Esteve de Maranyà

Descripción

Iglesia de Sant Esteve de Maranyà

 

La iglesia de Maranyà se encuentra en la parte más elevada de este pequeño pueblo, que fue ya un asentamiento romano tal y como se deduce de los numerosos restos de cerámica antigua que se encuentran, fácilmente, en las tierras de los alrededores del templo. Se llega por un camino asfaltado que sale de la Tallada d’Empordà, en la antigua carretera de Figueres (C-31A), perfectamente señalizado. Dista 1’6 km hacia el noroeste.

 

Las primeras noticias de la existencia del templo dedicado a san Esteban son de las Rationes Decimarum de 1279 y 1280. Se trata de un edificio de una sola nave con un ábside semicircular alzado sobre zócalo de cantos rodados y decorado con lesenas y arcuaciones ciegas, con un total de cinco lesenas separadas por series de dos arquillos. En el tramo más meridional, y en el del centro del ábside, hay sendas ventanas de doble derrame, coronadas por arcos de medio punto adovelados.

 

La totalidad del edificio está alterado, en altura, por un sobrealzamiento fortificado, similar al de tantas otras iglesias de la zona. En los muros laterales se adosaron sendos contrafuertes para compensar los empujes imprevistos de la fatiga estructural acarreada por estas obras de fortificación. En el muro sur encontramos una ventana de similares características a las absidiales, y también los vestigios de una puerta, que debió ser la primitiva, hoy tapiada. Dicha puerta es de arco de medio punto adovelado, y provista de dintel; el tímpano, constituido por sillarejo, carece de ornamentación alguna.

 

La fachada de los pies presenta un aparejo diferente al del resto de los muros, que parece revelar una primera reforma en el edificio, todavía dentro del periodo románico. Luego, la parte más alta, con el óculo y la espadaña superior, son ya producto de otra remodelación mucho más tardía. La portada es de doble arco de medio punto, con dintel y tímpano lisos. Una chambrana recorre el perímetro del arco y acaba a nivel de las impostas; el grafismo de esta moldura conjuga bocel, escocia y filete, de abajo a arriba.

 

La nave se cubre con bóveda de cañón corrido y se abre con un doble arco triunfal a la bóveda del ábside, de cuarto de esfera. El interior está totalmente encalado, lo que no permite ver el aparejo original, pero guarda interesantes restos pictóricos en el ábside, que se comentan a continuación. También estaban decorados los muros y la bóveda de la nave, donde se han recuperado algunos restos de policromía imitando sillares.

 

En el exterior, el aparejo románico es de mampostería con abundante mortero, aunque las piezas están bien dispuestas en hiladas rectas y homogéneas. El paramento de la fachada oeste es, como se ha dicho, distinto, a base de sillares de mayor tamaño y mejor corte, pulidos y bien alineados. En el sobrealzado se empleó una mampostería bastante tosca que es característica de las obras del período moderno.

 

Por las características descritas podemos afirmar que Sant Esteve de Tor se construyó en el siglo xi, aunque la fachada debió rehacerse entre finales del siglo xii y principios del xiii.

 

 

Pintura mural

 

El ábside de Maranyà conserva in situ decoración mural de época románica. Si bien el paso del tiempo ha desconchado y deslucido bastante la superficie pintada, aun es apreciable la calidad del dibujo y los colores.

 

El discurso se divide en tres registros superpuestos, recientemente restaurados y de coloración brillante. La cuenca absidial es el espacio más deteriorado, en el que apenas se distingue, a la izquierda, la parte baja de una representación imposible de identificar correctamente. La franja intermedia se separa mediante una franja rojiza, a la altura de la mitad de la ventana central del ábside. En este sector se desarrolla un ciclo sobre la vida de Cristo, en la que se han identificado (de derecha a izquierda) las escenas de la Natividad, la Anunciación a los pastores, un milagro de Jesús y la Presentación en el templo. Cabe esperar nuevos estudios que puedan arrojar alguna nueva luz sobre estas pinturas, puesto que continua siendo muy aventurado sacar conclusiones sobre los temas representados, debido a lo poco que se puede apreciar de algunos personajes (por ejemplo, en la Anunciación a los pastores sólo se identifican unos pies descalzos).

 

El registro inferior está algo mejor conservado y deja leer, a la izquierda una escena de la lapidación de san Esteban muy compleja, llena de personajes en actitudes de gran movimiento. Sin separación de ningún tipo, sigue a esta escena una Crucifixión muy completa, con la Virgen y San Juan a los pies de la Cruz, medallones con el Sol y la Luna en la parte superior, y, a la derecha, otros dos personajes con túnicas y mantos largos que se acercan, tradicionalmente identificados con Longino y Estefatón. Detrás de esta escena aparecen las tres Marías en su visita al sepulcro, con la figura nimbada del Ángel mostrando el interior de una edificación vacía, que debe ser el sepulcro.

 

El arco triunfal estuvo pintado con decoraciones geométricas y fitomórficas de las que aún se pueden ver pequeños retazos.

 

Desde un punto de vista estilístico, cabe destacar en el conjunto la abundancia de representaciones figurativas, con personajes de canon alargado, rasgos faciales esquemáticos y grandes ojos almendrados, que se mueven con cierto dramatismo y con remarcable intención narrativa. Particularmente, en la escena de la lapidación  de san esteban podemos ver la violencia de los movimientos tanto de los personajes que llevan las piedras en la mano como del mismo santo.

 

El conjunto se ha vinculado al llamado círculo de Osormort, de notable difusión en la región ampurdanesa (Sant Joan de Bellcaire). En base a ello deberían fecharse en el siglo xii, aunque es difícil precisar si en el primer cuarto o en la mitad de esta centuria.

 

Texto y fotos: Consuelo Vila Martí – Planos: Nuria Picas Contreras

 

 

Bibliografía

 

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